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  • Guillermo “el Pelado” López: “Mi papá se fue a dormir y no despertó”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/10/2025 04:33

    MI CIELO - PELADO LÓPEZ Basta verlo y sale solo: “El Pelado de CQC. El de los besos. El de la pelotita", o sea Guillermo López, oriundo de Ramos Mejía, presenta Mariano Iúdica a su nuevo invitado a su particular y emotiva entrevista lúdica, Mi Cielo. Y a continuación explica las reglas del juego: “Tranquilo, tranquilo que no estás muerto. Esto sería como la VTV de los autos, ¿viste?, pero acá hacemos la VTA, la Verificación Técnica del Alma. Y te vamos a dar unas herramientas para que bajes y continúes este camino. Esto es un espacio del Edén, una sala de espera celestial". “Usted es un tipo muy querido en el ambiente. Muy inteligente y muy perspicaz”, define Iúdica. “Fui inteligente para hacerme pasar por inteligente”, replica al toque Guillermo López justo antes de abrirse como pocas veces lo hizo en una entrevista -según sus propias palabras-, con un tema que volverá una y otra vez, la relación y la partida de sus padres. “Debe haber sido la nota en la que hablé más en serio en toda mi carrera, pero lindo. Tengo una mezcla acá, entre angustia, disfrute de recordar los lindos y la suerte que tenemos ahora, de volver a salir a que nos pegue el sol”, dirá al final de todo. "Encarar a Pergolini fue un antes y un después. Yo estaba convencido de que lo iba a convencer, me tenía confianza. Era un partido muy complicado ir a proponerte como un nuevo notero de Caiga Quien Caiga cuando no había lugar para muchos noteros encumbrados" (Foto: Maximiliano Luna) Acá, los momentos más destacados de la charla: Mariano: —Bueno, Guille, antes que nada, ¿algo que quieras borrar antes de entrar? El día que te toque, yo aprieto un botón y borro todo. Pelado: —Vos sabés que en el último tiempo estuve buscando gente para disculparme de algún chiste fuera de lugar en mis tiempos de notero. Había chistes que estaban mal y me di el gusto de hacerlo. No hace falta dar los nombres. O sí, por ejemplo le pedí disculpas a Dolores Barreiro por una nota que hicimos y bardeamos gratuitamente a su marido, Matías Camisani, que la verdad es un divino. Y un sueño frustrado: bueno, ¡yo quería ser el 9 de River!, jugaba bien al fútbol, exquisito; copiaba al Enzo (Francescoli), a quien tuve el lujo de conocer y abrazar. Mariano: —El día que te toque, ¿con qué tema te gustaría entrar? Pelado: —Me gusta mucho el rock nacional. Pensaba en “Paloma”, de Calamaro. Mariano: —¿Qué decisión tomaste, con fe y con confianza, que te cambió la vida para ser este Guillermo López? Pelado: —Encarar a Pergolini. Mariano: —Ese fue un mojón en tu vida. Pelado: —Un antes y un después. Yo estaba convencido de que lo iba a convencer y de hecho tuve la suerte hace poco de que me invite a su programa y reconstruir ese momento. Yo me tenía confianza. Sabía que era un partido muy complicado ir a proponerte como un nuevo notero de Caiga Quien Caiga cuando no había lugar para muchos noteros encumbrados. Mariano: —Claro, era como ir a proponerte ahora a la Selección de Scaloni... Pelado: —Era como caerle a Gallardo y decirle “Tengo la solución para vos. Soy el nueve que estabas buscando”. Y fue un antes y un después en mi carrera -siempre lo digo-, pero en mi vida personal también porque yo venía de Ramos con el mango justito. Fui confiado y además insistí porque no fue la primera vez. Fui en abril; después “Volvé en noviembre” y después, “Vení en febrero”. Mariano: —Una persistencia que los chicos hoy no tienen... Pelado: —Si insistís, si estás convencido, si confías en vos y tenés fe, esto puede pasar. Yo había escuchado por ahí que había que escribir un deseo, pegarlo en la heladera y leerlo todos los días. Escribí Voy a quedar elegido. Soy el mejor. ¿La verdad? No me lo creía un carajo, pero lo leía todos los días mientras esperaba que me llamen para la prueba. Mariano: —¿Sos de tener miedos? Pelado: —Siempre le tengo mucho respeto a lo que venga, más en los últimos años con el COVID, que terminé internado... Además, creo que haber perdido a mi viejo de tan chico me marcó. Eso de “Ojo, que mañana no sabés...” Porque lo de mi papá fue de un día para el otro: se fue a dormir y no despertó. Mariano: —¿Cómo fue? Pelado: —En la casa de mi madre. Yo justo ese día no estaba porque me había ido a dormir a la casa de la que era mi novia, yo tenía 19 años, ella 18... Entonces me quedó como una foto el día anterior que estaban mi viejo y mi vieja en la puerta de mi casa. Todo muy de barrio. “Chau, chau”. Y bueno, no lo vi nunca más. Entonces decía “Bueno, si Dios quiere y tengo suerte y vivo hasta los 90 años -sacaba cuentas-, me faltan 71 años para encontrarme, si es que nos vamos a encontrar”. Cosas así pensaba. Mariano: —¿Y quién te dio la mala noticia? Pelado: —Entonces no existía el celular, mi vieja era mi despertador. Ella me llamaba a las siete para levantarme para ir a vender golosinas, que en ese momento era mi trabajo. Me llama y además me cuenta que mi papá esa noche no se había sentido bien y se había querido quedar durmiendo en el sillón del living; en esos días, él estaba con un estado depresivo. Y de pronto ella se da cuenta que mi papá había fallecido. Entonces me vuelve a sonar el teléfono y me da la noticia en diez segundos: “Venite para acá que papá se murió”, así nomás, ni me acomodó. Creo que eso me marcó mucho. Ella hizo lo que pudo. Para ella fue peor, estaba ahí. Pero creo que eso me generó una cosa como de siempre estar como alerta. "Mi mamá encontró a mi papá en el sillón, durmiendo, abrazado a la almohada, como dormía habitualmente; elijo creer que se durmió, que nunca se enteró.... Porque en el caso de mi mamá, estuvo diez días internada antes de fallecer. A lo último, le decía: 'Si volviera a nacer, te volvería a elegir como mamá'” (Foto: Maximiliano Luna) Mariano: —¿Seguís con el mambo de la sonada del teléfono? Pelado: —Me quedó grabado eso de que suena el teléfono y puede ser algo tremendo. Siempre estoy como un poco preocupado por las personas que quiero. ¿Y si se van? Mariano: —Bueno, pensá que te toca entrar y vas a tener el on demand segundo a segundo de tu vida. ¿Qué te gustaría revivir? Pelado: —Hace poco más de un año perdí a mi madre. Tengo un momento que la subí a un cuatriciclo, nunca se había subido. O sea, ya era gracioso verla arriba de un cuatriciclo a los 80 años. Yo manejaba con las manos escondidas, pero parecía que piloteaba ella; atrás iba mi hermano también. Fue un momento tan feliz de los tres: el vientito pegando en la cara, y ella se empezó a hacer la payasa (¡era muy payasa!). Así que volvería a ese momento que fue muy hermoso. Mariano: —¿Y qué otra cosa te gustaría ver que nunca te animaste a profundizar? Pelado: —Y quizás miraría ese momento previo en que mi mamá encuentre a mi papá y poder por lo menos quedarme tranquilo. Que se durmió y no se sintió mal. De hecho, mi mamá encontró a mi papá en el sillón, durmiendo, abrazado a la almohada, como dormía habitualmente; lo que me hace creer -y elijo creer- que se durmió, que nunca se enteró. Porque en el caso de mi mamá, estuvo diez días internada antes de fallecer. Verla irse de a poco es muy feo, ¿viste? En el último tiempo me acuerdo de decirle “Si volviera a nacer, te volvería a elegir como mamá”. Ya estaba un poco perdida, no recordaba bien... A mí siempre me reconoció, hasta el último día. Mariano: —¿Qué pregunta que nunca te animaste a hacer -sobre tu historia, sobre tus padres, sobre amigos- te gustaría saber? Pelado: —Estoy tratando de pensar, porque tuve tanto diálogo con mi vieja. Inclusive cuando pasa lo de mi papá, le llegué a preguntar “¿Pero vos chequeaste bien?" O sea, mi ilusión era “¿No estará desmayado?“ Y cuando murió mi vieja tuve una charla con un médico donde me explicó que no había nada más que hacer que dejarla tranquila y que ella partiera cuando quiera... Y cuando pasó me encontré con una tristeza que me duró muchos meses. Mariano: —Y el día que entres, si te preguntan: ¿por qué llegaste al cielo? Pelado: —Porque creo que me he portado bien. He sido un buen compañero, un buen hijo, buen amigo, buena pareja. Me lo merecía. Mariano: —Cuando bajes vas a poder sacar el dolor a una persona de tu vida diaria que vos sepas que va con el Tramontina clavado y no se lo puede sacar ni con terapia. ¿A quién le sacarías ese dolor? Pelado: —Por suerte los cercanos están bien y siento que sin dolor. Pero tengo un amigo que está en un momento de mucha tristeza por una ruptura amorosa y si pudiera hacerle tiki y que pueda mirar que a lo mejor dentro de seis meses le espera algo mejor... Porque muchas veces en mi vida estuve ahí. Sé lo triste que es. Mariano: —Bueno, la última: cuando bajes, vas a poder traer a uno de los que está acá adentro durante dos horas... Pelado: —Y, me llevaría mi viejo porque con mi vieja estoy al día y con mi viejo me quedaron muchísimas cosas pendientes. Y como creo que es la persona más buena que conocí en mi vida, inclusive más buena que mi madre; nunca lo escuché hablar mal de nadie, ni pelearse con nadie y mucho menos cagar a alguien. Laburaba de 7 a 19, venía con un sobre con la plata, sacaba para los puchos y para la nafta y el resto, para mi mamá, para mí y para mi hermano. Un tipo tan bueno que digo “Bueno, a ver si fue justo que se vaya tan rápido” y aparte ponernos al día, contarle todo lo que me pasó. Imaginate, creo que lo vio desde algún lado. Mariano: —¿Qué harías, te tomarías un whisky, un café? Pelado: —Primero lo abrazaría. Mi viejo tomaba mate todo el día y a mí no me gusta, así que armaría mate y en homenaje a él me tomaría unos buenos mates con él. "¿Arrepentimientos? Estuve buscando gente para disculparme de algún chiste fuera de lugar en mis tiempos de notero. Y un sueño frustrado: yo quería ser el 9 de River, jugaba bien al fútbol, exquisito; copiaba al Enzo (Francescoli), a quien tuve el lujo de conocer y abrazar" (Foto: Maximiliano Luna) Mariano: —¿Qué es lo primero que le contás? Pelado: —Primero que la cuidé a Nelly todo el tiempo que él no estuvo. Pero eso ya lo debe saber. Y después le diría “¿Viste?, Dios fue muy generoso conmigo. Me dio más de lo que preciso. Superó mis expectativas. Y todo lo que vos querías para mí, me pasó y más” Y ya que estamos cerrando, lamento no haber podido compartir la buena cuando en un momento me compro mi segundo cero kilómetro... porque mi papá nunca tuvo un cero kilómetro literal. Puse las manos en el volante -¡mi papá me enseñó a manejar a los 14 y tuve que esperar cuatro años para el registro!- y dije “¡Puta!, qué lástima no poder ir ahora y decirle ‘Toma, pa, manejate un 0 Km ya que no tuviste esa posibilidad’“. Así que, bueno, siempre lo tengo presente. Mariano: —Bueno, Guille, hermosa verificación, hermoso ejercicio. Pelado: —Debe haber sido la nota en la que hablé más en serio en toda mi carrera, pero lindo. Tengo una mezcla acá, entre angustia, disfrute de recordar los lindos y la suerte que tenemos ahora, de volver a salir a que nos pegue el sol. Fotos: Maximiliano Luna

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