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» Misioneslider
Fecha: 23/10/2025 01:20
El pacto entre Banco Central de la República Argentina y Departamento del Tesoro de Estados Unidos apunta a estabilizar el peso y abrir un nuevo capítulo económico. El lunes en Buenos Aires se firmó un convenio que, más que un simple guiño internacional, podría marcar un antes y un después para la economía del país. Se trata del acuerdo de swap de monedas por 20 000 millones de dólares entre Argentina y EE.UU. Una jugada fuerte en un momento delicado: elecciones a la vista, una inflación que vuelve a presionar y reservas en tensión. ¿En qué consiste el acuerdo? El swap es un mecanismo en el que Argentina se compromete a entregar pesos al Tesoro de EE.UU., que a su vez pondrá a disposición dólares para el país. En palabras del Banco Central de la República Argentina: “se busca contribuir a la estabilidad macroeconómica, preservar precios y promover un crecimiento sostenible”. No es un préstamo convencional: tiene carácter de respaldo “stand-by”, lo que genera expectativas y, al mismo tiempo, cautela. ¿Por qué ahora y qué lo disparó? El contexto lo explica: La economía argentina arrastra desequilibrios crónicos, recesión técnica y una caída del consumo que se vuelve tangible para cientos de miles de familias. Río Negro+1 Las elecciones legislativas se acercan: para el gobierno de Javier Milei es clave mostrar cartas de estabilidad antes del 26 de octubre. El Economista+1 En ese escenario se genera un componente de confianza: tanto para el mercado como para la población. Que un aliado internacional firme contigo puede operar como señal de tranquilidad… si se lo cree. ¿Cómo impacta en la gente de a pie? Aunque el acuerdo suene muy técnico, tiene efectos concretos: Un dólar más tranquilo puede implicar que los precios de productos importados, viajes o insumos se moderen en la velocidad de aumento. Si el peso logra sostenerse, la brecha entre oficial y paralelo puede bajar, lo que influye en ahorros y decisiones de compra. Pero no todo es inmediato: este tipo de acuerdo no resuelve por sí solo la inflación, el desempleo o la caída de ingreso real. Aquí entran en juego reformas, ejecución política y condiciones externas. Los escépticos hablan y no es para menos Varios analistas advirtieron que aunque el swap es una herramienta potente, no es la panacea: La economía persiste con tensiones: caída de actividad, pérdida de empleos privados y reservas que siguen bajo presión. El uso del mecanismo tiene plazos, condiciones y puede implicar costos si se activa. El factor político: en economía las señales importan tanto como las medidas. Si el mercado interpreta que el acuerdo es más político que técnico, puede perder efectividad. ¿Y ahora qué viene? El camino a seguir es tan importante como el anuncio. Algunos de los focos serán: ¿Cómo cambiarán los indicadores clave: inflación, tipo de cambio, empleo, actividad industrial? En otros términos: un premio a la credibilidad, si se cumple. Y si no, la factura volverá a caer sobre los mismos de siempre. ¿Cuántos dólares efectivamente ingresarán y cómo distribuirán? ¿Qué harán las autoridades para utilizar ese respaldo como ancla y no como alivio momentáneo?
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