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  • El celular llega demasiado pronto y preocupa a chicos y familias Noticias

    Villaguay » Infor-villaguay

    Fecha: 22/10/2025 09:59

    El acceso temprano de los niños a teléfonos inteligentes (celulares) se ha convertido en un fenómeno que genera alarma entre padres y especialistas de toda la región, incluyendo Paraná. La psicóloga Carla Magali Toso, matrícula 2219, referente en el Instituto de Ciencias del Deporte de Paraná y con consultorio en Villaguay 20, advierte que esta tendencia afecta directamente la creatividad, la socialización y la salud física y emocional de los menores. Según Toso, los dispositivos funcionan hoy como un “chupete electrónico”, reemplazando actividades tradicionales de juego y aprendizaje. “Antes los chicos se entretenían con juguetes, juegos al aire libre o manualidades; ahora la pantalla se convierte en el refugio constante. Esto limita su capacidad de frustración, concentración y construcción de vínculos sociales”, explica. Estudios internacionales recientes respaldan esta preocupación. Un informe sobre más de 3.000 padres de menores de 12 años reveló que la mayoría ya posee un teléfono inteligente. Incluso, el 85% de los niños utiliza plataformas como YouTube desde edades muy tempranas, algunas incluso antes de los 2 años. Los especialistas consideran que este acceso prematuro responde en parte a la presión social y a la necesidad de comunicación inmediata con los adultos. Toso señala que la rutina moderna, donde ambos padres trabajan y los tiempos de cuidado son más acotados, favorece el recurso rápido del celular. “Se convierte en un lugar seguro para mantener la calma del hogar, mientras los adultos realizan sus actividades. El problema es que, al buscar comodidad, estamos comprometiendo el desarrollo de nuestros hijos”, advierte la profesional. El informe destaca que, aunque el 86% de los padres reconoce la importancia de limitar el tiempo frente a la pantalla, solo el 19% logra cumplir de manera constante las normas. Además, el 80% percibe que los perjuicios de las redes sociales superan los beneficios, sobre todo en la salud emocional y la calidad de sueño de los menores. Entre las estrategias recomendadas, los expertos coinciden en aplazar la entrega del primer teléfono, sugiriendo esperar hasta los 16 años, cuando los chicos cuentan con mayor madurez emocional y capacidad de gestión de riesgos digitales. En paralelo, Toso propone alternativas que no impliquen conectividad constante, como teléfonos limitados a llamadas y mensajes, relojes inteligentes supervisados o actividades recreativas offline. El establecimiento de reglas claras en el hogar es otra herramienta central. Según la especialista, la consistencia en horarios de uso, participación en tareas escolares, descanso nocturno y tiempo familiar contribuye a un manejo responsable de la tecnología. “Cuando los niños participan en la definición de estas normas, es más probable que respeten los límites y se responsabilicen por su propio comportamiento digital”, asegura. El efecto de la pandemia también potenció esta problemática, ya que la virtualidad y las plataformas digitales se consolidaron como parte de la educación formal y actividades recreativas. “Hoy los chicos pasan más tiempo frente a pantallas, lo que aumenta riesgos de problemas atencionales, estrés y dificultades para socializar. Incluso se observan alteraciones en la visión y hábitos de sueño. La exposición constante afecta el desarrollo de nuevas neuronas y la neuroplasticidad en pleno crecimiento”, agrega Toso. Frente a este escenario, la especialista hace un llamado a los adultos para que acompañen activamente la crianza, evitando que el dispositivo se convierta en sustituto de la atención, la enseñanza y la comunicación. Las familias pueden fomentar actividades alternativas: juegos al aire libre, lectura, deportes y talleres creativos, favoreciendo un desarrollo integral. En Paraná y toda la región, la recomendación de los profesionales apunta a que los padres tomen decisiones conscientes sobre la introducción de tecnología en la infancia, priorizando la interacción humana y el desarrollo emocional por sobre la inmediatez digital. “No se trata de demonizar los celulares, sino de enseñar a utilizarlos de manera responsable, dentro de un marco seguro y supervisado”, concluye Toso. A esto se suma la preocupación de docentes y orientadores escolares, que observan cada vez más casos de niños con dificultades para sostener la atención o gestionar la frustración. “En las aulas se nota la diferencia entre los chicos que pasan muchas horas con pantallas y aquellos que tienen rutinas más variadas. Los primeros suelen mostrar impaciencia, menor tolerancia a la espera y menor capacidad de juego simbólico”, detalla una maestra de nivel inicial consultada por UNO. Además, los profesionales de la salud advierten que el uso prolongado de pantallas puede derivar en trastornos posturales, sedentarismo y aumento de la obesidad infantil, al reducir el tiempo dedicado a la actividad física. En ese sentido, el Colegio de Nutricionistas de Entre Ríos recomienda complementar los límites digitales con una alimentación equilibrada y hábitos de movimiento cotidianos. El rol del Estado y las instituciones educativas también aparece como clave. Diversas escuelas en Paraná comenzaron a implementar programas de “educación digital responsable”, donde se enseña a los alumnos el valor de la desconexión, el respeto por la privacidad y la importancia de cuidar el tiempo frente a las pantallas. “Queremos que los chicos entiendan que el teléfono no es un enemigo, pero tampoco un amigo que siempre tiene la razón”, señala una orientadora del nivel primario. Por su parte, la psicóloga Toso insiste en que el cambio debe ser cultural y gradual. “No sirve prohibir, sino acompañar. Si los adultos están todo el día con el celular, los chicos imitan ese modelo. El ejemplo es la herramienta más poderosa para educar”, resume. En síntesis, el avance de la digitalización en la infancia exige que la comunidad educativa y las familias articulen estrategias preventivas que preserven la creatividad, la sociabilidad y la salud de los más pequeños. La intervención temprana y la educación digital son fundamentales para garantizar que los niños crezcan equilibrados y con habilidades sociales sólidas, evitando que el celular se transforme en un sustituto de su tiempo y aprendizaje. Recomendaciones para un uso responsable de celulares en la infancia Los especialistas coinciden en que el acceso temprano a los dispositivos digitales debe ser gradual y siempre acompañado por un adulto. La Organización Mundial de la Salud recomienda evitar cualquier exposición a pantallas en menores de 2 años, y limitarla a un máximo de una hora diaria en niños de 2 a 5, con contenidos adecuados y supervisión. A partir de los 6 años, el uso debe estar pautado dentro de rutinas familiares que incluyan pausas, movimiento y descanso. En los hogares, se aconseja definir zonas y momentos “libres de pantallas”, como las comidas, la hora de dormir o las reuniones familiares. También es clave fomentar actividades analógicas: juegos de mesa, deportes, lectura o manualidades, que estimulan la creatividad y la interacción. Los adultos cumplen un rol central como modelos. “El ejemplo es más poderoso que la prohibición: si los padres están siempre conectados, los chicos reproducen ese comportamiento”, remarca la psicóloga Carla Toso. Enseñar a convivir con la tecnología sin depender de ella es, según los expertos, uno de los mayores desafíos de esta generación.

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