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» Diario Cordoba
Fecha: 22/10/2025 07:24
Si en 2017 nos hubieran dicho en Córdoba que existen 42 artistas contemporáneos florales en todo el mundo, el número de los que ya han participado en las ocho ediciones de Flora, ni nos lo habríamos imaginado. Y no es porque en Córdoba haya faltado nunca gusto artístico ni cultura de la flor, que para eso tenemos una Fiesta de los Patios única en el mundo. Pero por entonces nos caía muy lejos la pasión con la que viven las creaciones florales en Centroeuropa, en el Reino Unido, en círculos de países americanos, en el Lejano Oriente... Por ejemplo, en Japón el ikebana, El camino de la flor, es toda una filosofía de vida rayana en el misticismo y hasta en lo religioso. Como el bushido, El camino del guerrero de los samuráis, pero con menos sangre y más florido. Pues bien, hace poco vi uno de esos rankings de especialistas (una lista confeccionada en EEUU que barría un poco para casa) de los más populares artistas florales del mundo. Aluciné al saber del trabajo desde Los Ángeles de Jeff Leatham y Eric Buterbaugh, de Philippa Craddock y Nikki Tibbles en Londres, Karen Tran en San Diego, Atsushi Taniguchi en Tokio, Preston Bailey en Nueva York... «Tranquilo, ya vendrán a Flora», me dije. Sobre todo al ver que en la relación también figuraban Maurice Harris, al que vi tapeando en una taberna cercana al Arqueológico, donde montaba su instalación; y Emily Thompson, un genio artístico y un encanto de persona que asombró el año pasado con su instalación en el Patio de los Naranjos. Sin embargo, y llegada la octava edición de Flora, con la Fiesta de los Patios ya centenaria y un prestigioso Real Jardín Botánico, ¿no debería Córdoba aspirar a más, completar el círculo como referente del mundo floral en el Sur de Europa? Si Flora 2024 movió 46,9 millones de euros y generó 68 empleos, según un informe de la Universidad Loyola, ¿es descabellado pensar en una industria complementaria que afiance a Córdoba como ciudad de la flor? De entrada, con la formación. Hay 14 escuelas y academias de arte floral reconocidas en España, entre las que se pueden citar por su prestigio la Escuela Española de Arte Floral (Madrid), la Andaluza (Sevilla), la Valenciana y la Escola D’Art Floral de Catalunya. ¿Tan raro sería que en Córdoba se impartieran estos conocimientos atrayendo a alumnos de todos los sitios? Y además, ¿saldrían los números si se potencia el cultivo de la flor, la comercialización y su transporte con ayudas y el respaldo de esa marca ‘Córdoba’ que tanto vale? Ahí lo dejo. Pero ya que estamos brotando, convendrán conmigo que quedarse sin florecer del todo sería como ser, nunca mejor dicho, un capullo. n
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