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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/10/2025 18:59
La variedad de palabras tabú revela la riqueza cultural y lingüística de cada sociedad analizada en el estudio (Imagen Ilustrativa Infobae) En un mundo donde las palabras pueden ser armas, puentes o espejos de la sociedad, un estudio internacional publicado en Nature ha desvelado cómo el lenguaje tabú, lejos de ser un fenómeno marginal, constituye un rasgo universal de la comunicación humana. La investigación, que abarcó 13 idiomas y 17 países de los cinco continentes habitados, reveló que aunque todas las culturas poseen palabras “prohibidas”, la cantidad, el tipo y el grado de ofensividad de estos términos varían de forma notable entre comunidades. Así, mientras los alemanes identificaron en promedio 53 palabras tabú, los hablantes nativos de inglés en el Reino Unido y los hispanohablantes en España mencionaron solo 16, una diferencia que ilustra la riqueza y complejidad de los tabúes lingüísticos a escala global. El estudio, liderado por Simone Sulpizio de la Universidad de Milano-Bicocca y Jon Andoni Duñabeitia de la Universidad Nebrija de Madrid, junto a un equipo de cuatro docenas de investigadores de 18 laboratorios, se propuso cartografiar el universo de las palabras tabú a partir de la percepción y producción espontánea de hablantes nativos. El análisis internacional mostró que insultos y términos ofensivos evolucionan y cambian según el contexto histórico Según Nature, participaron más de 1.000 personas, todas residentes en sus países de origen y sin dificultades lingüísticas, quienes debieron escribir libremente todas las palabras que consideraban tabú en su idioma. El proceso, cuidadosamente estandarizado y adaptado a cada contexto cultural, permitió construir una base de datos inédita que refleja tanto los puntos en común como las divergencias entre sociedades. Patrones universales y diferencias culturales en el lenguaje tabú Los resultados mostraron que, aunque existen patrones universales, las diferencias culturales y lingüísticas son profundas. Por ejemplo, términos como “mierda” o sus equivalentes aparecen entre los más frecuentes en inglés, finlandés e italiano, pero no ocupan posiciones destacadas en francés, neerlandés, español ni alemán. En contraste, insultos dirigidos a mujeres, como “perra”, emergen en todas las culturas analizadas, lo que, en palabras de Duñabeitia recogidas por The Guardian, “refleja la realidad de sociedades donde las mujeres han sido maltratadas, apartadas de las tareas cotidianas y relegadas a un segundo plano”. El alemán, con su capacidad para formar palabras compuestas, sobresale por la extensión de su léxico tabú, mientras que en Italia la blasfemia mantiene una presencia destacada, con más de 24 términos relacionados con la Iglesia y 17 variantes de expresiones que implican ofensas a Dios, un fenómeno que Sulpizio atribuyó a la influencia histórica del Vaticano y la tradición católica. El lenguaje prohibido cumple funciones psicológicas y sociales más allá de la simple transgresión entre los hablantes (Imagen Ilustrativa Infobae) La investigación publicada en Nature identificó varias categorías principales de palabras tabú: insultos sexuales, de género, raciales, religiosos, referencias a discapacidades, deseos de muerte y términos políticos. Los insultos sexuales y de género, especialmente aquellos dirigidos a mujeres o que aluden a la sexualidad femenina, dominan las listas de palabras más ofensivas en la mayoría de los idiomas, con una presencia especialmente marcada en Asia oriental, países eslavos y comunidades hispanohablantes. Los insultos raciales y homofóbicos, por su parte, ocupan un lugar central en la anglosfera y Europa Central, mientras que las blasfemias han perdido peso en casi todos los países, salvo en Italia. Factores psicológicos y sociales del uso de palabras tabú El estudio también revela sesgos de género y minorías en la composición del lenguaje tabú. Según Nature, los hombres tienden a utilizar palabras prohibidas con mayor frecuencia y con mayor carga ofensiva que las mujeres, aunque ambos géneros coinciden en la percepción de qué términos resultan más tabú. Además, los insultos suelen dirigirse a grupos sociales considerados “desviados” de las normas tradicionales, como mujeres sexualmente activas, personas LGTBIQ+ o minorías étnicas, lo que subraya el papel del lenguaje tabú como herramienta de discriminación y control social. Italia destaca por el gran número de blasfemias y referencias religiosas entre sus palabras tabú (EFE/Raskolnikov) Desde una perspectiva psicológica y social, el lenguaje tabú cumple funciones que van mucho más allá de la simple transgresión. Nature detalla que estas palabras permiten regular emociones, intensificar la comunicación, reforzar la identidad grupal, inducir reacciones emocionales intensas e incluso reducir el dolor físico. La frecuencia de uso varía según la personalidad, el contexto y la relación entre interlocutores, pero en promedio, una persona pronuncia una palabra tabú cada dos minutos de conversación. Además, estas palabras se recuerdan mejor, captan la atención y requieren un mayor control cognitivo que otros términos, lo que las convierte en herramientas lingüísticas de gran poder. Implicaciones sociales, culturales y limitaciones del estudio Las implicaciones sociales y culturales del estudio son amplias. Según el estudio, el lenguaje tabú refleja y moldea los valores, normas y tensiones de cada sociedad. La proliferación de insultos y palabras prohibidas en redes sociales, facilitada por el anonimato, ha endurecido el discurso y ampliado el alcance de la discriminación. Al mismo tiempo, la evolución de términos como “feminazi” ilustra cómo el léxico tabú se adapta a los cambios sociales y políticos, convirtiéndose en un termómetro de las transformaciones culturales. Los insultos hacia minorías y colectivos LGTBIQ+ siguen marcando la diferencia en el uso de lenguaje prohibido (REUTERS/Marton Monus) El análisis de las diferencias entre países que comparten idioma, como España y Chile, pone de manifiesto que la cultura local influye tanto como la lengua en la percepción y uso de las palabras tabú. Por ejemplo, el término “maricón” es igualmente tabú en ambos países, pero resulta más ofensivo en España que en Chile, mientras que “puto” es más ofensivo en Chile. Estas variaciones subrayan la necesidad de considerar el contexto sociocultural específico al estudiar el lenguaje prohibido. No obstante, los autores advirtieron sobre las limitaciones del estudio, ya que la forma en que se formularon las instrucciones podría haber influido en las respuestas de los participantes, y que la relación causal entre el carácter tabú y las dimensiones emocionales de las palabras aún no está clara. Además, aunque la muestra es amplia y diversa, muchas lenguas y comunidades siguen sin representación en la literatura psicológica, lo que invita a futuras investigaciones a ampliar el alcance y la profundidad del análisis. El estudio ofreció una radiografía sin precedentes del lenguaje tabú a escala global, pero sus resultados no deben interpretarse como una justificación para el uso de palabras ofensivas. La percepción de lo que es tabú o insultante varía entre culturas y personas, y ninguna calificación baja de ofensividad puede servir de excusa para emplear términos que dañan o excluyen a otros.
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