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» Misionesopina
Fecha: 21/10/2025 18:41
A una semana de las elecciones legislativas del 26 de octubre, la gran incógnita en Misiones no pasa tanto por los nombres que encabezan las boletas, sino por dónde se reacomodarán los votos que en junio fueron a Ramón Amarilla (19%) y Martín Arjol (7%). En política los números no se heredan, y menos cuando el escenario cambió, los candidatos no son los mismos y el clima social es otro. Los votos no se transfieren Por más que Amarilla levante la mano de Germán Palavecino, candidato del Partido FE, no hay transferencia automática de votos. Lo que Amarilla representó en junio —bronca, protesta y outsiderismo— difícilmente se traduzca en respaldo al nuevo postulante. Una parte de esos casi 19 puntos podría migrar hacia el Frente Renovador de la Concordia, otra hacia el PAyS de Cacho Bárbaro, y otra, menor, hacia La Libertad Avanza. El voto “amarillista” no tiene dueño: fue una expresión de rechazo a todo lo establecido, una mezcla de antipolítica y desilusión. La incógnita es cómo se comportará ese electorado sin quien fuera su líder, convertido hoy en una figura más opaca, que asumirá como diputado provincial en diciembre. La incógnita radical El caso de Martín Arjol es diferente pero también decisivo. El exdiputado radical cosechó en junio un voto que no fue enteramente radical: hubo sectores PRO, libertarios descolgados e incluso antikirchneristas dispersos. Si el voto era genuinamente radical, podría volver ahora a la lista de la UCR, encabezada por Gustavo González. Pero si era más un voto “anti-renovador”, ese electorado podría migrar a La Libertad Avanza, donde Hartfield busca consolidarse como el candidato de la oposición al oficialismo provincial. Entre Amarilla y Arjol sumaron cerca del 26% de los votos, un caudal que puede inclinar la balanza y redefinir el tablero misionero. Los tres que pelean Hoy el escenario parece concentrarse en tres fuerzas: El Frente Renovador de la Concordia , que parte desde una base sólida del 28,6% obtenido en junio, con el exgobernador Oscar Herrera Ahuad como principal figura. Todo indica que crecerá, impulsado por la visibilidad territorial y la maquinaria electoral que caracteriza al oficialismo. , que parte desde una base sólida del obtenido en junio, con el exgobernador como principal figura. Todo indica que crecerá, impulsado por la visibilidad territorial y la maquinaria electoral que caracteriza al oficialismo. La Libertad Avanza , que con Diego Hartfield buscará retener sus 21,8 puntos , aunque su desafío será demostrar que puede sostener el voto nacional en clave provincial. , que con buscará retener sus , aunque su desafío será demostrar que puede sostener el voto nacional en clave provincial. El Frente Popular Agrario y Social (PAyS), con Cacho Bárbaro, aparece fortalecido por su perfil combativo y su discurso antiliberal, que puede captar parte del descontento rural y de los trabajadores. Los demás partidos —FE, Fuerza Patria, UCR, Activar, FORJA, Partido Libertario y otros— parecen competir por nichos menores, con pocas chances reales de acceder a una de las tres bancas en juego, salvo que alguno logre una elección sorpresiva e inesperada. Polarización o tres tercios La gran pregunta es si el resultado se polarizará entre Renovación y LLA, o si se consolidará una elección de tres tercios, con el PAyS sumándose a la disputa mayor. Esa definición no es menor: de eso depende si el oficialismo logra una victoria cómoda o si el reparto de bancas se da en tercios equilibrados. El Frente Renovador buscará consolidar su discurso provincialista de cuidar lo que se logró, de una gestión ordenada y cercana al ciudadano. La Libertad Avanza, por el contrario, se juega a mantener la ola libertaria en un contexto de recesión económica y una devaluación inminente que erosiona el apoyo al Gobierno. Y el PAyS, con su raíz agraria y popular, apunta a representar el voto castigo al modelo económico nacional provincial y al apoyo provincial, sobre todo por el deterioro de las economías regionales. Los indecisos, el voto que vale oro Hay una porción del electorado —tal vez un 15% o 20%— que todavía no definió su voto. No votan coordinados ni en bloque, pero serán los que definan la elección. Las próximas jornadas serán cruciales: los mensajes de cierre, los gestos de los candidatos, las últimas fotos y los silencios también cuentan. Esta vez, con una sola boleta y once opciones, el voto misionero se volverá más consciente y más político. Detrás de cada marca, habrá una elección de fondo: acompañar o enfrentar el modelo nacional de ajuste. Y los votos que en junio fueron rebeldes, dispersos o de protesta, tendrán la última palabra sobre qué voz llevará Misiones al Congreso: una voz que repita o una voz que represente.
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