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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/10/2025 08:40
Expertos señalan que los análisis de sangre detectan alteraciones internas antes de que se manifiesten síntomas (Imagen Ilustrativa Infobae) A partir de los 40 años, el cuerpo experimenta cambios fisiológicos que afectan la energía, el metabolismo y el sistema cardiovascular. Realizar un seguimiento periódico de estos cambios mejora la prevención de enfermedades y ayuda a mantener la salud durante la mediana edad y etapas posteriores. Distintos expertos coincidieron en que los análisis de sangre se mantienen como uno de los métodos más fiables para evaluar el estado interno del organismo. El entrenador personal Matt Roberts, citado por The Telegraph, destacó que, pese a los avances tecnológicos en monitoreo de la salud, los análisis de sangre constituyen “el pilar de un buen régimen de salud proactivo”. El cuerpo experimenta cambios fisiológicos a partir de los 40 años que afectan energía, metabolismo y salud cardiovascular (Imagen Ilustrativa Infobae) Roberts explicó a The Telegraph que “aconsejo a todos los que entreno en el gimnasio que se hagan estos chequeos regulares para asegurar su salud”. Además, señaló que alrededor de los 40 años el cuerpo inicia un deterioro más notable, y estos análisis permiten monitorear y controlar el proceso. 1. Colesterol: equilibrio esencial para el corazón El colesterol se divide entre HDL (bueno) y LDL (malo), y mantener su equilibrio es fundamental para la salud cardiovascular. Ambos tipos cumplen funciones relevantes, como la reparación de vasos sanguíneos y el correcto funcionamiento del organismo. Cuando el LDL se eleva, crece el riesgo de aterosclerosis, obstrucción arterial e infarto. El NHS recomienda niveles de HDL superiores a 1,0 mmol/L (milimoles por litro, unidad para medir el colesterol en sangre) en hombres y 1,2 mmol/L en mujeres, y LDL por debajo de 3,0 mmol/L. El control del colesterol es fundamental para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas tras los 40 años (Imagen Ilustrativa Infobae) La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere mantener el colesterol total por debajo de 5,0 mmol/L y el colesterol no HDL (colesterol total menos el HDL e incluye todas las partículas de colesterol “malo”) por debajo de 4,0 mmol/L. Desde los 40 años, la capacidad de eliminar LDL disminuye, de modo que resulta crucial controlar sus valores mediante ejercicio y una alimentación rica en fibra y grasas cardiosaludables, como frutos secos y pescado azul. 2. Función tiroidea: clave para la energía y el metabolismo La tiroides regula el metabolismo, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal. Es importante evaluar los niveles de tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), ya que un desequilibrio provoca fatiga, aumento de peso y alteraciones del colesterol. Roberts mencionó al medio británico que la función tiroidea suele ignorarse, aunque puede explicar baja energía y ganancia de peso inexplicable. La función tiroidea influye en el metabolismo y la energía, y su evaluación es esencial en adultos mayores (Crédito: Freepik) El hipotiroidismo afecta a un 10% de la población, y la prevalencia en mujeres mayores de 60 años se sitúa entre el 12% y el 20%. Tras detectar un problema, un nutricionista puede orientar sobre ajustes en la alimentación y el sueño. 3. Testosterona: relevante para hombres y mujeres La testosterona disminuye a partir de los 30-40 años en ambos sexos, lo que repercute en la salud cardiovascular, el peso y el bienestar emocional. El entrenador explicó: “Es importante saber dónde están tus niveles de testosterona porque, con el apoyo adecuado, es posible aumentarlos de nuevo, lo que mejora la salud cardiovascular y puede evitar un aumento de peso innecesario”. En hombres, el NHS considera óptimos los valores entre 10 y 25 nmol/L (nanomoles por litro); sin embargo, pueden aparecer síntomas molestos si bajan de 15. La medición requiere supervisión médica, y si los resultados son bajos, es recomendable consultar a un especialista. 4. Vitamina D: importancia y deficiencia frecuente en adultos La deficiencia de vitamina D representa un problema importante de salud pública en Sudamérica. Un estudio publicado en Nutrition Reviews reveló que el 34,76% de la población presenta niveles insuficientes de vitamina D, a pesar de la abundante radiación solar en la región. En regiones con baja exposición solar, la deficiencia de vitamina D afecta a una gran proporción de la población adulta (Crédito: Freepik) La vitamina D es esencial no solo para la salud ósea, sino que diversas investigaciones la asocian con la función cognitiva y la prevención de enfermedades. Niveles bajos en sangre se vinculan con deterioro cognitivo, aunque aún se requieren más análisis para confirmar los beneficios de la suplementación en este aspecto. Además, los suplementos de vitamina D se emplean en el tratamiento de trastornos hereditarios como la hipofosfatemia, en casos graves de deficiencia que producen pérdida mineral ósea, dolor y debilidad muscular u osteomalacia, así como en la reducción del riesgo de esclerosis múltiple a largo plazo. Las recomendaciones generales sugieren una ingesta diaria de 600 UI (Unidades Internacionales) para personas de 1 a 70 años y 800 UI para quienes superan los 70. El control de los niveles de vitamina D debe realizarse mediante análisis de sangre, especialmente en presencia de síntomas o en poblaciones de riesgo. Presión arterial: alerta de riesgo cardiovascular Aunque no es un análisis de sangre, la medición de la presión arterial es esencial. Refleja los hábitos alimentarios, la actividad física y los niveles de estrés, y su incremento con la edad eleva el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. En Argentina, tres de cada diez adultos conviven con hipertensión arterial sin saberlo, una condición silenciosa que se expande como pandemia global y eleva el riesgo de infarto (Imagen Ilustrativa Infobae) La Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial recomendó mantener la presión en 120/80 mmHg después de los 40; cifras por encima de 130/85 requieren evaluación médica. El control depende de reducir el consumo de sal, realizar actividad física moderada y limitar el alcohol. Es posible medirla en farmacias, clínicas o consultas médicas. Esto permite introducir cambios preventivos y preservar una mejor salud a largo plazo.
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