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  • Richardet: “Necesitamos políticas de género para prevenir que los discursos de odio pasen al acto”

    Parana » AIM Digital

    Fecha: 20/10/2025 17:16

    El caso Laurta se presenta como la dura radiografía de la escalada de los discursos de odio y su materialización en la violencia real y extrema. “Como activistas, como profesionales, instamos a los medios de comunicación a que no reproduzcan discursos de odio y antifeministas, porque así como hubo un consenso democrático donde no se le da espacio en un medio de comunicación a un nazi o a un fascista, tampoco podemos darle lugar a los discursos o a los activismos antifeministas, porque sabemos que hay algo directamente proporcional con la escalada de la violencia”, dijo a AIM la militante feminista y licenciada especialista en género, Tatiana Richardet. “El caso Laurta, lamentablemente, es una radiografía de lo que las feministas venimos anunciando hace mucho como síntoma. Los discursos antifeministas, dentro de los múltiples discursos de odio, llevan a una escalada de la violencia y materializan la violencia real”, dijo Richardet a esta Agencia. “Enrique Stola, psiquiatra especialista en masculinidad, menciona que Laurta pasó de un activismo antifeminista a consumar un hecho de violencia extrema, la radiografía de que a mayor violencia simbólica se producen escaladas de violencia física real, extrema, como es el doble femicidio y el femicidio vinculado del remisero”, explicó Richardet. En este sentido, “nosotras pensamos y venimos anunciando que esta proliferación de los discursos de odio, habilitada de sobremanera por los Gobiernos de extrema derecha, por el liberal libertarismo, lo que hacen es demostrar cómo la violencia simbólica, los discursos de odio y puntualmente el discurso antifeminista escalan de manera directamente proporcional a cometer violencia extrema”. La referente feminista recordó que además Stola “dice que el activismo antifeminista es un tipo de riesgo, este referente de Varones Unidos, espacio que ejercía violencia digital y que tenía como referentes a ideólogos del Gobierno de Milei como Agustín Laje y Márquez, es un cachetazo de realidad de cómo el activismo antifeminista y los discursos de odio llevan a la violencia extrema, no solo con el caso Laurta, sino que en Estados Unidos hay múltiples casos donde los activistas antifeministas eran simpatizantes de Donald Trump y cometieron crímenes extremos”. Advirtió también Richardet que, “Muchos exponentes de la derecha libertaria, como Benegas Lynch, vienen diciendo que las políticas de género no han servido para nada. Por el contrario, necesitamos políticas de género para prevenir que estos discursos de odio pasen al acto, a cometer violencia extrema, femicidios”. También señaló la especialista: “Venimos siendo testigos de la enorme cantidad de violencia simbólica, no solo desde los espacios de militancia y activismo antifeminista como el que conducía Laurta, sino que ha proliferado en términos de marketing, muchísimos videos se han viralizado como el caso Shell donde secuestraban a una mujer y la tiraban en una bolsa de consorcio, o en San Juan para hacer marketing de una fiesta de halloween hacen un video con el secuestro de una mujer, un estudiante en Bariloche que se disfrazó de una mujer violada. Está completamente habilitada la violencia simbólica”. Richardet recordó que, “en el auge del feminismo de masas en el 2018 y todo lo que conllevó la construcción de políticas de género esta violencia simbólica tenía una suerte de limitación por todos los programas que había de prevención y visibilización; de la misma manera que la Ley de Medio, que nunca se aplicó, hablaba de sanciones a este tipo de violencias. Hoy es muy difícil que con este Gobierno, que comparte y tiene como ideólogo a Agustín Laje, referente de Laurta y Varones Unidos, se pueda llegar a volver a tener políticas de género”. “Como activistas, como profesionales, instamos a los medios de comunicación a que no reproduzcan discursos de odio y antifeministas, porque así como hubo un consenso democrático donde no se le da espacio en un medio de comunicación a un nazi o a un fascista, tampoco podemos darle lugar a los discursos o a los activismos antifeministas, porque sabemos que hay algo directamente proporcional con la escalada de la violencia”, remarcó. “No solo pasamos de un Gobierno y un Estado que desmanteló las políticas de género, de protección a las víctimas de violencia por razones de género, sino que desde el feminismo venimos hablando de un antifeminismo de Estado. Así describimos a Donald Trump, a Javier Milei, en sus discursos de odio. Esto es lo que hace que escale y recrudezca la violencia real, la violencia física, la violencia extrema. Está empezando a existir un antifeminismo de Estado y eso es absolutamente peligroso para la vida de las mujeres y las disidencias”, advirtió Richardet.

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