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  • Cristhian Lell, de un accidente a campeón mundial junto a su hija

    Parana » Uno

    Fecha: 19/10/2025 17:55

    El seguiense Cristhian Lell, de 41 años, logró el título en el World Championship Open ITFU 2025, mientras su hija Nicole también se consagró campeona. A los 17 años, Cristhian Lell , oriundo de Seguí, Entre Ríos, sufrió un grave accidente doméstico que marcó su vida para siempre. Estuvo al borde de perder su pie izquierdo y los médicos le aseguraron que no volvería a caminar. Sin embargo, aquella adversidad se convirtió en el punto de partida de una historia de superación que hoy inspira a todo el país. Después de aquel episodio, el entrerriano, hoy con 41 años, comenzó a practicar taekwondo, dando sus primeros pasos en un camino que transformaría su destino. Lo que empezó como un desafío personal se convirtió en una pasión y en una filosofía de vida. Con constancia, disciplina y determinación, fue superando sus límites hasta posicionarse entre los mejores del mundo. De Seguí a la cima: Cristhian Lell y su hija Nicole conquistan el oro mundial Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Cristhian Lell (@lellcristhian) En 2021, cuando se preparaba para los clasificatorios del Mundial 2022, una nueva lesión volvió a ponerlo a prueba, la rotura del ligamento cruzado posterior de la pierna derecha, la misma que durante años había soportado la carga del esfuerzo. Pese a ello, logró clasificar y representar a la Argentina en los Países Bajos. Aunque aquella experiencia no culminó con una medalla, lo convenció de que podía llegar a lo más alto. Tras su regreso al país, se sometió a una cirugía y realizó un extenso proceso de rehabilitación durante todo 2023. Ese año fue clave para su fortalecimiento físico y mental, marcando el inicio de una nueva etapa en su carrera. En 2024, volvió a la competencia con una rehabilitación de alta calidad y viajaba hasta Buenos Aires (1.000 kilómetros ida y vuelta) para entrenar junto a su equipo. Aquel sacrificio dio frutos, ganó el Panamericano 2024 y, más tarde, el Nacional 2025. Finalmente, el gran objetivo llegó en el reciente World Championship Open ITFU 2025, realizado en Buenos Aires (el evento fue organizado por el Gran Maestro Fabián Pini, quien tuvo un papel fundamental en la realización del campeonato). Allí, Lell compitió en la categoría Senior (36-45 años) hasta 80 kilos y, tras años de esfuerzo, disciplina y preparación integral, se quedó con la Medalla de Oro y el título mundial, alcanzando el sueño que había perseguido durante tanto tiempo. Además, este título tuvo un significado aún más especial, ya que su hija Nicole Lell, de 11 años, también se coronó campeona mundial, obteniendo la Medalla de Oro en la categoría Lucha (10-11 años) y la Medalla de Bronce en la categoría Formas. Cristhian Lell dialogó con Diario UNO En diálogo con UNO, Cristhian recordó su difícil recuperación tras un grave accidente a los 17 años, la motivación que lo llevó a comenzar taekwondo pese a las adversidades físicas, la experiencia de competir lesionado en el Mundial 2022, el compromiso demostrado en los largos viajes para entrenar, y la emoción que sintió al consagrarse campeón mundial junto a su hija Nicole, compartiendo un sueño cumplido en familia. —Tuviste un accidente muy grave a los 17 años, ¿cómo fue ese momento y qué te impulsó a no rendirte cuando te dijeron que no volverías a caminar? —Estaba cortando el pasto cuando una cuchilla se salió volando y me atravesó el pie izquierdo de lado a lado. Se me abrió completamente y la herida se infectó, lo que complicó todo el proceso de recuperación. Pero lo que me motivó a no rendirme tuvo mucho que ver con la edad. Cuando uno es joven, tiene una fuerza interior muy grande, esas ganas de seguir adelante, de vivir, de crecer. —¿Qué significó para vos empezar taekwondo después de tantos años de recuperación y con todo en contra físicamente? —Para mí, arrancar taekwondo tuvo mucho que ver con una tarea pendiente de chico. Desde pequeño, me gustaron las artes marciales y siempre quise practicarlas. Cuando empecé, no pensaba en mis limitaciones, simplemente me adapté a lo que podía hacer. Sabía que había cosas que no podía hacer, aunque con el tiempo fui ajustándome y trabajando. —Sufriste una lesión fuerte antes del Mundial 2022 y aún así competiste, ¿qué aprendiste de esa experiencia y cómo te preparaste para volver más fuerte? —Se me rompieron los ligamentos cruzados posteriores de la pierna. Esto tiene que ver con la exigencia que me había impuesto toda la vida, siempre cargando más peso en la pierna derecha, porque el accidente inicial había sido en la izquierda. Aun así, logré clasificar trabajando solo con la parte superior del cuerpo, y con mucho esfuerzo, pude viajar a competir a Países Bajos, a pesar de esa dificultad. Después de competir, me operé. Muchos decían que no volvería a hacerlo, aunque realicé una rehabilitación de alta calidad y me recuperé rápidamente durante todo 2023. En 2024 empecé con un torneo pequeño para probarme, más que nada para vencer mis propios miedos. Aunque no gané, me sentí muy bien y supe que debía seguir mejorando. Luego apareció el Panamericano, me preparé de manera rigurosa y logré el campeonato. Después gané el Nacional, y finalmente cerré el broche de oro con el Mundial. —Viajar 1.000 kilómetros solo para entrenar muestra un nivel de compromiso enorme, ¿qué te motivaba a seguir con tanto esfuerzo y sacrificio? —Hice muchas locuras para poder viajar a Buenos Aires y entrenar con los mejores. Ese fue el impulso que me permitió alcanzar el nivel que tengo hoy. Viajaba 1.000 kilómetros ida y vuelta. Pero lo que me motivaba era esa hambre, ese fuego sagrado interno, esa sed de victoria. Quería ser campeón mundial. Eso era todo lo que quería en mi vida, y no me importaba nada más. —Hoy sos campeón mundial y tu hija también, ¿cómo viviste ese momento y qué representa para vos compartir este sueño cumplido en familia? —Hoy soy campeón mundial, y haber logrado ese campeonato junto a mi hija le dio un valor aún más profundo. Ella sabe que esto era algo que yo soñaba y que me parecía muy lejano, aunque hablábamos mucho al respecto. Compartir este sueño en familia es algo muy especial, porque es nuestro diamante, nuestro tesoro y nuestra fortaleza.

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