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» La Capital
Fecha: 19/10/2025 11:24
Algunos dicen que vulnera el derecho a jarra, pero los gastronómicos aseguran que el agua potable sigue siendo de acceso gratuito, mientras la filtrada es un servicio caro de mantener y tiene fines ecológicos Las redes desataron una polémica por la venta de agua filtrada en bares rosarinos. Son botellas de vidrio que, en lugar de agua mineral, se rellenan con agua corriente que pasa por un filtro . Algunos establecimientos cobran las botellas una vez o (especialmente en restaurantes de alto nivel) las incluyen en el servicio de mesa) y las rellenan de manera libre, mientras otros las comercializan por unidad. Los defensores del derecho al agua dicen que vulnera esa prerrogativa, mientras que los gastronómicos aseguran que el agua potable sigue siendo de acceso gratuito, pero la filtrada es un servicio que se cobra porque es caro de mantener y tiene fines ecológicos: reducir el consumo de plástico. Desde el Concejo, en tanto, le bajaron los decibeles a la discusión, y dijeron que no hay violación a la normativa. En Rosario, por disposición de la ordenanza municipal 9.465 de 2015 y la ley provincial 13.935, los bares y restaurantes tienen la obligación de otorgar de manera gratuita una jarra de agua potable ante el pedido de los clientes. En ese sentido, Aníbal Faccendini, titular de la Cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) e impulsor de esa normativa, afirma que "es incorrecto que no se brinde información clara y veraz al consumidor, y que se trabaje sobre el hecho consumado" . A qué se refiere: "El equívoco radica en que la gente suele pedir agua, no agua mineral, lo que según el Código Alimentario Argentino implica agua proveniente de la canilla, incolora, inodora e insípida. Sin embargo, algunos locales traen esta supuesta agua filtrada, sin aclarar con qué sistema se filtra, ni si es segura. Además, no permiten llevarse lo que sobra y, peor aún, la cobran. En definitiva, lo que esconden es que se trata de agua potable, que debe servirse gratuitamente según la ley". Para Faccendini, en la ley de jarras se establece claramente que el agua potable no se cobra: es libre y gratuita. "Este error que se viene dando en algunos bares de Pichincha deja a los consumidores en una situación de indefensión. Es una práctica arbitraria, ya que los locales deben informar claramente a los ciudadanos qué tipo de agua están ofreciendo antes de cobrársela en el ticket. Si no, el comensal tiene todo el derecho de defensa para rechazarlo", aclaró. >> Leer más: Lanzan una campaña por el derecho a la jarra de agua gratis en bares y restaurantes La defensa A nivel local hay dos empresas que ofrecen el sistema de agua filtrada: AQA y Agua Local. Las máquinas se conectan al servicio de red, y con un sistema de filtros, purifican el agua. Tienen un sistema de enfriado instantáneo, que permite servirla a temperatura natural o fría, con y sin gas, lo que evita la necesidad de refrigerar, teniendo a disposición agua de forma ilimitada y lista para servir, lo que reduce el espacio de almacenamiento. A los dispensers se les hace un mantenimiento periódico con limpieza. Reinaldo Bacigalupo, de Mercado Pichincha y titular de algunas franquicias en las que se sirve agua filtrada en botella de vidrio a aproximadamente $2.800, tomó la lanza en defensa de los gastronómicos, y explicó que es un servicio "caro" para los establecimientos que se hace "por razones ecológicas", y no para aumentar la rentabilidad. De hecho, dijo que según el tipo de local, a veces es más conveniente quedarse con el sistema tradicional de pedirle agua embotellada a las grandes marcas como Pepsi o Coca-Cola. "Nosotros usamos la marca AQA, unas máquinas de tecnología italiana. No tiene el mismo sabor que la embotellada en plástico, el vidrio y la eliminación de impurezas lo mejora. Y las botellas son más grandes: de 750 mililitros, en vez de 500. No interfiere con el derecho de jarra, porque eso es un acceso gratuito que tiene cualquiera. Esto es un servicio", analizó. En tanto, dijo que de este modo "se reduce el consumo de botellas de plástico reemplazándolas por recipientes reutilizables con tapa a rosca metalizada. De este modo cuidamos el planeta, ya que disminuyen el impacto ambiental reduciendo la huella de carbono que produce la fabricación, el transporte y el descarte de botellas de plásticas, que tardan hasta 500 años en degradarse", puntualizó. >> Leer más: Santa Fe reglamentó la denominada ley de jarras No es para todo el mundo De todos modos, dijo que las decisiones las toman las marcas en Buenos Aires. "Tanto el Club de la Milanesa, como Dashi o Tea Connection (todas marcas que explota su grupo en la ciudad) lo hacen por un tema ecológico, y son decisiones que se toman a nivel cadena, nosotros no definimos estos cambios desde Rosario. Cada una lo hace por distintas razones. En el caso del Club de la Milanesa, es conocido el compromiso que tienen con el medio ambiente. Es la primera cadena libre de plástico del país", aclaró. Sin embargo, descartó que sea una medida para aumentar la ganancia de los comerciantes. "Este tipo de medidas están pensadas para cierto tipo de establecimiento, no cualquiera puede afrontarlo porque se paga un abono mensual por el servicio que no es barato, son 300 o 400 mil pesos según el equipo. Cada restaurante tiene que entender sus costos antes de meterse. Y si hacés la cuenta, muchas veces termina siendo más económico y rentable seguir con las botellas de plástico de las marcas tradicionales, lamentablemente", contó. Para dar un ejemplo, mencionó la hamburguesería Ronnie, también de Grupo 83, que es un negocio local: "Ronnie no lo puede pagar, porque vende más gaseosas y bebidas alcohólicas. Todo depende de cómo ofrezcas el servicio: si cobrás por única vez o por botella, cuánto lo cobres, y también de cuánto te roben los envases. Hay lugares con muchas mesas al aire libre donde los clientes se confunden y se las llevan a su casa, pensando que son no retornables, y las reposición de vidrio son caras", especificó. >> Leer más: Los nueve bares históricos más antiguos de Rosario que siguen funcionando Experiencia personal Faccendini dijo que para corroborar lo que se vio en redes, fue con su familia a comer a un bar en bulevar Oroño: "Pedí agua potable y me trajeron una botella de vidrio con un emblema, abierta. La bebí, y luego me la quisieron cobrar. Les expliqué que estaban violando la ley de jarras, pero el encargado mantuvo su posición. Pedí que me detallaran en el ticket cuánto me cobraban por el agua potable; el ticket nunca apareció. Evidentemente, el agua que tomé era la del derecho de jarra, y no correspondía pagarla", contó. En tanto, subrayó que lo que pide a los bares que incurren en estas prácticas es que "se ajusten a la norma jurídica". "Si venden agua mineral, no hay debate: viene en botella cerrada y el consumidor sabe lo que está comprando. Pero si es agua potable, bajo ningún punto de vista puede cobrarse mientras la persona está consumiendo en el local, porque nadie pide agua filtrada", ironizó. Además, llamó a los consumidores a la acción: "Por un criterio de buena fe, exigimos que se termine con este ardid o artificio, que vulnera el derecho humano al agua, porque se exponen a sanciones, multas o clausuras. Invitamos a los ciudadanos a pedir siempre el ticket fiscal donde conste si se les cobra por agua potable, y ponemos a disposición el correo [email protected] para recibir denuncias y derivarlas a las autoridades competentes", manifestó. >> Leer más: Cada vez abren más bares de vinos y crece la tendencia entre los jóvenes Normativa Desde el Concejo también se expresaron sobre el debate, y sostuvieron que no hay una violación de la normativa. "Es un servicio que se paga y es bastante alto; algunos lugares me comentaron que el mantenimiento puede superar los 400.000 pesos por mes. Se trata de agua mineralizada, no de agua corriente, que sale fría y puede servirse con o sin gas. Por eso algunos lugares cobran por este servicio", expresó la edil Anahí Schilbelbein, del bloque Radical. "Esto, sin embargo, no contradice el derecho a la jarra de agua, que cualquier persona puede solicitar en cualquier lugar y que está garantizado por ordenanza en nuestra ciudad desde hace varios años. Inclusive, hay establecimientos que lo ofrecían antes de la aprobación de la norma, como el Comedor Balcarce", marcó la dirigente , vinculada a la temática gastronómica con varias iniciativas, como el GPS del Sabor y la ordenanza de Bodegones Notables. La concejal dijo que no cree que el tema marque una polémica: "No le veo sentido, sobre todo en un contexto donde los sectores comerciales, y particularmente el gastronómico, están pasando por momentos muy difíciles. Debates como este pueden generar expectativas negativas o desinformación sobre los establecimientos de la ciudad. El acceso al agua de canilla gratuita está garantizado: personalmente lo solicito cuando voy a restaurantes, bares, cafeterías o pastelerías, y siempre me lo dan", cerró.
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