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  • El Legado del Moconá a los guardaparques misioneros

    » Noticiasdel6

    Fecha: 19/10/2025 09:45

    El 19 de octubre no es un día cualquiera en las Áreas Naturales Protegidas de Misiones. La fecha es un recordatorio que nació de una tragedia para convertirse en un día inspirador: honra la memoria de Horacio Foerster, el guardaparque que en 1993 perdió la vida en el Parque Provincial Moconá durante el rescate de un visitante. Su sacrificio se convirtió en un legado que cada guardaparque lleva consigo como un mandato silencioso. En el Día del Guardaparque Misionero, Fabio Malosh, un excompañero de Horacio Foerster, recuerda la esencia de un oficio que se ejerce por pasión: la soledad de aquellas guardias de 25 días, la lectura de las señales de la selva y la lucha constante por prevenir antes que sancionar. Si bien la tarea de los guardaparques están relacionada con un oficio romantizado, la vida de estos es una mezcla de vocación extrema, logística compleja y una paciencia infinita, trazada por la protección de la selva. Fabio Malosh, actual director de Áreas Naturales Protegidas del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de Misiones, repasa esa vida y ese compromiso en primera persona, en un derrotero que comenzó hace 26 años. Sus manos, que hoy firman documentos como funcionario dentro del organismo, durante años empuñaron machetes y herramientas desde aquel agreste Parque Moconá. “Me decidí a ser guardaparque después de recibirme de la secundaria, con la idea clara de conservar los recursos naturales de la provincia”, recuerda Malosh, con un dejo de nostalgia. Sus inicios pintan el cuadro de una profesión dura: “Fue en la zona centro, en el Moconá. No había nada. El ingreso era difícil y las guardias eran de 20, 25 días seguidos. Era otra realidad”. Esa realidad forjó en él, y en sus compañeros, una conexión única con el entorno. “Lo que más me gusta, lo que en el fondo es la esencia, es interpretar las señales que te envía la naturaleza”, confiesa. “Ver la evolución de la biodiversidad de la provincia, los secretos que te muestra la selva en los parques… eso no tiene precio”. Hoy, desde otro rol, su mirada se amplía, pero el foco sigue siendo el mismo. “Acá en el Ministerio, mi trabajo es ver los pedidos que llegan desde las distintas áreas, estar capacitados, y transmitir todo lo que se pueda a los superiores. Es un puente: llevar las necesidades de las áreas a donde se toman las decisiones”. La rutina, explica Malosh, está lejos de ser una aventura constante. Es disciplina pura. “Levantarse temprano es la primera regla. Se planifican las actividades del día: control y vigilancia, mantenimiento de los parquizados, de los vehículos y las herramientas. Se chequea el pronóstico del tiempo. Y también está la otra cara: atender las denuncias de los vecinos de los parques”. “Si hay problemas con la presencia de animales silvestres que atacan a animales de la producción o domésticos, somos nosotros los que tenemos que actuar, buscar una solución”, explica. Para Malosh, el núcleo del oficio se resume en tres pilares: “Vigilancia, concientización y educación”. Y sobre estos, hace hincapié: “Buscar sensibilidad en la sociedad es clave». Sabe que no se trata solo de multar, sino de concientizar para que se reconozca el trabajo y, sobre todo, para prevenir. La sombra de Horacio Foerster, ese compañero que ofreció su vida en cumplimiento del deber, sigue presente. Es una inspiración que guía una profesión que, en Misiones, se ejerce desde una pasión que resiste al olvido, a la intemperie y, a veces, a la incomprensión. Es la pasión por descifrar los secretos de la selva y protegerlos, desde adentro o desde un escritorio, con la misma convicción. (Ministerio de Ecología)

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