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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/10/2025 06:44
Madre profesional El Día de la Madre, además de ser una fecha para celebrar y agradecer el amor, la entrega y el trabajo de millones de mujeres, es una oportunidad para mirar más allá, y preguntarnos: ¿qué oportunidades les estamos dando a las madres y a sus familias para prosperar? En nuestro país, sólo 5 de cada 10 mujeres son económicamente activa (trabaja o busca trabajo), frente a 7 de cada 10 varones. Cuando se trata de madres con hijos/as pequeños, la brecha se amplía aún más: muchas se ven forzadas a salir del mercado laboral ante la falta de redes y políticas de cuidado. El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado sigue recayendo abrumadoramente sobre ellas: las mujeres aportan el 76% del tiempo total de cuidado en los hogares argentinos. En otras palabras, en un país que venera a las madres, seguimos sin garantizarles las condiciones que puedan tener un desarrollo laboral pleno. La menor y peor participación laboral de las madres tiene consecuencias sociales y económicas profundas. En Argentina, más del 40% de los hogares con niños pequeños donde la madre no trabaja están en situación de pobreza. Ser madre hoy y no tener trabajo es sinónimo de vulnerabilidad y es uno de los principales vectores de transmisión de la pobreza entre generaciones. Hay pocos temas que merezcan una atención tan prioritaria en la agenda pública. Pero, además, esta realidad también tiene impactos negativos sobre otras dimensiones del desarrollo de sus hijos/as. Un estudio de Harvard analizó datos de 25 países y mostró que las hijas de madres que trabajaron tienen 21% más probabilidades de tener empleo y 29% más de ocupar puestos de supervisión que las hijas de madres que no lo hicieron. En promedio, ganan 6% más a nivel global y hasta 23% más en Estados Unidos. Los hijos varones, por su parte, dedican más tiempo al cuidado familiar: en Estados Unidos, 16 horas semanales frente a 8,5 si su madre no trabajó. Y lo más importante: no hay diferencias en felicidad o bienestar entre los hijos de madres que trabajaron y los que no. El mensaje es contundente: las madres que trabajan están también construyendo un mundo más equitativo. Entonces, el trabajo de las madres no sólo es necesario (porque sin ingresos es difícil criar sin pobreza), sino también estratégico para construir un mundo más justo. Para que esto ocurra, la Argentina debe poner en el centro la creación de empleos de calidad, especialmente para las mujeres y las madres. Y aquí enfrentamos un desafío gigante: hace 15 años que en Argentina no se generan nuevos puestos de trabajo en el empleo formal. Para cambiar esta realidad resulta imprescindible blindar la estabilidad macroeconómica a futuro como condición habilitante. Y, sobre esa base, gestar e implementar una estrategia de desarrollo que permita traducir la potencialidad que tienen nuestros principales sectores productivos en una realidad que sea palpable para toda la población. Aquí es necesario entender que la mayoría de esos sectores no son muy ricos en demanda laboral, por lo que resultará indispensable pensar los encadenamientos productivos que permitan que, alrededor de ellos, se generen puestos de trabajo. La generación de empleo no es solamente un bien en sí mismo, sino que también es lo que logrará dotar de sostenibilidad política, social y económica a cualquier modelo de desarrollo. Entonces, en este Día de la Madre, más que flores, deberíamos regalar oportunidades. Es urgente que la Argentina deje de mirar exclusivamente la coyuntura y pasemos a pensar y consensuar un largo plazo con estabilidad, crecimiento y empleo. Porque cuando las madres trabajan, crecen sus hijas, sus hijos y su país. Es tiempo de que la Argentina transforme su admiración simbólica por las madres en un compromiso real.
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