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  • Explorando historia en calles de Caballito

    » Misioneslider

    Fecha: 18/10/2025 07:31

    En la esquina de Emilio Mitre y José Bonifacio, en Caballito, una larga fila de espectadores locales y extranjeros mira y escucha con curiosidad. Ahí mismo, en donde todos están parados, hay un pedazo de historia porteña rescatada que están a punto de conocer. Con el número 652, el “Anglo” no tarda en aparecer sobre sus rieles y en despertar los murmullos de asombro y aplausos de todos aquellos chicos y grandes que, por primera vez, se subirán a recorrer la ciudad en él. Estos tranvías funcionan ahora como un museo rodante y como un recuerdo de lo que solía ser uno de los medios de transporte más prometedores de la época. El contraste con otras grandes ciudades del mundo es impactante: en muchas el tranvía se mantiene hasta la actualidad como un servicio clave para la ciudadanía. El Tranvía Anglo: Un Paseo por la Historia de Buenos Aires “Bienvenidos al Tramway Histórico de Buenos Aires. Es una creación de la Asociación Amigos del Tranvía, fundada hace casi 50 años con el propósito de recuperar el patrimonio tranviario argentino. Trabajamos por la vuelta del tranvía como medio de transporte público. Desde hace casi 45 años que de forma ininterrumpida, salvo en la época de la cuarentena, que solo los fines de semana y feriados realizamos estos paseos por las calles de Caballito.” Bernater es guía turístico y miembro de esta asociación que se dedica de forma completamente ad honorem a recuperar, recomponer en talleres y sacar a la calle a los tranvías porteños que tuvieron sus días dorados en el siglo XX. Entre esas reliquias está el Anglo, que comparte la edad de Mirtha Legrand, 98 años. El 652 fue presentado en sociedad el 26 de noviembre de 1983 en Buenos Aires, tras recibir una serie de reconstrucciones y modificaciones exteriores por los miembros de Mecánica y Mantenimiento de la AAT. Este “porteñazo” es el que más caminó las calles de Caballito desde el nacimiento de estos recorridos. La fila, llena de chicos y chicas emocionados por su primera vez viajando en tranvía, comienza a moverse hasta el interior. El aproximado de personas a bordo es de 30, la extensión del recorrido es de 2 kilómetros y la duración no supera los 25 minutos: se recorre Emilio Mitre, Rivadavia, Hortiguera y Directorio. Adentro, el maquinista los recibe con alegría e invita a disfrutar de la experiencia. Rodeados de imágenes de otras épocas que cuentan historias, los pasajeros aprecian cada rincón de esta máquina del tiempo. Los chicos, emocionados y efusivos, posan para las fotos que sus papás les sacan. Testimonios de los Pasajeros Entre los presentes, Luciana Sosa y Javier Balbas llegaron con sus hijos. Le cuentan a Clarín que esta es “una manera distinta de recorrer Buenos Aires en familia”. “Es algo único. Nunca en 38 años viajamos en tranvía, es la primera vez de los chicos pero también es nuestra primera vez”, comenta Javier. “Sabíamos que existía porque vimos publicidad en Instagram y TikTok, pero como vivíamos lejos no lográbamos coordinar los horarios para el fin de semana e íbamos para otro lado. La historia es muy buena, son cosas que uno desconoce por lo general. Vale la pena la experiencia”, dice Roxana. La Historia de los Tranvías en Buenos Aires La historia, cuentan los Amigos del Tranvía, se remonta más o menos a 1870, con los primeros servicios tirados a caballo. En ese momento, estos transportes se usaban para conectar las estaciones ferroviarias, Retiro y Constitución, con el centro de la ciudad y Plaza de Mayo. Esos servicios los operaban las mismas líneas de ferrocarriles de ese momento para que los pasajeros que venían en esos trenes no tuvieran que hacer combinaciones para llegar al centro de la ciudad o sus trabajos. Esto se desarrolló así por 20 años hasta que en 1890 empezaron a aparecer los primeros tranvías eléctricos. Como la electricidad era una novedad, en un principio generó rechazo y hasta miedo. Había gente que creía que podría morir electrocutada. Pero tras distintas pruebas a lo largo de los años, la gente terminó viendo que este sistema de transporte era el más eficiente, llevaba más cantidad de pasajeros, y podía ser más rápido a comparación del servicio tirado a caballo. Para 1937 ya existía una red inmensa en la Ciudad de Buenos Aires, concentrada en el centro. En ese contexto, todas las compañías privadas competían por el público y casi todas las calles tenían vías, a diferencia de las zonas periféricas. Llegaron a verse tranvías carteros, tranvías que llevaban encomiendas, tranvías carniceros, tranvías fúnebres, y tranvías cerveceros. El apogeo del tranvía como medio de transporte cesó en 1950, cuando empezaron a aparecer los primeros ómnibus traídos de Estados Unidos. No tardaron en quitar los tranvías, y las últimas líneas circularon con una única compañía estatal que administraba los tranvías restantes. Hasta que en 1962 se retiraron las últimas líneas. En 1976 se crea la Asociación Amigos del Tranvía, la cual comienza a trabajar para rescatar estos tranvías sin ningún tipo de subsidio. “Ninguno recibe pago por su tarea, pero es más fuerte la pasión y el amor al tranvía”, explica Raúl ante su público. Un Paseo por la Ciudad en el Tranvía Anglo “Hoy en el mundo hay más de 500 ciudades con sistema tranviario de última generación, son tranvías largos y articulados que pueden llevar hasta 300 pasajeros con piso bajo, wifi, aire acondicionado, calefacción e insonoridad con el exterior”, añade. El dato contrasta con Argentina, y por eso el sueño de recuperarlos en las calles es tan importante para la asociación.

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