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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/10/2025 02:43
“La verdad es que nunca me imaginé estar de este lado de la cámara. Yo estudié Periodismo y siempre pensé en la producción, en escribir guiones, en estar del otro lado”, se sincera Carolina Barcia, la influencer argentina que comenzó vendiendo ropa y hoy se volvió referente indiscutida de las compras inteligentes en tiempos de crisis. Con naturalidad, recuerda en el ciclo Nacidos en Redes: “Arranqué filmando videítos en el outlet de Miami para mis clientas que me pedían cosas, y después, en vez de mandar videos uno por uno, los subí a las redes. Y se empezó a viralizar”. Así, sin buscarlo, encontró un espacio propio: “No pasé por un proceso de empezar a hacer videos. Directamente me llamó una marca para pagarme después de que un reel explotara. Ese fue el quiebre”. Barcia, con su estilo directo, no duda: “Me gusta comprar marca pero pagar barato”. Su canal, basado en comparar precios entre shoppings y outlets, fue ganando fans de todos los rincones y clases sociales: “La sección Shopping versus Avellaneda fue el quiebre. Hay muchas veces que el blazer de un millón te lo podés llevar igual a 100 mil. ¿Quién va a querer pagar más?”. Su influencia se reconoce, incluso, dentro del propio rubro: “A partir de ese momento, yo no paré de tener la agenda llena para crear contenido”, dice, resumiendo la revolución que su honestidad y ojo crítico generaron en la industria de la indumentaria local en plena crisis económica. Carolina Barcia comenzó como personal shopper y hoy triunfa en las redes —¿Cómo empezó todo? ¿En qué momento dijiste “voy a hacer contenido en redes”? —En realidad, yo tenía la cuenta y vendía ropa. Viajaba y hacía de personal shopper; la gente me pedía cosas del outlet de Miami, yo filmaba lo que había y me encargaban. Empecé a pensar: “En vez de mandar videitos sueltos, subo el video a redes”. Y se empezó a viralizar, los reels explotaron. —¿Cómo funcionaba tu trabajo de personal shopper? —Es re personalizado, cada uno tiene su forma. Yo viajaba, mostraba lo que había y la gente me encargaba. Así arrancó. Empecé con un grupo mostrando videos y eso pasó a las redes. La gente me pedía que también recorriera los outlets de acá. Hice un video en el outlet de Munro y se viralizó, ¡de veinticinco mil seguidores pasé a tener un reel con trescientas mil vistas! —¿Tuviste que esperar mucho para que una marca te llamara? —No, esa semana ya me llamaron para trabajar. No pasé por un proceso, directamente una marca me llamó y me preguntó cuánto cobraba. —¿Cómo supiste cuánto cobrar por tu primer trabajo como influencer? —Como vendía ropa, tenía contacto con influencers y les consultaba. Ese primer video lo cobré cuarenta mil pesos y dos camperas, y a la marca le fue increíble: ganó cincuenta mil seguidores en una semana. —¿Cómo fue ese salto en tu agenda después de viralizarte? —A partir de ese momento, no paré de tener la agenda llena para crear contenido. Antes iba a Avellaneda tres o cuatro veces por semana, a veces tenía que recorrer diferentes outlets el mismo día. Los primeros años fueron muy intensos. —¿Quién te sigue y cómo reacciona la gente de diferentes lugares a tu contenido? —La mayoría son argentinos de todo el país, aunque también me escribía gente de Uruguay cuando el contexto económico era distinto y venían a hacer shopping a Avellaneda. Muchos se quejan porque subo cosas que sólo se consiguen en ciertos outlets y ellos están en otras provincias. Pero el gran quiebre fue cuando hice la sección polémica, Shopping Versus Avellaneda. Ahí empezó a seguirme gente de todas las clases sociales. "El gran quiebre fue cuando hice la sección polémica, Shopping Versus Avellaneda", revela Barcia —¿Las diferencias de precios entre shoppings y outlets son tan grandes? ¿Es realmente la misma prenda? —Muchas veces es el mismo producto. Demostré con videos que la misma campera estaba en una marca y en Avellaneda a precios completamente distintos. —¿Te reconocen o te ponen trabas en las tiendas a la hora de grabar? —Sí. A veces en algunas marcas no me dejaban entrar a grabar. Me reconocían y me decían: “Yo te sigo, pero no podés entrar”. Había derecho de admisión y a veces tenía que ir a otra sucursal para poder hacer mi contenido. —¿Hubo situaciones de conflicto con dueños de marcas por tus opiniones? —Sí, alguna vez me escribió un dueño enojado porque no le gustó lo que mostré. Hicimos una sección con una amiga probando medialunas y lo dijimos tal cual, pero no cayó bien. Uno va aprendiendo, no hay un manual. La gente quiere que digas lo que realmente pensás, pero siempre está el riesgo de ofender. —Con la apertura de importaciones y tantos cambios, ¿qué contenidos y consejos te pide más la gente hoy? —La gente quiere ver cómo comprar de manera inteligente. Hay muchas páginas para comprar afuera, y la gente piensa que es lo mejor, a veces lo es, pero en ropa no siempre conviene. Por ejemplo, para vestidos de fiesta, sí; para suéteres o remeritas, capaz que no, porque los conseguís acá. —¿Qué tres tips clave das para comprar mejor en este contexto? —Uno básico que parece una pavada pero no lo es: si querés ahorrar un poco más, hay que configurar la app para pagar en dólares. Cuando la pasás a pesos, te terminan cobrando más por la conversión. Otro tip es saber bien qué rubros convienen afuera y cuáles no. Por ejemplo, cosas de deco antes convenían mucho, pero ahora con las importaciones los precios acá están bajando. Y el tercero: siempre estar atento a qué comprar en cada momento, porque capaz lo que antes sí era negocio afuera, ahora ya no tanto. —¿Qué mirada tenés sobre el consumo intenso y las críticas al “comprar por comprar”? —No banco el consumo por moda de cosas que ni vas a usar. No quiero trasladarle eso a mi hija. El concepto de compra va mucho más allá de lo necesario, pero no voy con lo descartable. Si es algo de deco y lo vas a usar, genial; si es de plástico y te dura dos usos, no tiene sentido gastarlo ni acá ni en Once ni en ningún lado. —¿Calidad o cantidad? ¿Qué elegís al vestir? —Buena calidad. Prefiero tres remeras buenas que cuarenta baratas que no duran nada. Se nota en la presencia y en cómo te vestís. —¿Se puede conseguir buena calidad a buen precio o es imposible hoy en Argentina? —Para mí el tema es si querés buena calidad y además la nueva colección. El quiebre está ahí. Me gusta comprar marca pero pagar barato, entonces la solución son los outlets y aprovechar liquidaciones. Ahora están empezando a ser muy buenas. Para la influencer, la ropa está bajando de precio —¿Están realmente bajando los precios de la ropa con tanta crisis y cambios en la industria? —Sí, hay cosas que están al mismo precio que el año pasado y ahora tienen mucho más descuento. Es muy polémico todo lo de abrir las importaciones, pero la verdad es que ves descuentos del setenta por ciento por primera vez. Eso no pasaba antes. —¿Cómo ves la situación de los locales y la crisis del sector textil? —Los locales te cuentan que no están vendiendo nada, que están despidiendo gente. Eso está pasando. Muchos dueños y empleadas lo dicen. Hay muchos locales cerrando, es complicada la situación. —¿Por qué son tan caros algunos productos, como una remera básica de algodón? —La industria textil dice que hay muchos impuestos, que es parte del precio altísimo. También pasa que en Avellaneda todo es en efectivo y muchas cosas no se blanquean, así que los precios también salen de ahí. Yo no sé el desglose real, pero no pago una remera a cien lucas, me parece una locura. —¿Recibís muchas críticas o mensajes negativos por mostrar diferencias de precios o compras afuera? —No puedo hacer oídos sordos a lo que consume mi público. Me piden qué estoy comprando, pero la gente se enoja mucho cuando compro afuera. Siempre fue parte de mi cuenta mostrar compras en el exterior, y sé que a veces lo que muestro no es barato, pero es barato comparado con el contexto local. Igual hay mucha bronca cuando muestro que una remera en outlet cuesta cuarenta lucas y la misma en marca sale ciento cincuenta. —¿Aclarás cuándo es contenido pautado o no? ¿Cómo manejás eso ante tus seguidores? —Afuera se usa, pero acá no. Muchas veces la gente piensa que muestro algo porque me pagan y no es así, o al revés. A veces entro a grabar porque me contrata el outlet, pero después los locales no me dejan grabar igual. Yo solo muestro lo que realmente me parece buen precio. —¿Tus seguidores te preguntan sobre tu vida personal? —Me preguntan de todo. Cuando la cuenta era más chica, tenía 25 mil seguidores y a veces 15 mil vistas en historias. A la gente le encanta el chisme, quiere saber todo. —¿Cómo es tu relación con el papá de tu hija? —En este momento no me hablo. Muchos idas y vueltas, una relación súper tóxica, y ahora está en vías de algo legal. —¿Hace cuánto se separaron? —Dejamos de vivir juntos cuando mi hija tenía seis meses, pero dejamos de estar juntos hace unos meses, después de trece años de relación. "La gente se enoja mucho cuando compro afuera", reconoce Barcia —¿Cómo llevás la convivencia separados y la maternidad? —Es raro. Te convertís en mamá y papá pero desde casas diferentes. Si fuera con otra pareja quizás sería genial, pero con el papá de tu hija es raro. Cuando ella no está, se siente el nido vacío, sí, re. Busco qué hacer, pero ver una peli sola no es un plan para mí. —¿Cómo reacciona tu hija ante tu trabajo en redes? —Le encanta. Desde muy chica ve la cámara prendida y se siente cómoda. Le gusta que la reconozcan, le genera algo bueno. A mí también, cuando alguien te abraza en la calle y te dice que gracias a vos ahorró un montón, se siente especial. La economía de la familia es importante, por eso yo trato siempre de aportar un dato útil. —¿Qué le dirías a quienes quieren ser creadores de contenido y todavía no se animan? ¿Qué hace falta para arrancar? —Primero hay que tener claro qué querés comunicar. Si lo tuyo no surge de casualidad, como me pasó a mí, pensá bien qué vas a transmitir. Si solo querés ser creador porque se gana bien o parece fácil, para mí lo importante es buscar lo que te hace feliz y ver si podés trasladarlo a redes. Fijate en lo que sos bueno: en cada grupo siempre hay uno que encuentra las mejores ofertas o viajes. Bueno, hacelo por ahí. —¿Hay que ser “el mejor” o alcanza con las ganas? —Que te guste y seas bueno comunicando. Si no lo sos, informate. No es solo moda o seguir una tendencia, sino darle un aporte real a la gente.
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