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» La Capital
Fecha: 17/10/2025 14:31
El decano de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR, Pedro Ferrazzini, analizó el rol del Estado, el mercado y el urbanismo en la transformación de la ciudad, en una entrevista de In Situ, con Tomás Trapé para La Capital Con 34 años, Pedro Ferrazzini se convirtió en el decano más joven de la UNR. Lo cuenta sin épica personal y con una clave insistente: trabajo colectivo. “Yo no me valgo por mí mismo. Soy el resultado de un equipo académico, institucional, ideológico y cultural… Hubo muchas correlaciones de fuerzas para que suceda”, dice para subrayar que su elección respondió a un momento de recambio docente y a una necesidad de “mirada” acorde a esa transición generacional. “Entrás al despacho y hay un momento de soledad. Tenés que dejar la institución mejor de lo que la encontraste”, admite sobre el primer impacto de gestión. La conversación deriva hacia el ecosistema de divulgadores, tutoriales y redes que compiten por la atención y el prestigio. ¿Qué lugar le queda a la universidad? “Estamos en la posverdad… Un micrófono en YouTube o TikTok puede ser más atractivo que un proyecto de investigación”, concede. La respuesta, para él, no es “una clase magistral”, sino lo que las plataformas no hacen: “la discusión entre pares, contrastar información, socializarla y certificarla”. La deuda, de todos modos, existe: “La discusión que no das vos te la da otro por vos”. Por eso, la facultad produjo tutoriales validados para herramientas digitales y asumió el reto de traducir conocimientos a formatos más accesibles sin renunciar al rigor. Rosario, una ciudad planificada… por el mercado Ferrazzini también mira la ciudad que lo alberga. Desarma el tópico de una Rosario “accidental” sin planificación: “Es una de las ciudades más planificadas”, afirma, y recuerda la tradición de urbanismo de la UNR y su diálogo con el municipio. Al mismo tiempo, cuestiona la falsa dicotomía entre “formal” e “informal”: la capacidad del mercado para forzar excepciones y modificar ordenanzas, dice, vuelve difusa esa frontera. Allí el Estado tiene, a su juicio, una herramienta poderosa: “La única ‘emisión de moneda’ posible a escala local es la emisión de suelo urbano: asignar indicadores, capturar plusvalor y conducir capitales con reglas claras para equilibrar el territorio”. La crisis habitacional aparece inevitablemente: una ciudad que no crece en población, un boom de obra privada, alquileres que no conforman a nadie y departamentos vacíos. “La vivienda tiene un fin social; cuando se vuelve dispositivo de colocación de excedente de capital, aparece un problema”, diagnostica y propone que se debería trabajar en datos para verificar viviendas ociosas, destinatarios concretos (uno de cada 12 rosarinos es universitario) y discutir herramientas como una inmobiliaria pública. "Creo que tiene sentido. Hay que hacer algo", concluye. Movilidad urbana: más allá de la bicisenda En movilidad, evita falsas salidas: “La bicisenda es una respuesta, no la única”. Apunta a densificar el centro, jerarquizar el transporte público, recuperar trenes metropolitanos (las vías están) y sostener mejoras puntuales como la dársena de la Siberia, que cambió la experiencia de miles de estudiantes nocturnos. El derecho a la belleza Si todo deriva en el concepto de belleza, no es casual: “La belleza existe, es lo más importante”, sostiene, y la liga a decisiones cotidianas y políticas: “todas las decisiones son estéticas", lejos de la selfie y cerca del habitar. ¿Hay un derecho a la belleza? “Creo que sí”, responde, y lo baja al conurbano histórico: del “chalé californiano” de Ciudad Evita al espacio público de los barrios populares, producir belleza dignifica y habilita ascenso social. “Se puede hacer en contexto de pobreza”, remarca. Hablar de Rosario, arquitectura y belleza conducen a un indiscutido: el Monumento a la Bandera. Y Ferrazini no duda: “Es una belleza, no te acostumbrás a esa escala”. Y cuando le preguntan qué legado quisiera dejar, contesta en clave de época: “Reconectar lo institucional con los desafíos de ahora, y darle a los estudiantes herramientas para la reconstrucción de la Argentina”. Un programa que, como su gestión, vuelve a empezar en plural.
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