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Parana » 2 Florines
Fecha: 17/10/2025 06:04
En el Coloquio de IDEA, el titular de la UIA planteó: “Nuestro desafío es que los argentinos nos elijan por calidad y por precio, no por protección ni ventajas temporales”. El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, aseguró que la Argentina atraviesa un cambio de régimen económico, y que en este nuevo contexto “lo que cambia es la lógica empresaria”. En la entrevista “Competitividad y Nuevo Escenario Industrial”, que tuvo lugar durante el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, Rappallini explicó que el país está dejando atrás un modelo basado en la adaptación a las distorsiones para avanzar hacia uno donde la competitividad sea el eje central del desarrollo. Diez ideas clave de la entrevista: 1. Cambio de régimen económico. La Argentina está transitando un nuevo ciclo: pasa de un modelo inflacionario e inestable a otro que busca estabilidad macroeconómica e integración al mundo. Este cambio redefine las reglas del juego y obliga a repensar la estructura productiva. 2. Cambio de lógica empresaria. Durante años, las empresas se adaptaron a las distorsiones del contexto. Hoy la nueva etapa exige pasar de adaptarse a las distorsiones a construir competitividad real, basada en eficiencia, previsibilidad y excelencia. 3. Una nueva política industrial. “Hoy la única política industrial posible es darle competitividad al sector productivo.” Esto significa estabilidad, financiamiento, infraestructura, reformas estructurales y condiciones de igualdad frente al mundo. 4. El empresario industrial debe pensarse global. Ser empresario industrial hoy es ser global por definición. Competimos todos los días en calidad y precio con productos de cualquier país. La sustentabilidad de la industria depende de esa mentalidad internacional. 5. Competitividad sistémica. La competitividad no depende solo del empresario, sino del sistema en su conjunto. Incluye la productividad interna de las empresas y también la competitividad externa: impuestos, legislación laboral, educación técnica, logística y crédito. 6. La transición: el mayor desafío actual. Rappallini destacó que la transición es hoy el punto más crítico para el sector industrial. Explicó que las empresas enfrentan cuatro tensiones simultáneas: una caída de la actividad económica, un alto costo del financiamiento, una gran apertura de la economía sin que se hayan concretado todavía las reformas estructurales, y la persistencia de fuertes distorsiones en impuestos, regulaciones y costos logísticos. “El sector industrial está bajo un fuerte estrés —señaló— porque tiene que competir conviviendo con esas distorsiones, con tasas muy altas y con una demanda que se ha retraído. Aun así, el sector está haciendo un enorme esfuerzo: los precios industriales están creciendo a la mitad de la inflación general.” Para Rappallini, es fundamental acompañar esta transición con políticas activas: reactivar la producción, bajar las tasas de interés y dar crédito productivo que permita a la mayor cantidad de empresas llegar del otro lado de la orilla. “Si no se acompaña este proceso, muchas empresas no lograrán adaptarse al nuevo escenario competitivo”, advirtió. 7. El costo argentino. “En la Argentina no es caro producir; es caro transportar, distribuir y sostener cada eslabón de la cadena de valor.” Reducir estas ineficiencias es clave para que las empresas puedan competir globalmente. 8. Competencia internacional y rol de China. Los países desarrollados están reaccionando frente a la agresividad industrial de China, que compite con subsidios y reglas distintas. “La Argentina también debe revisar su inserción internacional, sin caer en proteccionismos, pero defendiendo su capacidad productiva.” 9. El rol del empresario argentino. Rappallini valoró la resiliencia y capacidad de adaptación del empresario argentino, que sigue invirtiendo y sosteniendo el empleo aun en condiciones adversas. “El empresario industrial argentino tiene una enorme vocación por producir, innovar y salir adelante.” 10. El gran desafío. “Nuestro desafío es que los argentinos nos elijan por calidad y por precio, no por protección ni ventajas temporales”. Para eso, el Estado, las empresas y los trabajadores deben compartir una misma visión de país productivo y competitivo, donde las cadenas de valor locales sean motor de empleo, innovación y desarrollo.
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