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» Diario Cordoba
Fecha: 17/10/2025 01:57
Cómo se están poniendo las redes sociales y las relaciones humanas. El frentismo y la extrema polarización se adueñan del espacio público. Muchos salen huyendo de esos grupos de whatsaps de tropecientas personas en las que siempre participan los mismos y no se admiten discrepancias. Cuántas familias ya evitan temas políticos o religiosos en sus encuentros. Esta semana leía en Facebook la publicación de un conocido profesor de Universidad sobre la participación de un exministro en un acto público: «La vergüenza hecha foto... otra momia que ahora es un patriota... otro miserable traidor rastrero... de izquierda decía que era el muy capullo...». Cuánta violencia verbal. No sé qué nos ha pasado, pero no éramos así de faltones, de irrespetuosos, de mal educados, de engreídos. Existían unas reglas de educación, de usos de la palabra, de comedimiento, de empatía, de no faltar a nadie, de escucha y comprensión, de argumentar tus ideas, de respeto hacia la diversidad y las ideas ajenas. Con esos mimbres, se hacía posible la convivencia y la construcción de una sociedad diversa, abierta e integradora. Ahora, destilando veneno con las palabras, unos y otros quieren imponernos el pensamiento único y no se admite la crítica ni la discrepancia. El integrismo ideológico es la práctica talibán de muchos que, desde todos los medios, grupos de whatsaps y redes sociales quieren asignar su dictadura más allá de los razonamientos, con desprecio absoluto de la verdad, simplificando con dos frases cuestiones que son muy complejas, cambiando el argumentario propio por la descalificación ajena como recurso. En otro mensaje diferente de las redes leo: «Toda falta de respeto será eliminada. Quien insulte o deshonre será bloqueado y expulsado de esta página. Aquí solo cabe la emoción, la verdad y el respeto». A esto estamos llegando. Ya no se practica el contraste de datos e ideas. Se maltrata al que piense distinto, presos de un «hooliganismo» feroz y sectario. No se admiten determinadas aficiones ni manifestaciones culturales, ni religiones diferentes, ni filias futbolísticas, ni ideologías distintas. Avanza el triunfo del sectarismo desde un populismo que va ganando adeptos, construyendo un mundo de muros y bandos que nos empobrece en una deriva, además, peligrosa y excluyente: o conmigo o contra mí. ¡No pasarán! La libertad de expresión no puede ser una herramienta contra la convivencia, ni ampara el insulto o las faltas al honor de personas o colectivos. No es libertad de expresión criminalizar de forma sistemática a un grupo de personas de determinados perfiles étnicos o religiosos con datos y videos falsos o sacados fuera de su contexto. Eso es un delito de odio. Se usa la democracia para luego laminarla. Las opiniones estúpidas, blasfemas, injustas, o racistas no son respetables, afirma José Antonio Marina, aunque exista libertad para expresarlas. Escribía el filósofo Fernando Savater que la civilización es precisamente el esfuerzo por ir más allá de la propia cultura, lo que hace sentir curiosidad e interés por otras. A quien se encierra en los usos que conoce, los considera sin disputa preferibles a todos los restantes y muestra antagonismo cerril hacia las formas de comportamiento humano que no comparte, siempre se le ha llamado bárbaro, nunca civilizado. Necesitamos derribar muros, construir espacios de acogida y encuentro, desde la verdad y el respeto. *Abogado y mediador
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