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Parana » El Once Digital
Fecha: 17/10/2025 01:30
Los fiscales describieron su teoría del caso, al sostener que el crimen fue una venganza narco planificada y ejecutada con torturas extremas. Sumaron nuevas imputaciones por homicidio criminis causa y privación ilegítima de la libertad. El triple femicidio de Morena Verdi, Lara Gutiérrez y Brenda del Castillo fue obra de una venganza narco planificada con antelación, según la teoría del caso presentada por los fiscales Carlos Adrián Arribas, Claudio Fornaro, Diego Rulli y Lorena Pecorelli. A lo largo del nuevo oficio, los funcionarios explicaron que los móviles criminales se remontan a un robo de drogas atribuido a allegados de las víctimas contra una “organización de estructura celular con clara estabilidad y permanencia en el mercado del narcotráfico”. Plan previo y engaño De acuerdo con los fiscales, la operación homicida no fue espontánea. Sostienen que la banda —integrada por los 9 detenidos, más “Pequeño J” (capturado en Perú) y cuatro prófugos— elaboró un plan concreto para vengar la sustracción del estupefaciente. En su hipótesis, emplearon un ardid: mediante maniobras de engaño aprovecharon la vulnerabilidad de las víctimas para generar vínculos de confianza. Para sustentar esa versión, los investigadores citan videos e imágenes en las que Morena, Lara y Brenda aparecen con miembros de la organización días antes del crimen. Según su relato, los sospechosos mantuvieron ese vínculo ficticio hasta la noche del 19 de septiembre, cuando en Ciudad Evita lograron que las jóvenes abordaran una camioneta Chevrolet Tracker blanca bajo la promesa de asistir a una fiesta. El traslado llevó al grupo hasta un inmueble de la calle Chañar, en Villa Vatteone, Florencio Varela, donde, según los fiscales, los agresores revelaron su motivación real: recuperar la droga. Allí retuvieron a las mujeres en contra de su voluntad, las maniataban y amordazaban, y comenzaron un proceso de torturas progresivas con intencionalidad de infligir sufrimiento deliberado e inhumano. Torturas, homicidio y ocultamiento El escrito oficial señala que los agresores “aumentaron de forma deliberada e inhumana el sufrimiento de las jóvenes”, provocándoles lesiones agónicas —tal como amputaciones, luxofracturas u otros indicios— que terminaron por causar su muerte. Tras consumar el objetivo homicida, las víctimas habrían sido enterradas en un pozo excavado con anticipación dentro de la propiedad. Con esa argumentación, los fiscales sumaron dos nuevas calificaciones a los imputados: homicidio criminis causa (matar para ocultar otro delito previo) y privación ilegítima de la libertad. Estas se agregan en concurso real con la imputación vigente de tres homicidios agravados por premeditación, alevosía, ensañamiento y violencia de género. Una fuente judicial aclaró a este medio que la figura de femicidio no se aplica a las imputadas mujeres en las nuevas calificaciones, mientras que a todos los acusados se les atribuye la participación en roles diversos para encubrir el ilícito. Por ejemplo, los fiscales formularon una acusación alternativa por encubrimiento agravado contra Andrés Parra e Iara Ibarra, quienes habrían intervenido en la limpieza del lugar del crimen. En tanto, Ariel Giménez, primero imputado por encubrimiento, ahora también enfrenta cargos por los femicidios. Imputados, prófugos e indagatorias La lista de acusados en la causa incluye a Miguel Ángel Villanueva Silva, Celeste Magalí González Guerrero, Tony Jansen Valverde Victoriano (alias “Pequeño J”), Matías Agustín Ozorio, Ariel Jeremías Alexis Giménez, Lázaro Víctor Sotacuro (alias “El duro”), Milagros Florencia Ibáñez, Manuel David Valverde Rodríguez, David Gustavo Morales Huamani, Alex Roger Ydone Castillo, Maximiliano Andrés Parra e Iara Daniela Ibarra, más un sujeto aún no identificado (nombrado como NN caucásico). Hasta el momento, Manuel Valverde Rodríguez, “El Loco” David Gustavo Morales Huamani, Alex Ydone Castillo y NN continúan prófugos. En contraste, los demás fueron detenidos y son citados a declarar: las indagatorias comenzarán este viernes desde las 6 en la sede de la UFI de Homicidios, en un expediente que ya supera las 1.500 fojas. Con estas nuevas piezas en la investigación, los fiscales esperan reforzar la imputación ante el avance de las pruebas físicas, testimoniales y de vínculos. La estrategia apuntará no solo a esclarecer quiénes perpetraron cada acción, sino también a consolidar la hipótesis de que fue un crimen organizado ejecutado con voluntad deliberada de infligir sufrimiento, enmarcado en la violencia estructural de las redes narco. El caso conmueve al país no solo por la brutalidad del hecho, sino porque plantea preguntas profundas sobre la impunidad, las redes criminales y la vulnerabilidad de jóvenes mujeres en contextos de marginalidad y riesgo extremo. (Con información de Infobae)
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