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» El Ciudadano
Fecha: 16/10/2025 14:06
Anabella Cataneo / Especial para El Ciudadano Este miércoles el Centro Cultural Fontanarrosa dio comienzo a la 41ª edición de la Feria Internacional del Libro, que este año coincide con el 300° cumpleaños de la ciudad. Del 15 al 25 de octubre se desarrollan mesas, presentaciones, homenajes, talleres, stands de librerías y editoriales locales y de todo el país, con entrada libre y gratuita. A las 17 hs, en la sala 1A – Jorge Riestra se llevó a cabo el anuncio de los finalistas de la edición 2025 del Concurso “Alma Maritano” organizado por la Cooperativa de Trabajo Cultural La Casa de Inga y auspiciado por el diario El Ciudadano. De los 400 concursantes se seleccionaron 27 autores que pasarán a ser evaluados por un jurado de lujo compuesto por Mariano Quiróz, Carolina Musa y Marcelo Britos. El cuento ganador será publicado en el diario, además de recibir un premio de $300.000. Un salón repleto escuchó el conversatorio a cargo de Federico Aicardi, Carolina Musa, Martín Sansarricq y Alisa Lein. La directora del concurso, Vanesa Gómez, moderó la charla con preguntas disparadoras sobre los talleres de escritura y las decisiones que deben tomarse en la evaluación de un texto. Las intervenciones destacaron algunos recursos para afrontar el momento de enviar los textos para su posterior evaluación. Así, desgranaron algunos consejos: no atarse a las expectativas de consagrarse ganador e informarse previamente sobre el estilo y tono de la editorial. Y, siempre, mantener el ímpetu por la literatura y la voluntad de adentrarse en ella con pasión. Los lugares comunes Tratándose de la 4ta edición del concurso, la mayoría de los disertantes coincidió en las características generales detectadas en las obras presentadas. Tanto las de este año como las de los anteriores. Remarcaron la presencia de rasgos comunes que crean una literatura con identidad rosarina. Pero también la recurrencia de temáticas en muchas de las historias presentadas, que marcaron como un dato a revisar en función de la búsqueda de singularidad literaria de cada autor. “El tema se puede repetir, el asunto es la forma, el cómo lo voy a decir”, comentó Musa. Desde una posición similar, Aicardi resaltó el recurso de varios escritores con respecto a caer en lugares comunes: “Noté una literatura de talleres. Eso quiere decir que hay 50 cuentos sobre abuelas que toman mate en el patio. Tienen cierto miedo a contar lo que se les ocurra. Entonces, cuando tuve que elegir me basé en aquellos que contaban algo distinto”. Escribir en el taller Los disertantes enfatizaron la importancia de acudir a espacios que pongan en común las habilidades de cada autor. Es que, argumentaron, a pesar de que la literatura es un trabajo individual, siempre existe una dimensión colectiva. «Los talleres logran orientar, son sitios de contención. Generan comunidades en ciernes, hacen que los escritores se vayan conociendo», apuntó Sansarricq. Las obras creadas en un contexto de taller presentan algunas herramientas narrativas que las hacen distintas y que se toman en consideración a la hora de elegirlas entre otras que no pasaron por ese proceso. «Cuando alguien recién se inicia, suele confundir escribir bien con adjetivar mucho. En cambio, el cuento trabajado, tallerizado se nota que atravesó un lugar, invita a imaginar lo que está contando», agregó Aicardi. Sin embargo, la abundancia de corrección y edición que implica este ámbito muchas veces impide dejar a flote “la mugre”, como mencionó Carolina. Aludía, con ese término, a los errores propios de un escritor que sin embargo reflejan al humano detrás de las palabras. La próxima etapa del concurso será el 27 de noviembre. Ese día, a las 18.30, se entregarán los premios en la Biblioteca Argentina. Y los expositores invitaron a la comunidad a participar de esa instancia. Que será con añadido: una banda de cumbia. Presentación de “Náufragos de tierra” El escritor Omar Marsili desembarcó en Rosario para dar a conocer su obra, ganadora del VII Certamen literario de novela corta “Rody Moirón” de la ciudad de Junín. Lo acompañaron Silvina Tamous, directora de El Ciudadano, y Heraldo Quagliardi. La construcción del texto fue prolongada. La inició en los 90, la frenó en la crisis del 2001 y la retomó de a poco en 2016. Es una narrativa que oscila entre lo intimista y lo universal. La historia ocurre en San Pedro, y se enfoca en las aventuras de adolescentes que recorren las calles desoladas en las horas quietas de la siesta. “Omar me dijo que la novela es una especie de realismo criollo, tiene un estilo Marechal. Se trata de un viaje al alma, las angustias y las tristezas de los protagonistas”, remarcó Tamous. A medida que Marsili volvía sobre sus propias palabras, la fusión de lo popular con lo transfigurado se hacía presente. Un lenguaje complejo y alegórico. Un enfoque en la crítica social y la condición humana, que condensa la propia experiencia del autor relacionada al ámbito económico. La obra utiliza el poder de la poesía para embellecer la vida diaria y la opresión laboral. El texto propone regresar a la fantasía y a la utopía como salidas a las adversidades de los personajes. Marsili trajo a debate la teoría filosófica del también sociólogo y ensayista polaco Zygmunt Bauman para referirse a sus propias visiones del mundo actual reflejadas en la novela. La clave, dijo, está en volver a la sociedad sólida caracterizada por la estabilidad, la previsibilidad y las instituciones duraderas. Y eso, como oposición a la sociedad líquida actual, definida por el cambio constante, la incertidumbre y la fragilidad de las estructuras sociales. “Necesitamos adhesión, crear y asociarnos a proyectos, afianzarnos y apretar con todo. Yo quiero solidaridad, esto de sentirnos un grupo social integrado. Yo veo que hoy el empleador no toma al empleado como parte de la empresa, desaparecieron los lazos”, reflexionó el autor. Ir en busca de la mística es un rasgo que siempre lo caracterizó y que se hace presente en algunos personajes de esta historia, evocando figuras mitológicas.
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