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  • La amenaza del plomo no ha desaparecido: sigue envenenando nuestro entorno diario

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/10/2025 09:10

    La impresión general es que el plomo (uno de los materiales más peligrosos para la salud de cuantos están en nuestro entorno) dejó de ser una amenaza desde que se prohibió la gasolina con este componente, hace ya años. Sin embargo, no es así. Un estudio que acaba de publicarse desvela que actualmente, en pleno siglo XXI, el plomo sigue presente en muchos lugares y continúa siendo una seria amenaza para la salud humana, especialmente para los niños. Una investigación dirigida por Chen Mengli, de la Universidad Nacional de Singapur (NUS), en colaboración expertos de otras universidades, demuestra que la exposición continuada al plomo en la infancia cuesta al mundo más de 3.400 millones de dólares por la pérdida de potencial económico cada año, y su impacto es considerablemente mayor en los países de ingresos bajos y medios. El estudio señala que, si no se aplican medidas de protección más estrictas, la creciente demanda de electrificación y la deficiente regulación del reciclaje de productos con plomo aumentarán la desigualdad global y retrasará décadas de progreso en la salud infantil. Para evitarlo, los investigadores proponen una estrategia centrada en cuatro áreas que políticos e industria podrían materializar de forma inmediata. Lecciones de la historia El plomo ha estado presente en la sociedad humana durante miles de años, desde las minas que se explotaban en el Imperio Romano hasta las pinturas, tuberías y aleaciones industriales que aún se utilizan en la actualidad. Sin embargo, su uso generalizado ha ido dejando un rastro tóxico. Fuentes de exposición al plomo / OMS Algunas de las primeras intoxicaciones masivas se produjeron por alimentos y bebidas contaminados en Europa hace siglos. Sin embargo, el impacto más grave y reciente se produjo con la introducción de tetraetilo de plomo en la gasolina en la década de 1920, que desde entonces y hasta no hace mucho liberó millones de toneladas de este metal a la atmósfera. Para la década de 1970, niños de todo el mundo presentaban niveles peligrosamente altos de plomo en sangre, y las repercusiones fueron graves, causando daños neurológicos, problemas de desarrollo e innumerables muertes prematuras. La prohibición final de la gasolina con plomo, completada a nivel mundial en 2021, se considera una de las grandes victorias de salud pública de la era moderna. Cabe destacar que demostró que una acción global decidida y coordinada podría reducir la exposición y salvar vidas. Seguimos en peligro por el plomo Sin embargo, el equipo de investigadores considera prematuro cantar victoria y decir que estamos ya en “un mundo sin plomo". Si bien los niveles de este elemento en sangre han disminuido en muchos países de altos ingresos, se han estabilizado o incluso han vuelto a aumentar en partes de Asia, África y América Latina. La contaminación heredada de los suelos y las infraestructuras, la combustión de carbón, numerosos productos con plomo, como determinadas pinturas, y el reciclaje informal de baterías de plomo-ácido y desechos electrónicos mantienen activa la emisión de este elemento al medio natural. Plomo recién manufacturado listo para comercializar / Agencias "La percepción de que el problema se ha resuelto debe cambiar. Siguen surgiendo nuevas fuentes de exposición y el plomo, históricamente emitido, se sigue redistribuyendo a través de diversos procesos naturales", añadió Chen, también de la Universidad de Singapur. La producción sigue a todo ritmo La producción de plomo supera actualmente los 16 millones de toneladas al año, de las cuales aproximadamente el 85 % se destina a baterías de plomo-ácido que alimentan vehículos, telecomunicaciones y sistemas de energía de respaldo. En realidad, la producción anual supera actualmente el total de plomo emitido durante toda la era de la gasolina que tenía este aditivo. Si bien estos artículos pueden reciclarse, gran parte de su reprocesamiento se realiza en condiciones inseguras, especialmente en países de ingresos bajos y medios. Los centros de reciclaje informales, a menudo ubicados cerca de viviendas y escuelas, exponen a los trabajadores y a las comunidades circundantes a niveles peligrosos de plomo. La combustión de carbón, los suelos contaminados y la venta continua de pinturas, juguetes e incluso productos alimenticios con plomo agravan aún más los riesgos. Los niños, los más afectados Los investigadores han comprobado, a partir de numerosas publicaciones, que las consecuencias para la salud son más graves en los niños. Incluso en niveles bajos, el plomo puede dañar el cerebro en desarrollo, reduciendo el coeficiente intelectual, perjudicando el aprendizaje y contribuyendo a problemas de comportamiento. Esta carga suele perdurar a lo largo de la vida, ya que sus efectos son irreversibles. En particular, el equipo estimó que la exposición infantil se traduce actualmente en una pérdida económica global que supera los 3.400 millones de dólares anuales, equivalente a más del 2% del PIB mundial. Plomadas y munición de caza han sido también fuente de contaminación por plomo / Agencias Cuatro acciones para frenar la resurrección del plomo El equipo destaca que reconocer los riesgos persistentes es el primer paso para prevenir otra crisis sanitaria mundial. Por ello, describe cuatro áreas de acción urgentes para salvaguardar la salud pública y reducir la desigualdad: --Gestionar el ciclo de vida de los productos que contienen plomo. Con el aumento de la demanda de baterías y productos electrónicos, se necesita una supervisión más estricta para minimizar las fugas durante la producción y el uso. --Eliminar las fuentes inseguras e ilícitas. El reciclaje informal y los productos con plomo, como pinturas, cerámica vidriada y especias adulteradas, siguen exponiendo a millones de personas a niveles peligrosos de plomo. --Fortalecer la monitorización y la participación comunitaria. La detección temprana de fugas de plomo suele contar con financiación insuficiente. Los avances en sensores de bajo coste y herramientas basadas en aprendizaje automático, combinados con el conocimiento local, pueden ayudar a identificar y abordar los puntos críticos de forma más eficaz. --Cuantificar el coste socioeconómico total. La exposición al plomo perjudica desproporcionadamente a las poblaciones desfavorecidas. Se necesitan mejores modelos y datos a nivel de población para cuantificar los impactos a largo plazo en la salud, la educación y la productividad, así como para orientar las respuestas políticas necesarias. "El mundo celebró con razón la eliminación gradual de la gasolina con plomo como un triunfo de la cooperación internacional", afirmó Chen. "Pero el problema de la exposición al plomo aún no ha desaparecido. Si no nos mantenemos alerta ante las nuevas fuentes de exposición y el legado de plomo en el medio ambiente, corremos el riesgo de repetir la misma tragedia”, recalcó.

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