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» Diario Cordoba
Fecha: 14/10/2025 13:44
No quiero tener que escuchar a diario las ocurrencias bárbaras de Isabel Díaz Ayuso que solo vierte para convertirse en el centro de atención frente a Sánchez, pero también frente a su propio partido. No quiero seguir viendo a Carlos Mazón desentenderse de su responsabilidad como presidente de una comunidad autónoma porque está pensando más en su estrategia judicial de defensa que en el gobierno de su tierra. Soportar otro programa más dedicado a los presuntos corruptos del caso Ábalos, normalizando que contratar prostitución a la carta es algo festivo, que las lechugas son vegetales, y la chistorra embutido. No puedo ignorar más que tenemos un serio problema con la sanidad pública en este país, y que de los gobernantes espero empatía y comprensión, y no minimizar los problemas de asistencia graves que ya están ocurriendo. No solo se trata de la gestión de una crisis reputacional como la de la Consejería de Sanidad en Andalucía, que hasta que no ha visto la indignación de miles de mujeres en la calle no ha rectificado la comunicación de los primeros días, hay agujeros menos terribles en todo el sistema. Me cuesta volver a ver a las bancadas azules y rojas aplaudir a sus líderes cuando lo único que han cruzado han sido preguntas desabridas y respuestas con sorna. Que Junts y Vox den lecciones de corrupción al bipartidismo, ¿tan corta tenemos la memoria? El cainismo en las relaciones de Sumar con Podemos o viceversa. Otra semana en la que los programas del corazón blanquean la violencia de género como si estuviéramos en 1980, y Santiago Abascal se pasee por los platós como el único garante de una españolidad vendida al trumpismo y a la injerencia rusa, cuando de la triada ya no le queda ni Rey, ni Dios que sea de su agrado. Que todo lo anterior infle las posibilidades de verlo como nuevo vicepresidente del Gobierno de España y lo asumamos como algo completamente constitucional. Que el PP no corrija esa estrategia errática que lleve al sorpasso de los ultras entre los votantes de entre 18 y 45 años, y el PSOE comprenda que el debilitamiento del partido popular tiene como contrapartida un crecimiento de la ultraderecha que pone en riesgo mucho de lo avanzado hasta ahora, y de lo que luego es difícil volver. Despertar y volver a una política más previsible, más aburrida, en la que el descaro, la ignorancia y la prepotencia no sume puntos. En la que si te equivocas pides perdón, si te insultan pides bajar el tono, en la que se negocia sin chantajes y en la que no nos traten como a seguidores de la banda de moda y entre ellos como bandas rivales de Baltimore. El trumpismo aguarda en la sala de espera. *Politóloga
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