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CABA » Plazademayo
Fecha: 14/10/2025 00:54
Estados Unidos enfrenta una crisis sanitaria sin precedentes. Más de mil trabajadores fueron despedidos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en medio del cierre parcial del gobierno. Las implicancias de esta decisión ya afectan la capacidad del país para prevenir brotes, como el del sarampión Mientras el cierre del Gobierno federal estadounidense se prolonga por doce días consecutivos, más de un millar de empleados de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) fueron despedidos, afectando áreas clave de vigilancia epidemiológica y prevención de enfermedades. Esta medida generó un fuerte impacto en el sistema sanitario, en particular por el momento crítico en que se produce: con un aumento sostenido de los casos de sarampión y el riesgo de reemergencia de otras enfermedades controlables. La agencia EBC confirmó que entre los cesanteados hay personal especializado que se ocupaba del monitoreo y respuesta frente a brotes tanto en EE.UU. como en el exterior. Brotes sin defensa: sarampión y otras amenazas El impacto de los despidos ya se percibe en el debilitamiento de programas esenciales. De acuerdo con medios locales, varios de los trabajadores cesados eran responsables de coordinar respuestas frente a la expansión del sarampión, una enfermedad que, aunque prevenible por vacuna, muestra signos de rebrote en distintas regiones. La situación se agrava con la falta de información y asistencia administrativa a los trabajadores despedidos. La parálisis parcial del Gobierno ha dificultado el acceso a correos institucionales y la tramitación de indemnizaciones, generando un clima de incertidumbre laboral que afecta también a quienes aún conservan su puesto. Una decisión política con consecuencias sanitarias Aunque desde la administración se justificaron los despidos como parte de una “reestructuración” y la necesidad de incorporar “sangre nueva”, fuentes internas de los CDC sostienen que hay razones políticas detrás. Según reportaron a la prensa estadounidense, la administración del presidente Donald Trump despidió al personal por no respaldar sus narrativas en materia sanitaria. El vicepresidente JD Vance, por su parte, dejó en claro que los recortes podrían continuar: “Cuanto más se prolongue esto, más profundos serán los recortes”, advirtió. Sistema de salud bajo amenaza Expertos del ámbito sanitario no tardaron en calificar la decisión como un «golpe a la infraestructura de prevención». Con estos despidos, Estados Unidos pierde capital humano esencial para sostener políticas de salud pública, justo cuando más se necesita. Desde sectores cercanos al Departamento de Salud se teme que los recortes se extiendan a otras agencias, como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), debilitando aún más el sistema frente a posibles nuevas crisis epidemiológicas. América Latina observa con preocupación El debilitamiento del sistema sanitario de EE.UU. también preocupa a la región. Argentina y otros países latinoamericanos que cooperan con organismos estadounidenses en prevención y vigilancia de enfermedades podrían verse afectados por la pérdida de interlocutores técnicos y cooperación sanitaria.
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