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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/10/2025 12:44
"Su rol suele ser invisible", afirmó la autora de esta columna acerca del rol del farmacéutico (EFE) Hace casi cien años, un 12 de octubre de 1935, en Argentina surgió el primer organismo que unificó a las entidades farmacéuticas de todo el país. Desde entonces, la fecha se convirtió en un símbolo para celebrar la tarea del farmacéutico como profesional de la salud pública y como figura esencial en el uso racional y seguro de los medicamentos, ya sea en la farmacia, en el hospital, en la instancia de producción o en la cadena de distribución. Como agentes sanitarios de primera línea, los farmacéuticos ejercemos a diario un acto de mediación entre el saber científico y la vida cotidiana, entre el sistema de salud y la persona que busca alivio, entre la norma y la empatía. El farmacéutico escucha síntomas, explica dosis, detecta reacciones adversas y advierte sobre combinaciones peligrosas. Lo hace sin estetoscopio, pero con la misma vocación de cuidar. Su rol suele ser invisible: la salud pública muchas veces lo da por sentado, el mercado pretende reemplazarlo por una góndola y ciertas políticas de desregulación lo confunden con un vendedor. "Los farmacéuticos ejercemos a diario un acto de mediación entre el saber científico y la vida cotidiana", dijo Gómez (Andina) Nuestra profesión está enfrentando nuevos desafíos ante la creciente banalización del acto de dispensar, que pone en riesgo la trazabilidad, la seguridad y la confianza construida durante décadas. Nuestra vocación debe llamarnos más que nunca a reafirmar el rol del farmacéutico como garante de la seguridad y colaborador en la adherencia a los tratamientos. No se trata solo de entregar medicamentos, sino de acompañar procesos de cuidado, de transformar una transacción en un acto de responsabilidad compartida. En ese gesto de encuentro se resume el espíritu de nuestra profesión. En este Día del Farmacéutico, renovemos el compromiso de seguir siendo lo que siempre fuimos: agentes sanitarios formados, presentes y responsables. Sostengamos el espíritu de escucha y acompañamiento que se da en la conversación cotidiana con cada paciente, que parece mínima, pero construye algo enorme: cuidado. *La autora es presidenta del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires
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