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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/10/2025 10:44
El “Huevo de Invierno” de Fabergé (Christie’s) El Huevo de Invierno de Fabergé, una de las piezas más emblemáticas de la orfebrería imperial rusa, saldrá nuevamente a subasta en diciembre durante la Classic Week de Londres, donde se espera que alcance un precio superior a £20 millones (USD27 millones), según la casa de subastas Christie’s. Esta obra, que fue un regalo de Pascua en 1913 del zar Nicolás II a su madre, María Feodorovna, representa no solo el lujo extremo de la dinastía Romanov, sino también la maestría artística de la diseñadora Alma Pihl, una de las pocas mujeres que trabajaron en los talleres de joyería de San Petersburgo a principios del siglo XX. Entre 1885 y 1916, los emperadores Alejandro III y Nicolás II encargaron un total de 50 huevos imperiales a la Casa de Fabergé. Estas piezas, célebres por su complejidad y opulencia, requerían casi un año de trabajo y se convirtieron en símbolos de la magnificencia y el derroche de la corte rusa. El Huevo de Invierno destaca entre ellas por su composición de cristal de roca, platino y diamantes talla rosa, que recrea una escena invernal serena y gélida. Alma Pihl, l, una de las pocas mujeres que trabajaron en los talleres de joyería de San Petersburgo a principios del siglo XX La historia de su creación está marcada por la inspiración de Alma Pihl, nacida en una familia finlandesa de maestros artesanos y diseñadores. A los 20 años, Pihl ya trabajaba para Fabergé, donde se encargaba de archivar las creaciones del taller mediante acuarelas a tamaño real. Paralelamente, desarrollaba sus propios diseños y, según la leyenda, concibió el motivo de copos de nieve al observar los cristales de hielo en la ventana de su taller mientras cumplía un encargo para un magnate petrolero. Su objetivo era reproducir la belleza de esos cristales con los minerales más exquisitos disponibles. El diseño del huevo transmite la dureza y la belleza del invierno, pero también sugiere la inminente llegada de la primavera. La base de cristal simula hielo a punto de derretirse, con los primeros hilos de agua representados por destellos de platino y diamante. El Huevo de Invierno destaca por su composición de cristal de roca, platino y diamantes talla rosa La superficie del huevo exhibe el patrón helado ideado por Pihl, mientras que en su interior se encuentra una canasta de flores de cuarzo blanco: algunas abiertas, mostrando destellos de verde granate, y otras cerradas, aguardando el deshielo. Christie’s ha calificado el Huevo de Invierno como “una de las creaciones imperiales más fastuosas de Fabergé”, y su precio original fue de 24.600 rublos. Para contextualizar, el salario medio de un obrero ruso en 1913 era de 22 rublos mensuales, lo que subraya el carácter ostentoso de este tipo de objetos, frecuentemente repudiados por el proletariado y que contribuyeron al desprestigio de los Romanov. Tras la Revolución Rusa, el huevo fue confiscado junto con otros bienes de la familia imperial y, en los años 20, el Estado soviético lo vendió a un joyero londinense en un intento de revitalizar la economía. El récord vigente para un huevo de Fabergé lo ostenta el llamado Huevo Rothschild, vendido en Christie’s Londres en 2007 por alrededor de USD 20,9 millones actuales Durante el siglo XX, la pieza pasó por diversas colecciones de la aristocracia inglesa hasta que, en 1994, apareció en Christie’s Ginebra, donde se convirtió en la obra de Fabergé más cara hasta ese momento, al venderse por 7,3 millones de francos suizos (aproximadamente USD 11,6 millones actuales). Ocho años después, en Christie’s Nueva York, superó su propio récord al alcanzar los USD 9,6 millones (unos USD 17,2 millones actuales). El récord vigente para un huevo de Fabergé lo ostenta el llamado Huevo Rothschild, vendido en Christie’s Londres en 2007 por £8,9 millones (alrededor de USD20,9 millones actuales). Margo Oganesian, responsable de Fabergé y arte ruso en Christie’s, destacó en un comunicado que “con solo otros seis huevos imperiales de Pascua en manos privadas, esta es una oportunidad extraordinaria para que los coleccionistas adquieran lo que es, sin duda, una de las mejores creaciones de Fabergé”. Añadió que la pieza “sin duda realzaría la colección más distinguida”.
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