11/10/2025 10:33
11/10/2025 10:33
11/10/2025 10:33
11/10/2025 10:33
11/10/2025 10:33
11/10/2025 10:32
11/10/2025 10:32
11/10/2025 10:31
11/10/2025 10:31
11/10/2025 10:30
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/10/2025 06:53
Scott Bessent y Luis Caputo Honor y gloria al gran Scott. El secretario del Tesoro norteamericano se metió en el campo de batalla para rescatar a Milei del barro cenagoso en el que intentaba mantenerse en pie. Ni Milei es San Martín ni Scott Bessent el heroico Juan B. Cabral, pero el extraordinario rescate que Estados Unidos ofrendó a la Argentina le otorga al libertario la oportunidad de una nueva vida. La pregunta del momento es qué hará el inefable presidente con esa maravillosa posibilidad. La imagen del barco avanzando inexorablemente hacia un iceberg letal fue evocada una y otra vez por quienes contaban los días hacia las elecciones, mientras veían escurrirse los dólares con los que el equipo económico intentaba mantener la moneda por debajo del techo de la banda. Sobre el límite de la catástrofe, el Tesoro estadounidense intervino ofreciendo dólares y llevándose pesos en una operación sin antecedentes, al menos en nuestro país. En un hecho inédito, el altísimo funcionario norteamericano se metió con cuerpo y alma en la contienda electoral. “Argentina enfrenta un momento de grave iliquidez. La comunidad internacional, incluyendo al FMI, apoya unánimemente a Argentina y su prudente estrategia fiscal, pero solo Estados Unidos puede actuar con rapidez. Y actuaremos… Hoy compramos directamente pesos argentinos”, dijo Bessent. La intervención tomó al mercado por sorpresa y fue leída como una fuerte señal de la consistencia del acuerdo con la Casa Blanca por el otorgamiento de un swap de monedas por USD 20.000 millones. Con cuarenta años de experiencia en el mundo de las finanzas, Bessent se jactó de “comprar barato para vender caro” y concluyó que “el peso argentino está subvaluado”. Bessent no es un héroe. Tampoco Milei. El secretario del Tesoro explicó en una entrevista con Fox News las razones de su arrojo: “Estados Unidos gana mucho con el acuerdo”, concluyó. No solo definió a Milei como un aliado privilegiado y un “faro para la región”, sino que aseguró que el presidente anarcocapitalista “está decidido a sacar a China de la Argentina”. Otra vez caminando sobre hielo quebradizo, Guillermo Francos afirmó que “no hay motivos para cortar el swap con China ni para terminar relaciones con Xi Jinping”. “No creo que una parte del acuerdo sea excluir a China de la Argentina”, respondió a una pregunta periodística en la mañana del viernes. El tema de las condicionalidades impuestas por Estados Unidos no alcanzó a opacar la celebración que supuso la noticia conocida el jueves. Al asombro le siguió el alivio, del que inmediatamente dieron cuenta los mercados. Javier Milei y Donald Trump El auxilio llega a diecisiete días de las elecciones de medio término y en vísperas de la visita oficial de Milei a Washington. El martes será recibido por Donald Trump con toda la pompa. El presidente argentino dispondrá de una oportunidad más para revalidar la afinidad política e ideológica que lo une con Trump. Las expectativas trumpistas no se limitan al encuentro: también apuntan a un involucramiento activo en la geopolítica del gobierno de Milei. La semana cierra con otra noticia: ejecutivos de OpenAI y Sur Energy presentaron a Milei un proyecto para construir un centro de datos a gran escala dedicado a la inteligencia artificial en la Patagonia. Stargate Argentina prevé una inversión de USD 25.000 millones y se enmarca en una iniciativa global de OpenAI para crear infraestructura soberana en distintos países. El resultado electoral será clave para saber cómo continúa la historia. Solo si Milei logra imponerse el 26 se darán las condiciones para sostener y eventualmente consolidar el rumbo propuesto. Estados Unidos observa el curso de los acontecimientos en clave política. El tiempo apremia. El aire fresco que llegó del norte trajo respiro en una semana a puro derrape para el oficialismo. Tras renunciar a la candidatura en la provincia y a la presidencia de la Comisión de Presupuesto, José Luis Espert pidió licencia en Diputados. Pero muerto el perro, no se acabó la rabia: la oposición lo quiere expulsado. Hoy rinde más mantenerlo vivo que permitirle salir de escena sin aspavientos. Es un jugoso insumo de campaña, al menos hasta el 26. La cara de Espert seguirá en la boleta. Diego Santilli llega al fin de semana en el tercer lugar. Los denodados empeños por subirlo al primero y reimprimir la papeleta se estrellaron contra la manda judicial. El jueves, las pantallas de las señales de noticias vibraron con una seguidilla de allanamientos: la casa y las oficinas de Espert y el mismísimo “Profe” facilitando el trabajo de los investigadores judiciales fueron el show de la jornada. Con menos estruendo mediático pero con sostenida dedicación, la Justicia allanó varias sedes de la ANDIS en busca de evidencias de la supuesta estructura de sobornos denunciada por Spagnuolo. Sin haber pedido aún indagatorias, el fiscal Franco Piccardi avanza en una nueva línea de investigación. Busca determinar si hubo sobreprecios en la compra de medicamentos para personas con discapacidad o irregularidades en los procedimientos. Entonado tras las dos visitas a Olivos en las que fue recibido por el propio Milei, Macri se metió de lleno en la campaña. “El presi”, como lo llama el libertario cuando quiere halagarlo, se sumó a la movida polarizadora como eje de la contienda electoral. Nada de terceras fuerzas, nada de votar alternativas por fuera de la dicotomía entre LLA y Fuerza Patria. Para Macri, o se acompaña al oficialismo expresado en la alianza LLA-PRO o se es funcional al kirchnerismo. Para el líder del PRO, las elecciones del 26 son al todo o nada. Se vota en modo “balotaje”. Se opta entre dos proyectos. Se está a favor o en contra: terceros, afuera. El expresidente deja atado el futuro del PRO al destino que corra Milei en las urnas. Los derrapes libertarios también le abren a Macri una nueva oportunidad. No será un “segundo tiempo”, pero se lo va a necesitar. Ni Macri está tan viejo como para retirarse, ni Espert tan “profe” como para dejar que se lleve puesto todo. Una seguidilla de daños autoinfligidos trajo a Milei hasta este inquietante escenario preelectoral. Diego Spagnuolo pasó de escuchar óperas en Olivos a no contestar el teléfono al presidente, tras las filtraciones que convirtieron a Karina en una supuesta “alta coimera” y desnudaron que la matriz de la corrupción sigue intacta. La única reacción de Milei fue eyectar al denunciante y declarar que los audios fueron confeccionados con inteligencia artificial generativa. Algo que no se le ocurrió ni al mismísimo Spagnuolo. “¿Por qué Karina querría el 3% pudiendo quedarse con el 100%?”, ensayó Milei a modo de defensa de la secretaria general de la Presidencia. Nada dijo de Eduardo “Lule” Menem, que sigue en segundo plano pero hiperactivo. El emperramiento presidencial en sostener a Espert al frente de la lista fue otro costosísimo error no forzado. Le regaló una semana larga e intensa para mentir a propios y extraños, desnudando su precariedad moral y habilitando a Fred Machado a un furioso road trip mediático con el ventilador prendido. La promoción de Santilli a candidato estrella exhumó inquietantes archivos en los que Milei y los suyos destrozaban al ahora adorable “Colo”. En el caso de Karen Reichardt, los que hurgan en los archivos digitales encontraron perlitas negras: la primera en la lista de esta fase 2 se engolosinaba en redes con consignas xenófobas contra “negros”, “villeros” y “planeros”. Cero aporte a la moderación. De los reflujos de la causa $Libra, mejor ni hablar. Cuando se pretende aclarar, oscurece. Nadie quiere dar mayores explicaciones: que la Justicia investigue. La campaña del miedo puede ser rendidora en términos electorales en un momento de extrema fragilidad política, pero es riesgosa. Mantener vivo el fantasma de los “kukas” desalienta a los inversores y paraliza la economía. Si Milei no se impone el 26 en el plano nacional, los dos años que le restan de mandato serán invivibles. A Milei le llega el tiempo de encariñarse con la política. Se ha jactado de desentenderse de esas cuestiones tan rastreras, pero si toma nota de lo que los amigos del Norte le están pidiendo, deberá bajar al ras de la tierra, aflojar con el rock pesado y tender puentes con los potenciales aliados que supo denostar con premeditación y alevosía. Trump abre la puerta a un nuevo escenario. Veremos si Milei está en condiciones de hacerse cargo. Amigos son los amigos.
Ver noticia original