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» Misioneslider
Fecha: 10/10/2025 12:17
La gastronomía como puente entre barrios El aire de Puerto Madero olía distinto. Desde el patio del restaurante El Mercado, en el Hotel Faena, subía un perfume que no era el habitual de los braseros de diseño ni del lujo contenido. Había humo de quebracho colorado, el chisporroteo del fuego vivo y un rumor de bodegón. Entre las copas, el barrio de La Boca se había colado con sus ollas humeantes, sus tortillas y su memoria de puerto obrero. Uniendo barrios a través de la solidaridad Detrás de los fuegos, Francis Mallmann observaba la carne con la serenidad de quien conoce su lenguaje. La cena solidaria a beneficio de la Fundación Argentina de Trasplante Hepático fue la ocasión perfecta para unir dos mundos aparentemente opuestos. Un «pop up» inédito Los platos emblemáticos de los bodegones más emblemáticos de La Boca se fusionaron con los del renovado El Preferido de Palermo y el lujoso El Mercado, creando un «pop up» inédito en el universo gastronómico porteño. El sabor de la historia en cada receta Detrás de cada receta había una historia: Silvia Castro, del mítico bodegón de Agustín Caffarena, llevó sus tortillas y pastas, esos sabores que huelen a infancia y a abuela. Carlitos, de Don Carlos, aportó su polpette al sugo. Y Guido Tassi, desde El Preferido, sumó su cremona con charcutería casera y helados artesanales, un puente entre lo popular y lo preciso. Una noche de reencuentro y diversidad En el centro del patio, bajo los palos borrachos que sobrevivieron a la transformación del viejo edificio de silos, las mesas largas recordaban un ritual argentino: compartir. La diversidad de sabores y la calidez de la velada reflejaban la esencia de una Buenos Aires que se miraba a sí misma sin divisiones. La gastronomía como agente de cambio Bajo la luz cálida, Mallmann agradeció a los chefs, a los bodegones y a quienes habían comprado su cubierto solidario. Todo lo recaudado se destinó a la fundación, demostrando que la gastronomía puede tender puentes entre barrios, entre mundos, entre personas. Un cierre con sabor a identidad porteña En el cierre, los postres hicieron su parte del milagro: alfajores, flan de tres leches, vainillas con dulce de leche y sfogliatella napolitana. Un mapa dulce de la identidad porteña. Bajo la luz cálida, Mallmann agradeció a los chefs, a los bodegones y a quienes habían comprado su cubierto solidario. Todo lo recaudado se destinó a la fundación, que desde hace años hospeda a enfermos del interior. Y así, mientras el humo del quebracho se desvanecía, quedó flotando la idea de que la gastronomía también puede tender puentes: entre barrios, entre mundos, entre personas. Cerrando la mesa de La Boca y Puerto Madero Quizás Buenos Aires sea eso: una mesa larga donde La Boca y Puerto Madero se sientan una al lado de la otra, con el fuego encendido y el corazón abierto. La noche de solidaridad y sabores demostró que la gastronomía puede ser un poderoso agente de unión y transformación en una ciudad tan diversa como Buenos Aires.
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