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  • 4 estrategias para proteger el corazón del sedentarismo, la mala alimentación y el estrés

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/10/2025 08:31

    La monitorización periódica del ritmo cardíaco contribuye a prevenir eventos agudos como el infarto de miocardio (Imagen Ilustrativa Infobae) Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo, responsables de casi un tercio de los fallecimientos globales. En Argentina, los infartos agudos de miocardio ocupan un lugar destacado dentro de estas afecciones, con un impacto sostenido en la población, a pesar de que muchos de sus factores de riesgo pueden prevenirse o controlarse con un seguimiento médico adecuado. Se calcula que en el país se registran cerca de 40.000 infartos agudos de miocardio al año, superando los 100 por día, y que la mortalidad cardiovascular total representa aproximadamente el 30% de las muertes, una cifra igual o apenas superior a la media internacional reportada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las enfermedades cardíacas encabezan las causas de muerte a nivel global (Imagen Ilustrativa Infobae) El corazón, de tamaño similar al de un puño, impulsa más de 7.500 litros de sangre al día, distribuyendo oxígeno y nutrientes, eliminando desechos y regulando la temperatura corporal. Sin embargo, sus funciones pueden verse afectadas por la falta de actividad física, una alimentación poco saludable y el estrés constante. Estos factores elevan el riesgo de presentar eventos cardiovasculares graves. 1. Ejercicio estructurado: medicina para el corazón La biocinética, disciplina que utiliza los principios del movimiento en prevención y rehabilitación, establece que el ejercicio es un pilar esencial para la protección cardiovascular. Especialistas diseñan protocolos personalizados, fundamentados en la evidencia, para mejorar la capacidad funcional, la fuerza e impulsar la salud fisiológica general. De acuerdo con The Conversation, el ejercicio estructurado otorga beneficios que superan los del movimiento cotidiano, como caminar en centros comerciales o subir escaleras. Alternar bicicleta con ejercicios de resistencia optimiza la salud metabólica y cardiovascular (Imagen Ilustrativa Infobae) Las recomendaciones indican dedicar al menos 150 minutos semanales a actividades aeróbicas de intensidad moderada, entre ellas caminar a paso ligero, andar en bicicleta, saltar la cuerda, subir escaleras o asistir a sesiones de baile. Para quienes disponen de poco tiempo, la actividad física puede organizarse en sesiones de diez minutos durante el día. El fortalecimiento muscular también es clave: ejercicios como sentadillas y flexiones de pared, practicados dos o más días por semana, favorecen la salud metabólica y ayudan a reducir el riesgo cardiovascular. Un profesional en biocinética puede analizar el perfil de riesgo individual y proponer intervenciones seguras para potenciar la aptitud cardiorrespiratoria, disminuir la presión arterial y lograr una adecuada recuperación de la frecuencia cardíaca. 2. Control de factores de riesgo y parámetros vitales Gran parte de las enfermedades del corazón evolucionan de manera silenciosa. La hipertensión, el colesterol elevado y la glucosa alta suelen pasar inadvertidos hasta que ocurre un infarto o episodio grave. Además los especialistas coincidieron y señalaron que los infartos muestran mayor frecuencia entre jóvenes, lo que incrementa la preocupación en el ámbito sanitario. Controlar presión arterial, colesterol y glucosa permite identificar riesgos tempranos (Freepik) Controlar parámetros como presión arterial, glucosa y colesterol permite detectar riesgos en fases iniciales y adoptar acciones preventivas. La doctora en biocinética, Lynn Smith recomendó a The Conversation que las personas mayores de 35 años, en especial quienes tienen antecedentes familiares, realicen controles médicos anuales. 3. Romper el sedentarismo mediante movimiento constante La vida moderna exige largas jornadas sentados en escritorios, automóviles o frente a pantallas. Este sedentarismo sostiene una relación directa con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mortalidad general. Herramientas como escritorios de pie y pausas activas favorecen la salud, pero es imprescindible atender la postura, mantener movilidad articular y fortalecer la función muscular. Pausas activas, estiramientos y movilidad reducen el impacto del sedentarismo (Crédito: Freepik) De acuerdo con la doctora en biocinética, los estiramientos regulares, entrenamiento de resistencia y ejercicios de equilibrio contribuyen a la salud musculoesquelética y disminuyen el riesgo de lesiones derivadas de la inactividad. 4. Manejo del estrés a través de la actividad física El estrés persistente incrementa la inflamación, la hipertensión y propicia hábitos nocivos, elevando el riesgo cardiovascular. La actividad física, al estimular la liberación de endorfinas, actúa como regulador natural: produce bienestar, atenúa el dolor y mejora el ánimo. La investigación respalda el entrenamiento aeróbico y de resistencia como método eficaz para reducir síntomas depresivos y ansiosos, además de mejorar la salud mental. El ejercicio aeróbico ayuda a controlar la presión arterial y optimiza la función pulmonar (Crédito: Freepik) Smith subrayó a The Conversation que el ejercicio periódico favorece la recuperación del control corporal y emocional, y se posiciona como estrategia central para la protección integral del corazón. Mantener el cuerpo en movimiento, conocer los parámetros vitales y adoptar acciones que beneficien tanto la esperanza como la calidad de vida, constituyen rutas respaldadas por expertos para prevenir enfermedades cardiovasculares. Tomar medidas de prevención activa, realizar ejercicio regular, gestionar el estrés y acceder oportunamente al control médico fortalecen la defensa del corazón ante el avance global de estas patologías.

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