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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 10/10/2025 04:34
Dina Boluarte asumió el mando en el 2022, tras el fallido golpe de Pedro Castillo. Dina Boluarte, la primera mujer en asumir la presidencia de Perú, fue destituida por el Congreso bajo la figura de “incapacidad moral permanente”, tras un mandato breve y turbulento. Su salida marca un nuevo episodio en la crisis política peruana, en un país que ha tenido seis presidentes en solo siete años. Nacida en Chalhuanca, en la región andina de Apurímac, Dina Ercilia Boluarte Zegarra, de 63 años, inició su carrera pública como abogada y funcionaria del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), donde ocupó cargos de asesoría y jefatura local y tentó una alcaldía en 2018, cuando postuló sin éxito a representar a la comuna de Surquillo. Su origen rural y dominio del quechua le permitieron conectar con votantes indígenas durante la campaña presidencial de 2021, cuando acompañó a Pedro Castillo como candidata a la vicepresidencia por el partido Perú Libre, de orientación marxista-leninista. Rechazo récord: su desaprobación llegó al 93% y fue especialmente contundente entre jóvenes, donde rozó el 0% de popularidad. Un fallido golpe de Estado, su oportunidad para ascender al poder El ascenso de Boluarte a la presidencia se produjo el 7 de diciembre de 2022, tras la destitución del entonces presidente Pedro Castillo, quien intentó disolver el Congreso en un acto considerado inconstitucional. Su llegada al poder, estuvo marcada por la promesa de restaurar la estabilidad y combatir la corrupción en un país sumido en crisis institucional. “Soy una mujer de paz, dialogante, concertadora que cree en la democracia”, afirmó Boluarte en 2023. Sin embargo, su compromiso inicial de renunciar si Castillo era destituido nunca se cumplió, lo que fue percibido como una traición por los seguidores de Perú Libre y significó una ruptura con la izquierda andina que la había respaldado. Dina Boluarte y Pedro Castillo Una presidenta impopular Durante los primeros cien días de su mandato, la desaprobación de Boluarte ya rondaba el 80%. La situación se agravó con el paso de los meses: una encuesta de Datum Internacional situó su rechazo en el 93%, mientras que el estudio de CPI le otorgó un 0% de popularidad entre los jóvenes de 18 a 24 años, una cifra inédita para un jefe de Estado peruano. El periodo de Boluarte estuvo marcado por una ola de protestas en Perú que se extendió por todo el país, especialmente en regiones como Puno y Ayacucho. La represión estatal dejó un saldo de más de medio centenar de muertos y episodios como la jornada trágica en Juliaca, donde 17 civiles fallecieron en un solo día. Las autopsias confirmaron que las víctimas presentaban heridas de bala. Familiares portando fotos de las víctimas, lloran un mes después de los enfrentamientos más mortíferos en las protestas antigubernamentales contra la presidenta de Perú, Dina Boluarte, en Juliaca, Perú. 9 de febrero, 2023. REUTERS/Pilar Olivares Organizaciones de derechos humanos acusaron a Boluarte de utilizar la violencia estatal para sofocar las manifestaciones, mientras que la Fiscalía abrió investigaciones por presuntos delitos de “genocidio, homicidio calificado y lesiones graves”. Dina Boluarte adoptó una postura desafiante ante las críticas. “¿Cuántas muertes más quieren?”, preguntó en una ocasión. Además, en un discurso televisado, aseguró: “No voy a renunciar. Mi compromiso es con el Perú, no con ese pequeño grupo que hace sangrar al país”. En sus intervenciones, llegó a calificar a los manifestantes de “terroristas” y sugirió, sin pruebas, la intervención de fuerzas extranjeras. La crisis de seguridad se agravó con el avance del crimen organizado, lo que llevó al Gobierno a declarar el estado de emergencia en Lima y Callao tras el asesinato de un conocido músico de cumbia. El Congreso censuró al ministro del Interior, Juan José Santivañez, por su gestión de la ola de violencia, mientras que la inseguridad afectó incluso a figuras públicas, como los integrantes de la orquesta Agua Marina, heridos por disparos durante un concierto en Lima. Rechazo récord: su desaprobación llegó al 93% y fue especialmente contundente entre jóvenes, donde rozó el 0% de popularidad. | Infobae Perú (Camila Calderón) / Andina Los escándalos de corrupción que acompañaron su gobierno El desgaste de Boluarte se acentuó por los escándalos de corrupción. La mandataria fue investigada por presunto enriquecimiento ilícito, incluyendo el caso de relojes Rolex de lujo que, según la acusación, habría recibido como sobornos a cambio de favores presupuestales, aunque ella negó rotundamente estos señalamientos. También se le cuestionó por su supuesta frivolidad, reflejada en operaciones estéticas y la ostentación de joyas. En el plano político, Boluarte se distanció de su base rural e indígena y buscó alianzas con sectores conservadores, en particular con los partidos políticos Fuerza Popular (FP) y Alianza Para el Progreso (APP). Permitió el indulto al expresidente Alberto Fujimori en 2023 y decretó tres días de duelo nacional tras su muerte en 2024. Sin embargo, ni siquiera el respaldo de estas agrupaciones partidarias logró sostener su gobierno ante el avance de la criminalidad y el creciente descontento social. La vacancia por “incapacidad moral permanente” aprobada por el Congreso se sustentó en la percepción de inacción frente a la inseguridad, la represión de las protestas y los escándalos de corrupción. Las críticas a la gestión de Boluarte se centraron en su respuesta represiva a las protestas, la falta de diálogo con la ciudadanía y el alejamiento de sus promesas iniciales de reconciliación social. El polémico aumento salarial de Boluarte Durante la gestión de Dina Boluarte, en medio de una profunda impopularidad, escándalos de corrupción y constantes cuestionamientos por la ingobernabilidad, se sumó el controvertido incremento de su salario presidencial, que pasó de S/15.600 (aproximadamente USD 4.400) a S/35.568 (unos USD 10.000) mensuales mediante un Decreto Supremo refrendado por el Consejo de Ministros hace unos meses. Con este aumento, Boluarte se posicionó entre los mandatarios con los ingresos más altos de Sudamérica, solo por debajo del presidente de Uruguay. Su ingreso mensual, cercano a USD 10.002,25, superó al de sus pares de Colombia, Chile, Brasil, Paraguay, Ecuador, Argentina, Venezuela y Bolivia. Cálculo de cuánto ganará Dina Boluarte con el aumento de sueldo | BDP Frente a las críticas, el ministro de Economía, Raúl Pérez Reyes, justificó la medida señalando la necesidad de corregir decisiones adoptadas por gobiernos anteriores y establecer una remuneración acorde a las responsabilidades del cargo. Por su parte, el primer ministro Eduardo Arana pidió evitar la demagogia en el debate y explicó que la decisión responde a criterios institucionales. En la actualidad, solo un juez supremo percibe un ingreso mayor que el de la presidenta. La oficialización de este incremento terminó por amplificar el malestar social alrededor de Boluarte, simbolizando para muchos la desconexión de la clase política con la realidad de la mayoría de los peruanos. Dina Boluarte se aumentó su sueldo a más de S/ 35 mil. | Fotocomposición: Infobae Perú (Camila Calderón) / Presidencia / Andina Cirugías secretas intensificaron la crisis A lo largo de la administración de Dina Boluarte, salieron a la luz diferentes informes periodísticos y judiciales que confirmaron que la presidenta se sometió a varias cirugías estéticas durante su mandato. Según un documento oficial elaborado por el cirujano Mario Cabani Ravello y entregado a la Fiscalía, Boluarte fue intervenida el 28 de junio de 2023 en la Clínica Cabani. El registro detalla que se le practicaron cuatro procedimientos estéticos: una rinoplastia con septoplastia funcional, una blefaroplastia inferior bilateral, injertos de grasa facial y la colocación de hilos de sustentación facial. La mandataria permaneció internada dos noches y una mañana, bajo estrictas medidas de reserva. Supuestos selfies de la presidenta Dina Boluarte luego de cirugía. (Foto: Latina Noticias) El informe médico precisa que durante la operación, Boluarte recibió anestesia facial total y, como parte del proceso de rejuvenecimiento, se le extrajo grasa abdominal para injertos en mejillas y surcos. La intervención, realizada sin complicaciones, duró cerca de dos horas y media. La existencia de este registro, incluido oficialmente en el libro de operaciones de la clínica y enviado al Ministerio Público, generó mayor escrutinio sobre la presidenta, quien enfrentó una investigación por presunto abandono de cargo debido a su periodo de recuperación. Este episodio sumó un nuevo elemento de polémica y desgaste a la imagen pública de Boluarte, profundizando el debate sobre ética, transparencia y prioridades en la función pública. Perú tras Boluarte: polarización, desencanto y aislamiento El balance de su gestión deja un país más polarizado, con instituciones debilitadas y una ciudadanía profundamente desencantada. Colectivos feministas, organizaciones sociales y amplios sectores de la población se movilizaron en su contra, mientras la mandataria se mantuvo aislada, con largos silencios ante la prensa y enfrentamientos diplomáticos con líderes regionales como Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador. Al concluir su mandato, Boluarte se retira sin haber logrado reconciliarse con la sociedad peruana ni revertir la percepción de ilegitimidad que la acompañó desde el inicio. En las calles, su figura queda asociada a la represión y al distanciamiento de las demandas populares, mientras el apodo que le asignaron sus detractores resuena como símbolo de su paso por el poder.
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