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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/10/2025 04:35
Kennys Palacios es un estilista y maquillador argentino que se hizo conocido por su trabajo con figuras del espectáculo y la farándula, entre ellas Zaira y Wanda Nara, y por su presencia en programas y transmisiones vinculadas al mundo del entretenimiento. En los últimos años pasó de ser el profesional detrás de los looks de celebridades a convertirse en figura mediática. Formó parte de ciclos televisivos como Bailando por un sueño y Bake Off Famosos. Actualmente, es host digital en el streaming Fuera de joda de Telefe. Su historia personal está marcada por la superación. En su adolescencia sufrió bullying por su orientación sexual, pero encontró en la peluquería una forma de expresión y libertad. Gracias a su esfuerzo y carisma, logró construir una carrera en los medios y ganarse el cariño del público. Kennys Palacios relató su experiencia de bullying en la secundaria por su orientación sexual y cómo encontró refugio en la peluquería. (Gaston Taylor) Pollo: — Me llamó la atención que en tu DNI sos Kennys. Yo pensé que era un nombre artístico. Pero es Kennys Jonathan Palacios... Kennys: — Infante porque tengo los dos apellidos. Mucha gente no me cree que me llamo así. Pollo: — Si yo tengo que presentarte, tengo que decir que sos: host en un streaming, estilista, peluquero y maquillador. ¿Estoy bien o me faltó algo? Pollo: — Está bien. Kennys: — Me da la sensación de que, empezaste siendo estilista, pero con las ganas y la onda que le ponés, hay un abanico cada vez más amplio. ¿Te gusta eso? Kennys: — Sí, me gusta. La verdad que terminé la escuela y no sabía para qué lado ir. El último tiempo de escuela no la pasé muy bien con el tema de bullying Y la verdad que no sabía qué quería, pero siempre me gustó el mundo de la tele, las luces y todo eso. Pollo: — ¿Por algo que veías o simplemente te gustaba? Kennys: — Simplemente me gustaba. Desde muy chico le robaba las Barbie’s a mi hermana y armaba estudios de televisión con los juguetes, con las puertas que se abrían y cerraban, y con Legos armaba las cámaras. Siempre me gustó ese mundo. Y en el secundario la pasaba muy mal con el tema del bullying y me rateaba. Yo soy de San Fernando y me iba a la estación de Tigre a esperar la hora de salida para poder volver a casa. No me animaba a contar que la estaba pasando mal. Y eso que en mi casa nunca tuvieron prejuicios absolutamente de nada. Pero el prejuicio era mío, del miedo de contar lo que me pasaba realmente. Pollo: — ¿Y el bullying de qué venía? Kennys: — Por la sexualidad, por ser gay… Pollo: — ¿Vos ya lo expresabas desde chico? Kennys: — Sí, ya desde chico sabía que era gay. Y la secundaria fue difícil para mí. La primaria no tanto, porque capaz no entendían mucho, pero en la secundaria sí lo entendían porque mis compañeros me hacían a un lado, me tiraban bolas de papel y botellas. Ahora sigue pasando, aunque dicen que está un poco más abierto y un poco más aceptado todo, pero los chicos somos crueles cuando somos chicos. Yo también en su momento he bardeado o he insultado a un compañero. Pero lo mío era fuerte porque era el único gay, que se sabía hasta ese momento en la escuela. Ese tiempo la pasé mal y me iba a la estación de tren a esperar el horario hasta que un día mi tío me encontró y me dijo: “¿Qué haces acá?” Me llevó a casa y ahí hablamos con mi mamá. Le conté lo que me estaba pasando después de mucho llanto, porque no me atrevía a contarle realmente por qué yo sentía que me hacían eso. Terminé la escuela y no sabía qué hacer. No quería pasar lo mismo en una facultad y no tenía ganas de que mi vieja se sacrifique nuevamente a pagar una facultad para que yo vuelva a hacer lo mismo de ratearme... Hice zapping en la tele decían: “Si querés aprender peluquería, vení a esta escuela”, y yo llamé. Mi abuela Julia, que la amo y ya no está, fue peluquera. Yo creo que de parte de ella chupé eso. Ella tuvo que dejar porque el marido no la dejó ejercer su profesión. Eran otros tiempos. Pero mi abuela siempre había tenido su peluquería. Ella fue la que me apoyó y me compró el primer secador. Fue la que me dijo: “Hijo, si te gusta, hacelo”. Y lo hice. Pollo: — Y pasaste de no saber qué hacer a convertirse en estilista de gente reconocida. Hoy estás con Wanda, pero también tenés un nombre propio y no es un dato menor. Kennys: — Sí, obvio, no me lo esperaba. La verdad que me costó, como todo. En mi curso en la escuela de peluquería había 40 o 50 chicos que querían ser peluqueros y de esos 50 quedé yo. Le puse las ganas y todo el esfuerzo. Me he ido llorando de las peluquerías porque al principio ser el que lavaba la cabeza es lo peor. A las viejas la llegabas a mojar un poquito en la remera o el suéter y te hacía un escándalo. Un poco más y pedían tu cabeza. Y era así. Yo al principio me iba llorando y mis compañeros me decían: “Sos muy bueno en lo que hacés, creétela, tenés que tener fe”. Y poco a poco así me la fui creyendo y Leo Paparella, el dueño, fue creyendo en mí y me comenzó a mandar a desfiles, a eventos, a canales. Y así, poco a poco, me fui abriendo. Kennys recordó su experiencia peinando a Paris Hilton en Punta del Este y cómo fue el trato con la celebridad. (Gaston Taylor) Pollo: — ¿Quién es la primera famosa o famoso que decís: “Che, acá pegué”? ¿Te recordás? Kennys: — Con la primera persona así fuerte que la pegué fue con Zaira Nara. Y fue de pedo porque yo trabajaba en una peluquería y ella hacía una tapa de revista Gente. Te estoy hablando hace casi 16 años atrás. Y fue a la peluquería y dijo: “Che, mañana tengo unas fotos quisiera que me peinen”. Y yo dije: “Esta es la mía”. Pero el encargado no me mandó a mí, fue él. Pero no sé qué pasó con las fotos que se tuvo que volver a repetir esa tapa. Y ahí, la segunda vez, sí fui yo y la conocí a Zaira. Pegamos buena onda y comenzamos a ir a laburar juntos durante varios años. Pollo: — ¿Y cómo pasas de Zaira a Wanda? Kennys: — Con Wanda comencé a laburar en el 2018 - 2019. Pollo: — Algo habrás hecho muy bien porque ellas se quieren mucho y le quedó a Wanda la refe. Kennys: — Sí, yo la abandoné a Zaira, que estaba haciendo Morfi... Pollo: — Y te fuiste con Wanda. Kennys: — Sí, la dejé plantada. “Mira, vengo 15 días y me tengo que ir”, le dije. Pero le puse reemplazo, Eddie. Y nunca más volví. Me quedé laburando afuera. Pollo: — ¿Wanda dónde estaba en esa época? Kennys: — En Italia. Pollo: — Pero, para entender, vos hacés estilismo y no hay eventos todos los días. ¿Cómo te quedas a vivir en Italia? Kennys: — Ella en ese momento estaba grabando un programa deportivo que se hacía todos los domingos. Pollo: — Y necesitaba alguien que le confianza y que a ella le guste. Kennys: — Exactamente. Y ahí salió la propuesta y me fui a vivir a Italia. Dos años viví ahí. Pollo: — ¿Y era rentable para los dos? Porque vos tenés que vivir con un buen sueldo y ella tiene que pagar... Kennys: — Ella tenía casa. Pollo: — ¿Vos vivías ahí? Kennys: — Sí, en un departamento de ella. Gastos extras no había. Pollo: — ¿Ibas a la cancha, por ejemplo, en esos momentos? Kennys: — Sí, estaba en el Inter Mauro. Soy cero fútbol, pero sí. Iba a la cancha. No tenía otra cosa que hacer. O era salir de joda, porque me hice de amigos italianos, o ir a la cancha. Y después los domingos se grababa el programa. Pollo: — ¿Hoy hablas con Mauro? Kennys: — No, cero contacto. Lo que pasa que también la situación no amerita. O sea, él formó una nueva familia y está perfecto. Nos dejamos de hablar y está bien. Pollo: — Pero en su momento tenían buena onda. Kennys: — Sí, sí, siempre. Pollo: — ¿Vos no tenés onda con la China Suárez? Kennys: — Nunca laburé con ella. Nunca un contacto, nunca me la crucé ni nada. Pollo: — Si mañana viene un evento muy groso y te dicen: “Hay que peinar a alguien, pero no te podemos decir a quien”. Y aparece la China… Kennys: — No. Pollo: — ¿No podés o no querés? Kennys: — No, no lo haría. No lo haría por respeto a mi amiga. Pollo: — ¿Estás en pareja vos? Kennys: — Sí, hace 13 años. Pollo: — O sea, que vos te fuiste a vivir a Italia dos años y estabas en pareja. Kennys: — Sí, pero venía a verme... Pollo: — 13 años es un montón. Kennys: — Es una vida. Pollo: — ¿Y tienen planes a futuro como ser padres o casarse? No sé si estás casado ya... Kennys: — No, casados no. Ni vivimos juntos tampoco. Pollo: — ¿No les cabe? Kennys: — Al principio, él sí. La verdad que él siempre me dijo desde el día uno: “Quiero ser padre, me quiero casar y quiero vivir con vos”. Pollo: — ¿Y vos dijiste: “Vamos viendo”? Kennys: — Los primeros dos años fuimos a vivir juntos, pero no funcionó. La convivencia nos costó, teníamos muchas discusiones, somos diferentes en ese aspecto. Y preferimos casas separadas. La verdad que nos funciona muy bien. Cuando nos puteamos, me voy a mi casa y él se queda en su casa. Pero sí el proyecto no sé si de casarnos hoy en día, pero sí hacer una fiesta simbólica. Pollo: — Para festejar el amor porque son muchos años. Kennys: — Exacto. Son muchos años que estamos juntos, son muchos años que me ha bancado, que lo he bancado y sí ser padre me encantaría. Pollo: — Tenés algo muy lindo que no se ve en el personaje de afuera, que es el amor con el que hablás de toda tu familia. ¿Estoy en lo cierto? Kennys: — Sí. La verdad que mi familia para mí es todo. O sea, mi lugar o mi cable a tierra son mis amigos y mi familia. Cuando estoy mal, lo único que quiero es estar al lado de mamá. Pollo: — Eso es hermoso. Kennys: — Estar ahí con mamá es como que me calma, me calma mis problemas, mis angustias, mis nervios, mis dudas también. Para mí, mi familia es todo. He pasado por momentos difíciles en la vida, tuve ataques de pánico, esas cosas que ha vivido como mucha gente, y lo único que me tranquilizaba era mi mamá. Estar al lado de mi mamá era absolutamente todo y de mi abuela. Mi abuela fue una persona muy importante para mí y lo sigue siendo. Puedo no tener absolutamente nada, pero tener a mi familia es lo mejor que puedo tener. Aparte,me apoyaron siempre. Pollo: — ¿Wanda es familia? Kennys: — Sí, también. Pollo: — Porque, al fin y al cabo, los amigos son la familia que uno elige. Kennys: — Sí, re. Al principio empiezan siendo cliente o clienta y con los años se van haciendo amigos, vas siendo familia. Cuando ya compartís casamientos, cumpleaños, viajes y problemas de tu casa, que sabés que queda en esa persona, ya pasan a ser familia. El estilista explicó que, pese a su éxito, no es millonario y detalló cómo invertiría un millón de dólares. (Gaston Taylor) Millón XXX Pollo: — ¿Vos sos millonario? Kennys: — ¡No! Soy un laburante como cualquier otro. Solo que capaz con un poquito más de suerte. Pollo: — La pregunta es: ¿qué harías con un millón de dólares? Kennys: — A ver… Me compraría la casa. Pollo: — ¿Dónde te gustaría? Kennys: — Por 150 lucas, encontrás en Pilar. Pollo: — ¿Sos propietario hoy día o alquilás? Kennys: — Alquilo. Pollo: — ¿Qué más querés comprar? Kennys: — Pondría otros 100 mil para una casa para mi vieja. Pollo: — ¿Mamá alquila o es propietaria? Kennys: — Alquila. Es para que tenga su casa en San Fernando y otros 100 mil se los daría a mi hermana para que termine de formar su negocio. Pollo: — ¿De qué tiene el negocio? Kennys: — De ropa, indumentaria. Para que amplíe el proyecto y pueda agrandar el negocio y todo. También para que a mis sobrinos les vaya bien. Pollo: — ¿Es tu única hermana? Kennys: — Sí. Tengo un hermano, pero es chico, tiene 17 años. Con 200 mil cumpliría el sueño de mi abuela de hacer un comedor. Pollo: — ¿Para los chicos de calle? ¿Peronas en situación de calle? Kennys: — Sí. Para para ayudar a la gente. Mi abuela era muy de ayudar a cualquier persona que veía que necesitaba algo. Dejaba de comer ella y se lo llevaba. Pollo: — ¿Qué más haemos con lo que queda? Kennys: — Con otros 100 me iría de viaje. Pollo: — ¿A dónde te gustaría ir? Kennys: — Me gustaría ir a Japón, China… Pollo: — ¿Irías con tu pareja? Kennys: — Sí, re. Con mi pareja y con mi familia. Pollo: — Que un día te caiga Wanda para que el viaje sea explosivo... Que te caiga un fin de semana. Kennys: — Y que me caiga con otros 100 por si me falta. Por si no me alcanza (risas). Pollo: — Te quedan 350 mil. Kennys: — Con 100 mil cambiaría mi auto y le compraría uno a mi vieja. Una versión más renovada. Nada raro, nada tipo descapotable, ni esas cosas. Pollo: — Restan 250 mil. Kennys: — Bueno, con estos 50 mil me compraría ropa. Soy muy amante de la pilcha. Me gusta mucho. Sea de Flores o de La Salada, no me importa. Pero me tiene que gustar. Las zapatillas sí tienen que ser marca, pero las que todos cnocemos. No las de lujo. Pollo: — ¿Alguna vez te compraste una giladita de marcas de lujo? Kennys: — Un bolso. Pero unas zapatillas 2 mil dólares no pagarían ni en pedo. Pollo: — Te quedan 200 mil. Kennys: — Armaría una peluquería para darle laburo a muchos amigos que hoy en día no tienen. Pollo: — ¿Alguna zona en especial? Kennys: — En Palermo. Siempre soñé con tener mi lugar propio, pero nunca lo pude tener y capaz que lo hago. Kennys destacó la importancia de su familia y el apoyo incondicional que recibió en los momentos más difíciles de su vida. (Gaston Taylor) Pollo: — ¿Es verdad que peinaste a Paris Hilton? Kennys: — Sí, peiné a Paris Hilton. Pollo: — Es muy arriba, chabón. Ahí sí le tendría que haber… Kennys: — Ahí le maté. Me costó cobrarle, pero me maté. Pollo: — ¿Cómo fue esa historia? Kennys: — Ella estaba en Punta del Este en un evento de una bebida energizante y me dicen: “Che, viene una famosa de afuera, necesitamos a alguien que la produzca”. Pero nunca me dijeron que era Paris Hilton. Yo no sabía hasta el día que la vi bajar de la camioneta. Pollo: — ¿Por un tema de confidencialidad? Kennys: Sí y porque capaz no querían que se filtre, qué sé yo. Me pidieron documentos, laburos anteriores, mail, pasaporte, DNI, fecha de nacimiento. Durante tres días estuve mandando mails, me preguntaron el presupuesto y me hicieron firmar contrato. Y cuando me citaron en el hotel, veo que llegan tres camionetas negras con toda seguridad, todos con paraguas, porque en Punta del Este hace un calor tremendo, y cuando abren los paraguas sale una pibita y es Paris Hilton. ¡Paris Hilton! Pollo: — Dijiste: “¡Esto puede pegar!”. Kennys: — Obvio, fue hace 10 años atrás. Pollo: — ¿Y ella era copada? Kennys: — Al principio no, la verdad, estaba en su mundo. Iba a pasar música y estaba viendo qué lista armar, pero en forma fueron pasando las horas, yo creo que se copó y me hizo subirse a su lanchita para que la acompañe, que esté ahí pendiente. Me dijo que no me vaya, que me quede. Pollo: — ¿Vos hablas inglés? Kennys: — Un poco. Era de ese inglés de hace ocho años, que para mí era un loco. Pero la mina me entendía (risas). Pollo: — ¿Y no quedó relación en Instagram? Kennys: — No, ¿sabés que no? Al contrario. Un día la filmé como para subir a mis redes en aquella época. Para mostrar que yo había laburado y el novio de ese momento me escribió amenazándome que baje el video. Y no mostraba nada raro, ¿eh? Pollo: — ¿Y te mandó un mensaje? Kennys: — Sí, que borre el video. Pollo: — ¿Y qué le dijiste? Kennys: — No lo borré. Pollo: — ¿Y no te volvió a mandar? Kennys: — No. Al principio medio me amenazó. Pero no lo borré. Es mi laburo. Igual ya cambió de novio, está casada con un pibe, o sea... Pollo: — Pero si el día de mañana viene Paris Hilton a Argentina, ¿te animás a contarle la historia? Kennys: — Sí, re. No tuve tanto contacto, pero en un evento en Milán, en su momento estuvo con Mauro, con Wanda, en una cena… Pollo: — ¡Ah! Te la volviste cruzar a Paris. Kennys: — Sí, me la volví a cruzar después de muchos años y nada... O sea, el destino nos volvió a cruzar. Si viene a Argentina y me llama, estoy.
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