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» Primerochaco
Fecha: 09/10/2025 03:34
La feria A362 se consolida como un espacio de referencia para artistas, coleccionistas y gestores culturales del Chaco y la región. Desde el histórico Club Social de Resistencia, Marilín Cristofani y Alejandra Meana impulsan un proyecto que combina patrimonio, mecenazgo y comunidad artística. Resistencia, conocida como la Ciudad de las Esculturas, ha sabido construir una identidad propia a partir del arte. En esa trama cultural se inscribe A362, una feria que nació como una idea de encuentro y que hoy representa una de las plataformas más relevantes para el arte contemporáneo del NEA. Detrás del proyecto están Marilín Cristofani y Alejandra Meana, dos gestoras que desde el Club Social de Resistencia trabajan para tender puentes entre artistas, coleccionistas, instituciones y el público general. “Queríamos generar un espacio donde el arte circule, donde el encuentro sea real y no solo una exposición”, explica Cristofani, subrayando la intención de A362 de democratizar el acceso al arte y potenciar el ecosistema creativo local. Un edificio con historia, un proyecto con futuro El Club Social, sede de la feria, no es solo un escenario: es parte esencial del relato. Inaugurado en 1914, este edificio emblemático del centro de Resistencia guarda más de un siglo de vida institucional y cultural. “Recuperar este espacio no es solo ponerlo en valor arquitectónicamente, sino devolverle su rol de lugar de encuentro”, afirma Meana. La articulación entre patrimonio y contemporaneidad es uno de los rasgos más distintivos de A362: las salas del Club, intervenidas con obras, instalaciones y performances, funcionan como un diálogo entre la historia y las nuevas expresiones artísticas. Mecenazgo y sostenibilidad cultural Uno de los pilares de A362 es el mecenazgo cultural, herramienta que permite financiar y acompañar proyectos artísticos. Cristofani destaca que “muchas veces se piensa el arte solo desde la pasión o la vocación, pero también debe entenderse como una economía creativa, con profesionales que viven de su trabajo”. A través de la feria, se promueve la formación de coleccionistas y la circulación de obras, generando un mercado que fortalece la escena regional. Meana lo resume con claridad: “El arte es una inversión simbólica, pero también económica; apostar por un artista chaqueño es apostar por el desarrollo cultural del territorio”. La comunidad como eje Más allá de la compraventa de obras, A362 se ha convertido en un espacio de formación, diálogo y visibilidad para nuevos artistas. Talleres, conversatorios, muestras colectivas y residencias conforman una red que trasciende la feria y se proyecta durante todo el año. “Nos interesa que el arte llegue a las escuelas, a los barrios, a la gente que no siempre tiene acceso a las galerías. La cultura es una herramienta de transformación social”, sostiene Cristofani. Un movimiento en crecimiento A362 no solo visibiliza el talento local, sino que también ha logrado posicionar a Resistencia como un polo artístico del Nordeste argentino, en conexión con Corrientes, Formosa, Misiones y el litoral paraguayo. La feria articula con galerías, instituciones y programas públicos, consolidando una red que impulsa la profesionalización del arte chaqueño. En palabras de Meana: “Queremos que A362 sea un punto de partida, no un punto de llegada. Un espacio donde las nuevas generaciones de artistas encuentren proyección y acompañamiento”. Conclusión En tiempos donde la cultura muchas veces enfrenta dificultades para sostenerse, experiencias como la de A362 demuestran que el arte puede ser también un motor de desarrollo local y cohesión social. Desde el corazón de Resistencia, el viejo Club Social vuelve a latir con la energía de los creadores, reafirmando que el arte no solo se contempla: también se vive, se comparte y se construye colectivamente.
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