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  • El secreto mejor guardado: ¿cuántos contribuyentes no pagan las obras de pavimento?

    » Rafaela Noticias

    Fecha: 09/10/2025 03:28

    El secreto mejor guardado: ¿cuántos contribuyentes no pagan las obras de pavimento? En todos los barrios donde hay calles de calzada natural (ripio o tierra) la obra más solicitada a los gobiernos municipales es, invariablemente, el pavimento. En términos políticos, es una obra ganadora de elecciones. Históricamente, la calidad de muchas gestiones fue valorada positivamente en proporción a la cantidad de cuadras pavimentadas que hubieran ejecutado: así se construyó gran parte del prestigio que tuvieron intendentes como Rodolfo Muriel, Juan Carlos Borio y Omar Perotti. El asfalto ordena a los barrios porque elimina el polvo, pero antes que eso obliga a hacer desagües pluviales, a tapar cunetas, a mejorar la iluminación. Jerarquiza a las viviendas, valorizando inmuebles. Por eso se la financia con un sistema que siempre fue respetado, el de la "contribución por mejoras". Será el mismo sistema que se aplicará al plan de 255 cuadras anunciado por el intendente Leonardo Viotti, y que serán más de 260 finalmente. Son avances que en muchos casos llegarán a sectores populares donde la obra es tan necesaria como reclamada, pero donde viven familias que están sufriendo en carne propia la realidad de estos días en el país: no llegan a fin de mes con sus ingresos. Entre comer, vestirse, cubrir remedios y mandar los chicos a la escuela, las obligaciones con el fisco -incluso el municipal- van quedando en el cajón de los muebles, esperando momentos mejores. Este fenómeno -que la plata no alcance para las familias de trabajadores que tienen la suerte de tener un techo propio o un lote donde piensan construir una casa- no es nuevo. Pero deja un hueco clave en la proyección de obras de la envergadura de un plan de pavimentación: ¿cómo se financia para asegurar un ritmo continuado de trabajo si los contribuyentes que deben pagarla están haciendo malabares para parar la olla? Y un dato oculto: ¿cuánta "incobrabilidad" se carga sobre el costo total previsto? Va una comparación odiosa: el municipio de Esperanza acaba de lanzar un plan de pavimentación más ambicioso que el de Rafaela. Proponen ejecutar 349 cuadras, en un municipio que tiene mucho atraso en ese aspecto, pero cuya densidad demográfica es menor a la mitad de la de Rafaela. Mientras la ordenanza rafaelina parte de un cálculo de morosidad/incobrabilidad del 25%, en Esperanza la estimaron en 18%. Son 7 puntos menos porque el riesgo lo asume en mayor medida el Estado y no el frentista. Es un alivio, ligero pero alivio al fin, a la carga que asume el contribuyente. Busquen una silla y esperen sentados Ahora, el bloque de concejales del Partido Justicialista acaba de presentar un pedido de informes -tendrá entrada en la sesión de este jueves- en el que básicamente quieren conocer los porcentajes de morosidad del plan denominado de 130 cuadras, que en 2018 lanzó la administración Castellano y que a duras penas pudo terminarse en 2023. Para ser consecuentes con la verdad, hay que decir que nunca los funcionarios de la administración Castellano ni tampoco el exintendente "blanquearon" ese dato. Quien esto escribe se lo preguntó en reiteradas oportunidades a distintos secretarios de Hacienda y al propio Castellano, y siempre las respuestas fueron evasivas. Tampoco hubo precisiones en las consultas más recientes, ya a los funcionarios de la gestión Viotti: siempre la respuesta fue en números demasiado gruesos para ser tomados como datos concretos. Tampoco hubo respuestas institucionales: la concejala María Alejandra Sagardoy, antes en la oposición y ahora jefa del bloque oficialista, presentó un pedido de informes que no era muy diferente al que hoy refritaron los nuevos opositores, antes oficialistas. Nunca obtuvo respuesta. El dato debería ser casi automático, de tan fácil que es el cálculo matemático: se pusieron al cobro tantas boletas, por un monto total de A cantidad de pesos; alcanzando a un padrón con un número determinado de catastros. Del total "A" puesto al cobro, se recaudaron mes a mes el monto "B", que representa "tal" porcentaje, mientras que los catastros cumplidores fueron X sobre un total de Y, representando este otro porcentaje. Cualquier administración ordenada -y la de Rafaela lo fue y lo sigue siendo- tiene esos datos en una planilla de Excel. Pero ni concejales ni periodistas preguntones han obtenido nunca respuestas definitivas. Es que el tema es político: dar esos números, antes y ahora, implica asumir realidades -y costos, fundamentalmente en el famoso "qué dirán"- que no todos los dirigentes con responsabilidad en los asuntos públicos de la ciudad quieren reconocer. En su última gestión, Castellano debería haber reconocido que de no ser por los aportes provinciales que le llegaron del gobierno de Omar Perotti y por algunos fondos bajados por Nación en tiempos del vilipendiado Alberto Fernández, nunca hubiera terminado el plan de 130 cuadras, que finalmente fue de más de 150. Por la sencilla razón de que los contribuyentes no cumplìan en porcentajes necesarios para solventar la obra. Devaluaciones, pandemia, inflación y otras calamidades económicas entraron en el combo: el exintendente ni siquiera debió ponerse colorado para admitirlo, pero siempre el dato de la morosidad/incobrabilidad se guardó bajo siete llaves. Hay una noticia para darle a los protectores de secretos: si el nuevo sistema votado ahora implica ordenar el avance de la obra de acuerdo al porcentaje de cumplimiento de los contribuyentes de cada uno de los 14 sectores en que se dividirá la zona de obras, entonces esos datos tendrán que ser "blanqueados" de una vez. Valen otros recordatorios. El sistema aplicado al cobro de pavimento tiene en cuenta los metros cuadrados de superficie de cada lote. Se considera la incidencia de los metros de frente sobre la calle a pavimentar, pero también los metros "de fondo" del terreno. Esto implica que, en el cuadro de una manzana, puede suceder que un lote cercano a las esquinas de las calles X e Y, con frente sobre X pero 30 o más metros de fondo, tenga que pagar una parte proporcional del pavimento de Y, aunque la obra sólo pase por Y y no por X. Y algo más: a diferencia de otros planes, ahora se incluyen las repavimentaciones de calles de concreto asfáltico. La gran mayoría de los frentistas de esas calles no saben que muy pronto le llegarán las boletas para pagar un "asfalto" que creen ya haber pagado hace más de 30 años, aunque ahora esté roto y detonado. Convencerlos de que deberán afrontar el costo cuando otros frentistas tuvieron la obra sin haberla pagado será un ejercicio de persuasión no apto para impacientes.

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