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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/10/2025 16:58
Gisela Gilges habla de cómo manejar la ira. “La ira no aparece de golpe: es el resultado de todo lo que no dijimos a tiempo.” Con esa frase, la coach Gisela Gilges abre uno de los episodios más escuchados de su serie Tu experiencia de coaching, un pódcast original de Infobae que ahora puede descargarse en forma gratuita como audiolibro en Bajalibros. En esta entrega, titulada ¿Qué hago con la ira?, Gilges aborda una de las emociones más complejas y mal comprendidas del repertorio humano: el enojo. La emoción que se acumula “La ira o el enojo son emociones tardías”, explica Gilges en el episodio. “Cuando uno siente ira es porque acumuló un montón de cosas que no dijo a tiempo y se fueron metiendo dentro de un globo, hasta que un día estalla”. Su metáfora del “globo que se infla” recorre toda la conversación: una imagen simple, pero precisa para describir lo que ocurre cuando el cuerpo y la mente no encuentran modo de liberar la tensión cotidiana. Gilges insiste en que sentir enojo no está mal, ni tampoco expresarlo. “Lo único que hay que entender —dice— es por qué lo sentimos”. Y en esa comprensión está la clave de su propuesta: mirar hacia atrás para identificar aquello que callamos, que soportamos, que dejamos pasar sin decir. Porque, como explica con claridad, “el secreto nunca es lo que nos pasa, el secreto está en lo que hacemos con lo que nos pasa”. Una historia cotidiana Para explicar cómo funciona la ira, Gilges elige una escena de la vida diaria. Imagina a alguien que se despierta tarde, tira el café con leche, se cambia apurado y llega al auto con el mal humor en su punto máximo. En el camino, su jefe lo llama para apurarlo y, justo cuando todo parece salir mal, un desconocido lo choca por detrás. En ese instante, estalla. La coach lo resume así: “Esa persona te hace estallar en mil pedacitos, y estallás con ella.” Pero no es ese golpe al auto lo que provoca la furia, sino todo lo anterior: una serie de pequeñas frustraciones que fueron inflando el globo hasta hacerlo explotar. Gisela Gilges y qué hacer con esos enojos furiosos. (Candela Teicheira) Gilges plantea entonces una pregunta sencilla pero crucial: “¿Qué hubiera pasado si ese mismo día hubiera empezado con buenas noticias?” Si en lugar de enojos acumulados hubiera recibido una llamada con un reconocimiento laboral o la alegría de una amiga. “Claramente vas a reaccionar diferente, porque tu globito no va a estar tan lleno.” Decir a tiempo El hilo conductor del episodio es el valor de la expresión oportuna. “Una de las cosas más importantes es aprender a decir las cosas a tiempo”, afirma Gilges. No se trata de evitar el enojo, sino de drenarlo antes de que se transforme en explosión. “Cuando algo estalla, salpica para todos lados sin discriminación de qué es lo que mancha. Pero cuando algo lo drena una conciencia, yo elijo para dónde dirijo el exceso”. Esa diferencia —entre desbordar y drenar— define buena parte del trabajo emocional que propone. La ira, recuerda, tiene una curva. “Las emociones crecen, llegan a su punto máximo y luego disminuyen. En ese pico, estamos gobernados por la emoción, y gobernados por la emoción nunca vamos a tomar buenas decisiones.” Reconocer ese momento, saber detenerse antes del desborde, es un acto de madurez y también de humanidad. No se trata de reprimir, sino de comprender: “Cuando estamos en el pico de la emoción, nuestro cerebro lógico no dispone con tanta fluidez como en otros momentos”. Cómo gestionar la ira A lo largo del episodio, Gilges propone distintas herramientas para enfrentar el enojo sin negarlo. La primera es caminar. “Cuando sientas que no sabés cómo decir lo que te molesta, empezá a caminar. Alejarte físicamente del punto también te aleja emocionalmente”. Mover el cuerpo, dice, ayuda a ver las cosas con distancia, “como si fuera la vida de un amigo o una película”. El enojo nos puede hacer mucho daño. (imagen ilustrativa de Infobae) La segunda herramienta es la respiración consciente. “Respirás profundo, mantenés la respiración y la dejás ir. Es una forma de oxigenar el cerebro y ver todo con un poco más de claridad”. Esa pausa, esa fracción de tiempo entre el impulso y la palabra, permite que la emoción deje de gobernar la reacción. Y la tercera es quizás la más afectiva: rodearse de personas que nos saquen del lugar incómodo. “De esas que te rescatan con un chiste, con un abrazo, con una mirada o con la palabra justa —dice Gilges—, que se dan cuenta de que estás escalando tu curva de enojo y aparecen justo a tiempo para evitar que te lastimes”. La ira del otro El episodio también invita a mirar el enojo ajeno con otra perspectiva. “Todo lo que alguien diga en un momento de ira es propio de un desborde emocional, pero no de una creencia real”, advierte. Escuchar desde ese lugar, sin convertirnos en receptores pasivos del malestar, permite no agrandar el conflicto. No se trata de justificar, sino de comprender el contexto emocional del otro. Gilges propone una suerte de empatía práctica: reconocer cuándo el otro está dominado por su emoción y evitar responder desde el mismo lugar. “No para ser un residual del otro —aclara—, sino para no hacer de un problema más problemas.” Descomprimir con conciencia En el tramo final, la coach plantea una idea central: si sentimos ira todos los días, quizá estemos cargando cosas acumuladas “de hace muchísimos años”. El mensaje es directo: hay que descomprimir, pero hacerlo a conciencia. “Eso —dice— es el secreto de ser adultos: poder descomprimir no porque toca, sino porque lo entiendo.” El episodio, grabado con el tono sereno y claro que caracteriza a Gilges, combina reflexión y pedagogía emocional sin recurrir a fórmulas simples. No hay recetas mágicas, sino una invitación a reconocer los mecanismos de nuestras emociones, esas que a menudo negamos o disfrazamos. ¿Qué hago con la ira? no busca eliminar el enojo, sino enseñarnos a mirarlo de frente. La sobrecarga emocional puede generar disputas. (Freepik) Un podcast que se transforma en audiolibro Esta entrega forma parte del ciclo Tu experiencia de coaching, un pódcast producido por Infobae en el que Gisela Gilges aborda distintas emociones y desafíos de la vida cotidiana: el miedo, la culpa, la autoestima, el deseo. La serie, que combinó la intimidad de la conversación con el formato reflexivo del coaching, ahora está disponible en formato de audiolibro gratuito a través de Bajalibros, para escuchar en cualquier momento. La transformación del podcast en audiolibro busca ampliar su alcance y ofrecer una herramienta de acompañamiento emocional accesible, en un tiempo en el que la ansiedad y el malestar cotidiano se convirtieron en temas urgentes de conversación pública. Una reflexión final “La próxima vez que te pase, acordate de mí —dice Gilges al cierre—. Entendé por qué te está pasando, revisá qué venís acumulando y descargalo de una manera que no te haga daño a vos ni a nadie a tu alrededor.” El episodio termina con un tono esperanzador, casi una promesa: entender la ira no como un enemigo, sino como un mensaje que el cuerpo nos envía cuando algo no está en equilibrio. En tiempos donde la rapidez del mundo empuja a reaccionar más que a pensar, Tu experiencia de coaching ofrece una pausa necesaria. Una invitación a respirar, a decir a tiempo, a mirar desde lejos antes de estallar. Porque, como recuerda Gilges, la ira no se trata de controlarla, sino de aprender a comprenderla.
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