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» Diario Cordoba
Fecha: 08/10/2025 10:29
La compleja inteligencia social del ser humano está profundamente arraigada en su pasado evolutivo, compartido con otros primates. Esta capacidad, que hasta hace solo unas décadas se consideraba exclusiva de los humanos, está presente también en los grandes simios: chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas. Un bonobo, ’Kanzi’, ha puesto los puntos sobre las íes. Un estudio científico centrado en este primate ha demostrado por primera vez que los grandes simios pueden mantener un registro mental simultáneo de la ubicación y la identidad de varios individuos –cuidadores, familiares y otros compañeros de grupo–, incluso si no los ven. La investigación, liderada por el Grupo de Orígenes Sociales y Cognitivos de la Universidad Johns Hopkins y publicada en ‘Proceedings of the Royal Society B’, consistió en una serie de experimentos con un diseño similar al juego del escondite. Una representación mental coherente Los resultados han revelado que ‘Kanzi’ no solo es capaz de rastrear a dos cuidadores escondidos, sino también de identificarlos únicamente por sus voces, lo que demuestra que integra información sensorial de múltiples modalidades en una representación mental coherente. Dos ejemplares de bonobo. / Agencias "La gente piensa que la inteligencia social es algo que hace únicos a los humanos; que, debido a que tenemos que gestionar tantas relaciones diferentes, podríamos tener una gama de herramientas cognitivas para hacerlo que solo se encontrarán en especies ultrasociales como la nuestra", explica el autor principal del estudio, Christopher Krupenye. "Pero la mayoría de los que estudiamos a los simios tenemos una fuerte intuición de que, debido a que el mundo social también es tan importante para ellos, deben, como los humanos, estar llevando la cuenta de estos compañeros sociales críticos. Deben compartir con nosotros al menos los fundamentos de nuestra rica inteligencia social", expone el científico. Reconocen caras y vocalizaciones "Los humanos realizamos un seguimiento intuitivo de los demás de forma mental. Si un familiar abandona la habitación, no desaparece de nuestra mente; mantenemos información sobre su paradero, indican los autores. Para especies como los bonobos y los chimpancés, que en estado salvaje habitan en densos bosques donde los miembros del grupo frecuentemente se pierden de vista, esta capacidad conferiría una ventaja adaptativa significativa, facilitando la cohesión del grupo y la anticipación de comportamientos. Investigaciones anteriores ya habían concluido que los bonobos y los chimpancés pueden reconocer las caras y vocalizaciones de congéneres familiares, incluso después de años de separación. Este nuevo estudio ha ido un paso más allá: es el primero en demostrar que un animal puede realizar un seguimiento mental de múltiples individuos a la vez, superando la limitación de solo uno que se había observado en tareas anteriores con objetos. Cría de bonobo. / Karine Aigner / WWF Durante los experimentos, ‘Kanzi’ observaba cómo dos de sus cuidadores se escondían detrás de barreras opacas que los ocultaban por completo de su vista. Posteriormente, un investigador le mostraba una fotografía de uno de los cuidadores y le preguntaba dónde se encontraba. El bonobo señalaba su ubicación con precisión. La voz como narrador de identidad En una variante más compleja, las barreras eran desplazadas después de que los cuidadores se escondieran, lo que implicaba que ‘Kanzi’ no podía basarse simplemente en el último lugar donde los había visto, sino que debía mantener una representación mental de su ubicación actual detrás de una barrera específica. "‘Kanzi’ entendió muy rápidamente la tarea y se desempeñó bien", revela la autora principal, Luz Carvajal. El equipo también quiso comprobar si ‘Kanzi’ podía identificar a los cuidadores no solo con fotos de sus caras, sino también con el sonido de sus voces. Pudo. Para esta prueba auditiva, se colocó una cortina opaca que impedía a ‘Kanzi’ ver detrás de qué barrera se ocultaba cada cuidador. Una vez escondidos, cada cuidador decía ‘Hola, Kanzi’. Luego, el investigador mostraba al bonobo la foto de uno de ellos y le pedía que señalara su ubicación. "Aquí también actuó por encima del azar. Tiene la capacidad de usar la voz como un marcador de identidad. Esta cara coincide con esta voz", explica Carvajal. Animales "ricos y complejos" Los resultados indican que ‘Kanzi' posee una memoria integrada de los individuos que combina sus identidades visuales y vocales con su ubicación en el espacio. "Si los oye, imagina cómo son. Si los ve, evoca una idea de cómo suenan. Creemos que se trata de un recuerdo integrado. Está utilizando la misma indicación fotográfica para referirse a un individuo, independientemente de que pueda verlo o no", comenta Krupenye. Un grupo de chimpancés. / Pixabay El estudio descartó meticulosamente estrategias alternativas más simples, como el seguimiento de un solo individuo o la deducción por exclusión, reforzando la interpretación de que ‘Kanzi’ estaba construyendo y manteniendo activamente representaciones mentales de múltiples entidades con identidades distintas. "Estos animales son ricos y complejos. Incluso si solo queremos entendernos mejor a nosotros mismos, hay una urgencia en este trabajo y en salvar a esta especie en peligro de extinción", concluye Krupenye.
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