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  • “La política se llenó de piratas: queremos rescatar la democracia desde la cercanía con la gente”

    Gualeguay » Debate Pregon

    Fecha: 07/10/2025 23:07

    En plena campaña, Sebastián Schaumann y Emilio Martínez Garbino, en diálogo con El Debate Pregón, ambos referentes compartieron su mirada sobre la situación actual del país, el desencanto social y la necesidad de rescatar valores que, aseguran, “la política de los últimos años ha dejado de lado”. —Sebastián, siguen en campaña con un espacio que, como decías, se mueve a pulmón. ¿Cómo viene el recorrido? —Sí, totalmente a pulmón, a la vieja usanza: con contacto directo con los vecinos, escuchando propuestas, caminando la ciudad, haciendo las compras en los mismos lugares que todos. No somos candidatos de cartel, de pasacalles o grandes difusiones. Estamos inmersos en la realidad cotidiana, con las mismas dificultades que vive cualquier ciudadano, y creo que eso nos da legitimidad para hablar de los problemas del día a día. Militamos orgullosamente una lista que combina experiencia y renovación, con personas de diferentes edades y trayectorias. Tenemos un héroe de Malvinas, que muchas veces es usado como propaganda y acá lo tenemos como compañero de verdad. Está Emilio (Martínez Garbino), está Silvio Farach, presidente de la Federación Económica de Entre Ríos, que entiende el contexto del comercio y la economía. Sentimos un gran respaldo de la gente, con muchas ganas de ayudarnos. —En Gualeguay se te conoce por tu trabajo y tu lugar en el Concejo Deliberante. ¿Cómo ha sido la recepción? —Muy buena. La gente se alegra de esta candidatura porque somos personas comunes, de carne y hueso, que venimos de la ciudadanía. Creo que eso es lo que falta en la política. Agradezco mucho a quienes nos dan fuerza, aliento, y contagian entusiasmo. Esas pequeñas manos que ayudan terminan haciendo también la campaña. —Emilio, usted tiene una larga trayectoria política. ¿Cómo percibe esta campaña en comparación con otras épocas? —Esta es una campaña atípica. El contacto personal casi ha desaparecido. Nosotros seguimos recorriendo localidad por localidad, visitando amigos, compañeros, gente interesante de cada comunidad. Pero la verdad es que hoy la política embarga, siendo generosos, a unas 50 mil personas. El resto está desinformado, desinteresado o directamente enojado. En ese ambiente hay que moverse, y no es fácil. Predicar en el desierto no es fácil, pero alguien tiene que hacerlo. Si no, dejamos el campo libre a los piratas y corsarios que han prostituido la política, desdibujando su verdadero rol. Nosotros queremos mostrar otra cara. Es una batalla que parece perdida, pero no debe perderse. Como decía Pepe Mujica: “Hay batallas que se pierden, pero que no deben dejar de pelearse”. Queremos ser un eslabón más de esa pelea. -En nuestra charla anterior usted hablaba de la importancia de defender la democracia. Muchos jóvenes no vivieron otros contextos. ¿Cómo se transmite ese valor hoy? —Ese es uno de los grandes problemas. La gente de 42 años para abajo no sabe lo que es vivir fuera de un régimen democrático. Pero ha vivido en una democracia débil, que no resolvió los grandes problemas de salud, educación o empleo. Entonces, la imagen que tienen de la democracia es la de una democracia que no funciona. Tenemos que recuperar el sueño de Alfonsín y de tantos otros que imaginaron una democracia capaz de dar respuestas. No es fácil, porque hoy el éxito se mide por el dinero. Y bajo esa lógica, una enfermera, un docente o un buen policía nunca serán exitosos, aunque la pandemia demostró lo contrario. El personal esencial no fue el banquero ni el financista, sino el trabajador que sostuvo al país. Nuestro camino es ese: revalorizar al docente, al enfermero, al policía. Ellos son los que hacen la patria cotidiana. Queremos rescatar esos valores y devolverles su lugar en la sociedad. Sebastián, vos mencionabas que tu candidatura no implica una ruptura con la gestión local. ¿Cómo se manejan esas diferencias? —Exactamente. El que entiende eso está a la altura de las circunstancias. No tengo inconvenientes con la gestión local ni con quienes integran otros espacios. Fui convocado por Federico Bogdan en su momento precisamente por eso, y siempre supe separar las diferencias ideológicas de las cuestiones de gestión. Creo que la fortaleza de una gestión está en la diversidad. Lamentablemente los partidos se han debilitado, muchas veces por culpa de los propios políticos que los usaron para beneficio personal. A mí no me interesa tanto de qué partido es una persona, sino su capacidad, su trayectoria, sus intenciones. Creo que ese es el camino para salir del estancamiento: poner el foco en las personas y no en las etiquetas partidarias. —Emilio, ¿por qué no integrarse a los grandes frentes como La Libertad Avanza o el peronismo tradicional? —Porque la gente ya probó de todo, de un extremo a otro, y sólo acumuló frustraciones. Hay que dar un salto hacia arriba, pensar en otras propuestas, en otra gente. No se soluciona nada con la bronca o la indiferencia. Esto no es una aventura, es darle una oportunidad a la esperanza. El 26 de octubre hay que votar sabiendo que entre A y Z hay muchas letras más. Y allí puede estar el primer paso hacia algo distinto. El pueblo argentino hizo un enorme esfuerzo estos dos años: ajustó, aguantó, y ese esfuerzo le pertenece. No es mérito del gobierno actual. Pero el problema es que se sigue creyendo que la economía se arregla sola desde la macro. No es así. Todos los días hay gente que no llega a fin de mes, que no puede alimentar a sus hijos. Eso es la microeconomía, y hay que atenderla con la misma seriedad que la macro. Los gobiernos anteriores también fallaron. Reemplazaron la justicia social por el asistencialismo. Tiraron manteca al techo mientras el país se endeudaba. Hay que volver a la producción, a la industria, al trabajo. No a la timba. Por algo la ley de entidades financieras de 1978 sigue intacta. En este país todo es especulación. Y como decía Galeano, “robar un banco no es un delito: el delito es fundarlo”.

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