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Fecha: 07/10/2025 15:34
Argentina registra una de las tasas de prevalencia más altas de la región en ambos tipos de cáncer, y ocupa el tercer lugar en cáncer de mama y el quinto en cuello de útero. Aunque los avances médicos han mejorado el diagnóstico y los tratamientos, se proyecta un importante aumento de casos para 2050. martes 07 de octubre de 2025 | 15:26hs. El cáncer de mama y el de cuello de útero se encuentran entre los tipos más comunes que afectan a las mujeres en Argentina. Ambos presentan tasas de prevalencia más altas que el promedio regional, ubicando al país en el tercer y quinto lugar respectivamente en América Latina. Según el informe "Reducir la brecha de equidad", elaborado por The Economist Impact con el respaldo de MSD Argentina, la tasa de prevalencia del cáncer de mama en Argentina fue de 675,9 por cada 100 mil mujeres, frente a 463,5 en América Latina. En el caso del cáncer de cuello uterino, la tasa local alcanzó los 463,5, muy por encima del promedio regional, que es de 148. Si bien en los últimos años se registraron avances en el diagnóstico, el tratamiento y las campañas de concientización, el impacto de estas enfermedades sigue siendo significativo. Y no todas las mujeres las enfrentan del mismo modo. En Argentina, el acceso a la detección y al tratamiento del cáncer varía según el nivel socioeconómico, la cobertura médica y la zona geográfica. Las mujeres con menores ingresos tienen menos posibilidades de acceder a controles de rutina y muchas llegan al diagnóstico en etapas avanzadas, cuando las opciones terapéuticas se reducen. Esta inequidad convierte al cáncer en un desafío tanto sanitario como social. Frente a este escenario, The Economist Impact no solo analiza el estado actual de la atención oncológica en el país, sino que también identifica las principales brechas y oportunidades para cerrarlas, así como los factores sociales, económicos y estructurales que condicionan la prevención, el diagnóstico y el tratamiento. Por otro lado, el informe propone líneas de acción concretas para responsables de políticas públicas, profesionales de la salud, organizaciones sociales y activistas con un objetivo claro: garantizar una atención oncológica más equitativa para todas las mujeres argentinas. "Para 2050 se espera que los casos de cáncer de mama suban más de un 40% y los de cuello de útero, cerca de un 30%3. El panorama es preocupante. Por eso es clave seguir trabajando para que todas las mujeres, sin importar dónde vivan o su situación económica, puedan acceder a controles, diagnósticos y tratamientos a tiempo", afirma Gabriela Bugarín, directora médica de Oncología de MSD Argentina. Factores que aumentan el riesgo No existe una única causa para estos tipos de cáncer, pero sí se conocen factores que aumentan el riesgo. Identificarlos permite tomar decisiones informadas y fortalecer las medidas de prevención. En el caso del cáncer de mama, los factores que se destacan incluyen antecedentes familiares, menstruación temprana (antes de los 12 años), menopausia tardía (después de los 55), no haber tenido hijos o tener el primero después de los 30, obesidad, consumo de alcohol, terapia hormonal en la menopausia, tener tejido mamario denso, entre otros. La edad también es un factor determinante, dado que la mayoría de los diagnósticos se producen en mujeres mayores de 40 años. En cuanto al cáncer de cuello uterino, la causa más frecuente es la infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual muy común. Otros factores que incrementan el riesgo son el tabaquismo, el inicio temprano de la actividad sexual, múltiples parejas sexuales, infecciones de transmisión sexual no tratadas y un sistema inmunológico debilitado. Señales que no deben pasarse por alto Tanto el cáncer de mama como el de cuello uterino pueden desarrollarse sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales. Por eso, es esencial prestar atención a los cambios sutiles y conocer las señales de alerta. En el caso del cáncer de mama, la manifestación más frecuente es un bulto o masa indolora en la mama o debajo del brazo. Sin embargo, también pueden observarse otras señales: engrosamiento, alteraciones en el tamaño o la forma de la mama, dolor, enrojecimiento, hundimiento de la piel, secreción inusual por el pezón o cambios en la areola7. Por otra parte, en el cáncer de cuello uterino los síntomas suelen aparecer en etapas más avanzadas. Los más comunes son el sangrado vaginal anormal -fuera del período, tras relaciones sexuales o luego de la menopausia-, flujo con olor fuerte o de aspecto sanguinolento, y dolor en la pelvis o durante las relaciones sexuales. Diagnóstico temprano Cuando se detectan en etapas iniciales, estos cánceres tienen mayores probabilidades de tratamiento exitoso. Por eso, los controles regulares y las pruebas médicas específicas son fundamentales. Para diagnosticar el cáncer de mama, los profesionales de la salud utilizan herramientas como el examen físico, mamografías, ecografías, resonancias magnéticas, biopsias, entre otras. En el caso del cáncer de cuello uterino, las pruebas más utilizadas son el Papanicolaou y el test de ADN del VPH. Si se detectan células anormales, se puede realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico. Cuanto antes se actúe, mayor es la posibilidad del éxito en el tratamiento. Cómo reducir el riesgo Más allá del diagnóstico temprano, existen múltiples acciones que pueden contribuir a disminuir las probabilidades de desarrollar estos tipos de cáncer. En lo que respecta al cáncer de mama, llevar un estilo de vida saludable es clave: mantener un peso adecuado, realizar actividad física regularmente, evitar el consumo excesivo de alcohol y limitar el uso de hormonas en la menopausia. Además, se recomienda realizar autoexploraciones mamarias con regularidad. Esta práctica consiste en observar y palpar las mamas para detectar posibles cambios o irregularidades. Aunque no reemplaza los estudios clínicos, ayuda a conocer el propio cuerpo y puede facilitar una consulta temprana ante cualquier hallazgo sospechoso. La medida más eficaz para prevenir el cáncer de cuello uterino es la vacunación contra el VPH, recomendada para personas de entre 9 y 45 años. También es clave realizar controles ginecológicos periódicos y mantener relaciones sexuales con preservativo13. Si bien su uso correcto ayuda a reducir el riesgo de transmisión, no brinda una protección total, ya que el virus puede encontrarse en zonas de la piel no cubiertas. A pesar de contar con un programa universal de vacunación contra el VPH en escuelas primarias, en Argentina la cobertura ha caído de forma abrupta: de 2022 a 2023 pasó del 54% al 36% entre las niñas, dejando a muchas sin esta protección clave. Por eso, es fundamental reforzar la vacunación y promover la información para reducir la incidencia del cáncer de cuello uterino. "La mejor herramienta que tenemos contra el cáncer sigue siendo el control a tiempo. Detectar una lesión en etapas tempranas cambia por completo el pronóstico. Por eso cada vez que una mujer se realiza sus chequeos de rutina, está dando un paso muy valioso para proteger su salud y ganar tiempo frente a la enfermedad", asegura Bugarín. En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, es importante recordar que acceder a información confiable, realizar controles médicos y aplicar medidas de prevención son acciones simples que pueden cambiar el curso de la enfermedad. (APFDigital)
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