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  • El sencillo entrenamiento que reduce el riesgo cardiovascular en hombres mayores de 50 años

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/10/2025 15:01

    Este entrenamiento es fundamental para los hombres mayores de 50 años (Imagen Ilustrativa Infobae) Transformar una rutina cotidiana en un ejercicio cardiovascular eficiente es posible, especialmente para quienes han superado la barrera de los 50 años. Un estudio reciente publicado en el European Journal of Preventive Cardiology apunta a una práctica tan simple como subir escaleras como una de las mejores estrategias para mejorar la salud del corazón, sin necesidad de equipos costosos, suscripciones a gimnasios ni la obligación de adaptar horarios difíciles. Un entrenamiento asequible y eficaz Para los hombres mayores de 50 años, la actividad física debe ser accesible y segura, pero también efectiva en la prevención de riesgos cardíacos. En este sentido, subir escaleras emerge como el entrenamiento ideal, promovido incluso por publicaciones de referencia en salud como Men’s Health. Esta acción va más allá de un simple movimiento cotidiano: al exigir al cuerpo un esfuerzo de elevación, ofrece en pocos minutos los beneficios de una rutina mixta de fuerza y cardio. La recomendación central es sencilla: integrar el ascenso de al menos cinco tramos diarios, equivalentes a aproximadamente 50 escalones, en la vida diaria. Se trata de una meta fácil de recordar y de llevar a cabo para quienes buscan cuidar su salud sin complicaciones logísticas o económicas. Beneficios comprobados frente a enfermedades cardiovasculares Subir escaleras reduce en un 20% el riesgo de enfermedad cardiovascular en hombres mayores de 50 años Las ventajas de subir escaleras para la salud cardíaca no son meramente teóricas. El estudio más extenso sobre la relación entre esta práctica y la prevención de enfermedades cardiovasculares arrojó resultados concluyentes: quienes suben escaleras con regularidad presentan un 20 % menos de riesgo de padecer enfermedad cardiovascular aterosclerótica en comparación con quienes evitan esta actividad. Este dato convierte a una acción trivial en una verdadera aliada del bienestar a largo plazo. La importancia de la constancia aparece reforzada en los datos observacionales: aquellos que comienzan a subir escaleras pero abandonan el hábito terminan teniendo un riesgo cardiovascular mayor que quienes nunca suben de manera habitual. En definitiva, los beneficios no solo dependen de la cantidad, sino del mantenimiento sistemático de la actividad. Subir escaleras como indicador funcional: la prueba de los 4 pisos Más allá del entrenamiento, los cardiólogos han encontrado en el acto de subir escaleras un recurso práctico para evaluar la capacidad funcional y la salud cardíaca. Surge así la llamada “prueba de los 4 pisos”, que consiste en subir cuatro tramos de escaleras—alrededor de 60 peldaños—en menos de un minuto. Su simplicidad permite aplicarla tanto en el consultorio como en la vida cotidiana. Este test sirve como un predictor del estado del sistema cardiovascular. Si la persona logra completar la subida sin quedar exhausta o jadeante y dentro del tiempo sugerido, se considera que tiene un perfil cardíaco adecuado. Por el contrario, demorar más de 90 segundos o requerir pausas, puede ser motivo para acudir al médico, ya que podría indicar una capacidad funcional reducida o riesgos ocultos. La evidencia detrás de la longevidad y reducción de mortalidad Las ventajas de elegir las escaleras en vez del ascensor o las rampas no terminan en la prevención de enfermedades cardiovasculares. El análisis de grandes bases de datos poblacionales muestra una asociación entre la frecuencia de uso de escaleras y una menor mortalidad por cualquier causa. La reducción se sostiene incluso cuando se consideran múltiples factores de salud y hábitos de vida, lo que sugiere que el esfuerzo de subir peldaños logra beneficios integrales sobre el organismo. Algunos estudios refuerzan que quienes eligen este hábito también experimentan un descenso en la incidencia de eventos cardíacos mayores, por lo que se consolida como una opción fiable, gratuita y de bajo riesgo para quienes desean extender su esperanza y calidad de vida. Cómo incorporar el hábito de subir escaleras Integrar al menos cinco tramos de escaleras diarios mejora la salud del corazón sin necesidad de gimnasio (Imagen Ilustrativa Infobae) Insertar el entrenamiento en la rutina diaria requiere de organización y progresividad, especialmente para las personas que no tienen el hábito previo. Se sugiere comenzar con cinco a ocho tramos de escaleras al día, distribuidos en dos o tres sesiones. El ritmo debe permitir mantener una conversación, evitando el ahogo, y se pueden alternar subidas rápidas con intervalos más lentos. La adaptación también pasa por elegir un calzado adecuado, con suela estable, y aumentar progresivamente la carga, sumando un tramo o repetición semanal. Para quienes disponen de más tiempo y desean intensificar el entrenamiento, se recomienda realizar 10 a 12 minutos de intervalos: subir a un ritmo elevado durante 30-45 segundos y caminar relajadamente otros 30-45 segundos, repitiendo la secuencia. Ante cualquier síntoma inusual—dolor en el pecho, mareos, o dificultad respiratoria—se debe consultar al médico antes de continuar. Razones fisiológicas y funcionales de la eficacia tras los 50 años El acto de subir escaleras combina de manera efectiva el trabajo cardiovascular con el desarrollo de fuerza muscular, especialmente en cuádriceps y glúteos. Esta exigencia antigravitatoria contribuye, además, a frenar la sarcopenia, es decir, la pérdida de masa y fuerza muscular propia del envejecimiento. Por tratarse de una actividad de carga, favorece la salud ósea, ayuda a mantener el equilibrio y la estabilidad—aspectos críticos a partir de la mediana edad—y no depende de condiciones climáticas. La sencillez y el poco tiempo requerido para completar estos “sprints contra la gravedad” permiten que cualquier persona con autonomía funcional los modifique y adapte a su propio ritmo, aprovechando oportunidades diarias dentro y fuera del hogar. Así, transformar el hábito de subir escaleras en una rutina programada puede significar la diferencia entre un envejecimiento pasivo y uno activo, con mejores pronósticos tanto para la salud cardiovascular como para la calidad de vida global.

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