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  • Las fuerzas de la tierra

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 07/10/2025 10:30

    Uno de los méritos o capacidades más llamativas de Javier Milei durante toda la campaña electoral de 2023 ha sido su poder de comunicación. Es una peculiaridad que consiste en poder decir y gestualizar una determinada escena emocional. En aquella campaña, los candidatos nos transmitían que estaban conscientes y conectaban con un estado de ánimo depresivo, de gran desasosiego, como si se tratara de una nube negra posada sobre la Argentina. Patricia Bullrich, hay que recordar, llegó a proponer la creación de un ministerio del ser humano, algo de estilo terapéutico para curarnos de esa encrucijada anímica. La actitud de Milei era otra. Estaba sacado. Mucha gente decía: “Éste sí me entiende. No me cuenta como estoy sino que está como yo”. Es probable que este fenómeno se haya constituido como una de las claves, aún más poderosa que su discurso económico, para que una masa importante de votantes -el 30% en las primarias- se haya identificado con él y haya decidido apoyarlo a pesar de tratarse de una gran incógnita. Anoche, Javier Milei protagonizó una gran espectáculo donde apareció cantando como si fuera un rockstar. Hay una pregunta que se dispara a partir de este acto que tuvo lugar en el Movistar Arena, interrogante que dominará la discusión política en la Argentina: con esa expresividad del Presidente, ¿moviliza la opinión pública a su favor o acentúa una desconexión? Hay un núcleo muy seguidor de Milei que requiere de una manifestación de euforia para retomar la marcha política hacia las elecciones. Resta ver si cumplir con las demandas de ese grupo lo aleja o acerca de los demás, en especial de quienes están desencantados. Hay todo un universo que no quiere a Milei y, esté eufórico o reflexivo, no se aproxima. Todo esto ocurre en medio del escándalo electoral que significó la peripecia moral de José Luis Espert. Hablar de un fenómeno de falta de representatividad de los políticos para con sus votantes, a la luz de lo que se vio en la última semana alrededor de Espert, puede ser hoy un tanto grandilocuente. Tal vez habría que referirse a escenas bizarras que no merecen esa forma de categorizar lo que sucede. Lo que rodeó a este diputado nacional, desde sus argumentos, las anécdotas que se fueron conociendo y el resto de la información que emergió, es más bien algo que evoca a “Goodfellas” (Buenos Muchachos), aquella película de los años 90 que protagonizaban Robert De Niro y Joe Pesci, que pinta una organización mafiosa muy primitiva. Lo de Espert recuerda a aquello más que, solemnemente dicho, una crisis de representación. Resta ver si las escenas de esa “película” que se vieron durante los últimos días se corresponde con la euforia que la militancia expresa en el Movistar Arena. Este lunes, aparecieron en escena las fuerzas de la tierra. Hasta ahora, y probablemente hasta las elecciones de septiembre de la provincia de Buenos Aires, el Gobierno aparecía como algo excepcional, distinto de todo lo anterior. Milei le imprimía a esa excepcionalidad un tono religioso: “Somos dominados por una fuerza del más allá, una fuerza sobrenatural: las fuerzas del cielo”. Sin embargo, en la actualidad La Libertad Avanza y el oficialismo está siendo dominados por las fuerzas de la tierra. Espert no pudo explicar cuál era su relación con Federico “Fred” Machado. Lo explicaron otros por él y él tuvo que aceptar esas versiones muy poco edificantes. Dijo en su momento -algo en lo que insistió hasta estos últimos días- que lo conoció por ser un empresario enamorado de sus ideas, quien se limitó a presentarle un libro en Viedma por que la editorial no llegaba allí. Para eso le prestó un avión. No contó que días antes de esa presentación del 2019, hubo comidas en Buenos Aires de las que participaban Espert, Fred Machado y dirigentes políticos de tercera y cuarta línea de Avellaneda. Eran tanto convocados por Espert como por Machado, quien también veía una potencial incursión propia en la política bajo un argumento: “No voy a financiar experimentos que yo no controle”. En esa campaña, Espert terminó integrando la fórmula presidencial con el politólogo Luis Rosales. Era su última opción. Habían pensado también en el exfutbolista Oscar Ruggeri e inclusive en el periodista Marcelo Longobardi, quien tal vez se está enterando de eso ahora que lo publicamos. Con dinero de Machado, que estaba muy involucrado en esta historia, se llegó a contratar a Dick Morris, asesor de campaña de Bill Clinton, hasta que ocurrió un episodio infame: mientras se encontraba con una prostituta, que no creía que él asesoraba a Clinton, la hizo hablar con el exmandatario por teléfono. Alguien escuchó esa conversación y su carrera se derrumbó. Morris, Rosales, Espert y Machado se reunían en la casa de su entonces candidato a vicepresidente. De acá surgen los 35 vuelos que Espert termina admitiendo que realizó en aviones de Machado, aunque rebajándolos a 17. “Eran de ida y vuelta” intenta atenuar. Machado es un rionegrino de una familia que militaba en favor del peronismo. Se fue a vivir muy joven a los Estados Unidos. Se dedicaba a fumigar campos. Así compró su primer avión. De allí en más, se metió de lleno en la compra de aeronaves junto a distintos inversores. También las vendió, incluso a empresarios argentinos de renombre. Entre sus adquisiciones, logró obtener un avión de la fuerza aérea de Malasia, que fue reacondicionado y puesto al servicio de la Fuerza Aérea Argentina para recorrer el país dando clases sobre la guerra de Malvinas, una de las obsesiones de este empresario. Los aviones le permitieron además vincularse con el mundo del espectáculo. Paseó por toda América Latina a Ricky Martin. También llevó a deportistas de la NBA a España y a sus países de origen en África, donde realizó actos con estos jugadores. No fue lo único que le permitió la aviación. También lo llevó a dar un salto en su historia empresarial. Un amigo le dijo que necesitaba un avión para llevar a otro amigo a Washington. Que se tenía que encontrar con autoridades allá. Le prestó una aeronave. A los pocos días le preguntó quién era esa figura. Se trataba del presidente de Guatemala, Jimmy Morales, alguien manchado también por la corrupción. “Ahora que le presté el avión, me gustaría conocerlo”, propuso entonces Machado, lo que llevó a que estableciera un vínculo con Morales. Obtuvo dos ventajas a partir de esto: logró un permiso para construir un edificio de 50 pisos y una concesión para una mina de oro que explotó con distintos inversores, empresa que era el lugar ideal para el lavado de dinero. Esta línea lleva a Machado a Debra Lynn Mercer-Erwin, una de las inversoras de esa compañía minera, que es investigada en Estados Unidos como lavadora de dinero del narcotráfico. También hay una línea que lleva del narcotráfico a Machado por la vía de la utilización de muchos de sus aviones por parte de operadores del Cártel de Sinaloa. Bajo este contexto, en 2020, Espert recibió una transferencia de US$200.000 por parte de Machado. El ahora excandidato dice que es lo único que recibió. Amigos de Machado escuchan decir del propio empresario que fueron sumas mucho más grandes: alrededor de US$1.000.000. El rionegrino está cada vez más enojado de ver como el diputado nacional lo niega después de la participación que él tuvo en su carrera política. Si uno mira en entrevistas a José Luis Espert durante 2021, insiste con que sólo conoció a Machado por la presentación de un libro en Viedma, por la que le agradeció en público. Sin embargo, en 2020, había recibido una transferencia de fondos que recién ahora explica que fue por un trabajo de consultoría que no terminó por realizar. En el mundo de los profesionales de las ciencias económicas, un trabajo de consultoría que se paga US$200.000 tendría que ser para algo como, por ejemplo, descubrir la pólvora. Él los cobró. No sabemos si los habrá devuelto ya que no viajó a Guatemala para hacer esa labor debido a la pandemia. Se abren muchos capítulos en toda esta historia de Machado y los aviones, con avatares escabrosos. Son miles las derivaciones. Uno de esos caminos responde a una instancia institucional que encierra algunas incógnitas. Cambió la situación penal de Erwin, por lo que Machado pidió que se reconsidere su situación en el Juzgado de Neuquén. Debería decidirse en algún momento la extradición del empresario a los Estados Unidos, algo que la Corte debería hacer rápidamente si se lo quiere sacar de encima. Machado quedaría en manos del Poder Ejecutivo. Es decir, se posará sobre el escritorio de Javier Milei. Un dato no menor: el abogado de Machado, Francisco Oneto, es el abogado del Presidente y también patrocinó a los iraníes acusados por el viaje con el avión venezolano. ¿Tiene algo que ver que el mismo abogado sea abogado del Presidente, del narcotraficante Fred Machado y de los iraníes, siendo que Milei está tan alineado con la causa de Israel? Puede no tener nada que ver, cada uno tiene derecho a elegir el abogado que quiere y cada abogado tiene derecho, y probablemente hasta la obligación, a ofrecer la defensa al cliente que quiere. Pero hay ciertos detalles estéticos que cuando uno es presidente debería cuidar, para no quedar ligado a clientes inconvenientes de su propio abogado. En beneficio de Milei hay que consignar que Machado conoció a Oneto a través de su hermana, que es abogada, en Buenos Aires. No tiene aparentemente nada que ver la relación del presidente con Oneto en la vinculación entre él y el narcotraficante. Hay que recordar que Oneto fue socio de Diego Spagnuolo, el funcionario de los audios de las presuntas coimas a la droguería Suizo Argentina. Spagnuolo fue presentado a Milei por Espert. Parece que hay un entramado, por lo menos, de relaciones sociales, del cual no habría que sacar demasiadas conclusiones, salvo que aparezca algún indicio importante. De todo esto importa la euforia del Presidente en el acto del Movistar Arena y ese estado de excitación y optimismo. Porque estos datos que hemos dado, relacionados con Espert y el acusado de narcotráfico, Machado, tienen dos efectos importantes. El primero es que indirectamente le dan más verosimilitud a otros episodios de corrupción. Cuando apareció el caso $LIBRA, mucha gente se preguntaba si eso podía ser así, si esta gente podía estar metida en este tema de criptomonedas. Por su discurso, la gente pensaba que no daba esa impresión. Después apareció aquel avión que no fue revisado por la Aduana, donde el Gobierno enfatiza el episodio porque, con gran torpeza, niega que haya habido alguna irregularidad. Dicho sea de paso: ¿el juez Pablo Yadarola ya identificó de quien era el llamado que se produjo entre la gente de la Aduana, que estaba en Aeroparque en ese momento, y Laura Belén Arrieta, que es la pasajera de ese avión? Ahí hay un mensaje que aparentemente se dirigió a alguien del poder, pero parece que aun no se sabe cuáles fueron los dos teléfonos que estuvieron comunicados. Y, después, los audios de Spagnuolo. Retroactivamente, el escándalo de Espert y la defensa que le ha brindado el presidente, echan una luz sobre lo anterior. Da la impresión de que hay una recta en todos estos puntos. ¿Será verdad todo lo anterior ahora que veo que se manejan tan mal con este tema? El otro efecto es que impacta en la opinión pública, en un momento misterioso en el que el tema de la corrupción se convierte, desde hace pocos meses, en la preocupación más importante de los argentinos. En una encuesta realizada por la consultora Casa 3, de Mora Jozami, indica que el principal problema de los argentinos es la corrupción. En enero del 2024, apenas asumió Milei, la corrupción era el principal problema para el 8% de los argentinos. Desde mayo hasta septiembre subió desde el 6% hasta el 15%. Es una pendiente inquietante. Puede tener que ver también con otra cuestión: la corrupción se vuelve más visible cuando la gente no llega a fin de mes o tiene miedo de perder el empleo. Sobre eso, el gran ejemplo fue el gobierno de Carlos Menem, que llegó a la reelección después de un rosario de casos de corrupción. Después, cuando se conoció, después de la reelección, que la desocupación era del 18,6% y el clima social cambió de manera rotunda, la gente empezó a pedir que lo investiguen. En consecuencia, este aumento de la corrupción como principal problema para los argentinos, ¿tiene que ver únicamente con los casos de corrupción o hay un clima de malestar que se está instalando en el país, y que hace que fenómenos frente a los cuales la sociedad suele ser indiferente, se vuelvan significativos? Esa es una de las tantas preguntas. En una encuesta de satisfacción política y opinión pública de la Universidad de San Andrés surge que un 35% de los consultados indica a la corrupción como el principal problema del país, colocando a esa respuesta en el primer lugar. En segundo y tercer lugar, aparecen bajos salarios y falta de trabajo. El cuarto es los políticos. Según este relevamiento, la corrupción está por encima de la inseguridad y de la pobreza, es decir, hay una sensibilidad especial con esta cuestión. Muy importante porque afecta a lo electoral y a las expectativas. Afecta también el daño que producen las dificultades enormes que surgen para explicar los hechos de corrupción. Todo eso nos lleva a dos cuestiones. La primera es: ¿cuál es el valor del discurso antipolítico? Porque este Gobierno se constituyó a sí mismo sobre un gran desprecio a la actividad política. “La casta”, “las ratas del Congreso”. Todo eso estaba muy contaminado por fechorías. Es cierto, la corrupción en la Argentina avanzó enormemente y la dirigencia política está extraordinariamente atravesada por esta cuestión. El problema es que daría la impresión que el discurso del Presidente también cae en esta misma ciénaga o incurre en el mismo vicio. Entonces se vuelve sospechoso. Y, como dice la Biblia, el justo cuando cae, cae desde muy arriba y es más estrepitosa la caída. Este es un problema del discurso de Milei contra la política. Pudo haber sido un programa real pero que, ahora, empieza a deslegitimar por los mismos problemas de Milei. Esto, entonces, nos lleva a la segunda pregunta: ¿La Libertad Avanza (LLA) y Milei son los agentes de una regeneración política o son la última etapa de una descomposición que ellos mismos vinieron a denunciar? Esta pregunta es la que queda instalada después del episodio de Espert. Ahora estamos ante el reemplazo. Hay una discusión técnica: algunos artículos del reglamento dicen que el candidato debe ser reemplazado por alguien de su mismo género -por lo que subiría Santilli- mientras que la ley dice que se tiene que mantener el orden de alternancia varón-mujer, con lo cual debería ascender Karen Reichardt, la segunda de la lista de LLA, designada por la voluntad de Javier Milei, al igual que Espert. El Gobierno quiere a Santilli. Aunque Milei deba olvidar las cosas que escribió sobre él. En su momento, en 2021, Santilli competía, con el respaldo de Horacio Rodríguez Larreta, en la provincia de Buenos Aires como primer diputado. En ese momento, Espert, que probablemente tenía un lugar en la coalición del Pro, de Juntos por el Cambio, decide hacer una lista aparte, con el partido Avanza Libertad, muy parecido a La Libertad Avanza. Milei enfurece, dice que fue una jugada de Larreta y que Espert se prestó para beneficiar a la campaña de Santilli mediante la instalación de una candidatura que pueda drenar los votos de su lista. Dicen que el que se encargó de esa operación por la cual Espert quedó disimuladamente al servicio de Larreta fue Santilli, que paradójicamente hoy viene a reemplazarlo. Esto sucede después de que Milei, en aquel momento, emitiera mensajes en las redes sociales calificando a Santilli como una especie de emblema de la corrupción. Ahora, el reemplazo viene acompañado por otro problema que también va a ser motivo de algún escándalo: ya fueron impresas las boletas. Esta vez no es como en el juego tradicional, donde cada partido imprime su lista. Ahora es el Estado quien imprime una boleta única donde están todos los partidos. Como LLA decide modificar la cabeza de esa lista, hay que imprimir todo de nuevo. Están los que evalúan que el costo mínimo de esa operación que vamos a pagar los contribuyentes es de $15.000 millones. Hasta ahora no se sabe que LLA proponga encargarse de ese gasto por ser ellos los que tuvieron el problema. Además, ¿podría hacerse cargo? La ley establece topes para los aportes privados a la campaña. Y otro motivo de controversia va a ser que algún pícaro puede repartir la boleta vieja y el que vote, por error, con esa boleta, puede tener su voto anulado. Estos hechos obligan a releer hechos anteriores. Espert obliga a releer Spagnuolo, el avión de la Aduana, el caso $LIBRA. También obliga a releer qué fue la candidatura de Ariel Lijo, caracterizado como corrupto. ¿Fue un error o fue deliberado? ¿Fue una jugada buscando coronar la impunidad en la Corte? ¿Por qué importa Lijo hoy? Este lunes, dos provincias, Mendoza -gobernada por el radical Alfredo Cornejo- y Chubut -gobernada por Ignacio Torres, del Pro- se presentaron ante el juzgado de Lijo para pedir que, como esas dos provincias son petroleras y accionistas de YPF, quieren ser querellantes en una causa que el juez tiene abierta sin casi movimiento desde el año 2008, hace 17 años. Es la causa por la cual Elisa Carrió pide que se investigue el ingreso de la familia Eskenazi a YPF de esa manera tan poco convencional, recibiendo plata de Repsol y pagando esa plata después con dividendos de la propia YPF. Lo que Kicillof denuncia como vaciamiento de YPF. No se invertía porque había que sacar dividendos para pagarle a los Eskenazi. Cornejo y Torres se presentan para activar la causa sobre presunta corrupción en la adquisición del 25% de YPF, para que eso llegue después a la Corte y que esta causa demuestre que los Eskenazi entran a la empresa de manera irregular y eso tire desde la base el reclamo del fondo Burford en el juzgado de Loretta Preska, porque ese fondo reclama comprando esos derechos de los Eskenazi. Es decir, el argumento de Cornejo y Torres sería: “Jueza Preska, cuidado, usted le está por reconocer un derecho a un fondo que adquirió ese derecho de una familia que adquirió su propiedad de manera fraudulenta”. El cerebro de toda esta jugada es Bernardo Sanabria Frías, que fue procurador del Tesoro durante la presidencia de Mauricio Macri y es probablemente el abogado que más conoce este tema y que más luchó por los intereses del Estado argentino frente a estas maniobras de los Eskenazi. Quiere decir que Lijo ahora está en una situación incómoda, porque de alguna manera va a tener que activar la causa. ¿Lo llevarán al Consejo de la Magistratura por este tema? ¿Le sacarán la causa después de 17 años que no la movió? En el expediente el más señalado es Sebastián Eskenazi. ¿Por qué Lijo no la movió? ¿Alguien lo estimuló para que no la moviera o no se dio cuenta? Todas incógnitas que surgen hoy por este movimiento de dos provincias que quieren que se active la investigación sobre presunta corrupción por parte de la familia Eskenazi y quienes le dieron a esa familia el 25% de YPF, es decir, los Kirchner. Esto es importante, porque estamos hablando del juez Lijo, que fue el candidato principal de este gobierno para la Corte. Todo este panorama, que nos lleva desde Espert, pasando por todos estos casos muy controvertidos, hasta Lijo e YPF, se produce en un momento de modificación en la imagen y el liderazgo de Javier Milei. El Presidente aparecía como un líder extraordinario, movido por las fuerzas del cielo, que era capaz de ajustar sin que la opinión pública lo castigue, y que venía a redimirnos de una casta corrupta que había tenido a la Argentina en el hartazgo durante muchísimo tiempo. Esa imagen tiene dos fisuras, desde hace poco tiempo, desde hace un mes. La primera es que Milei ya no es más invicto, LLA perdió en la provincia de Buenos Aires. ¿Esa derrota se puede generalizar o no dice mucho sobre la elección nacional? Es una elección muy peculiar. Pero habrá que ver si, después del episodio de Espert, la pueden dar vuelta. Hay información que afirma que el Gobierno tuvo que resignarse a sacarlo de la lista porque la caída en las encuestas en la provincia de Buenos Aires es catastrófica, que probablemente sea de 14% o más. Estos son datos que surgen del entorno de Santiago Caputo, el Mago del Kremlin. Esta derrota muestra a un Milei que ya no está invicto. Una encuesta de la Universidad de San Andrés dice que sólo el 32% de la población está satisfecho con la marcha general de las cosas. Mientras tanto, el Índice de Confianza del Presidente, elaborado por la Universidad Di Tella, se encuentra en el 38%. Ambas caídas hacen juego entre sí. Sobre este telón de fondo se recorta el caso Espert, la derrota en provincia de Buenos Aires y la imagen de un Milei que ya no está invicto. El otro problema de esa escultura imaginaria de “Milei emperador” es que tampoco es infalible. Mucha gente lo suponía en materia económica. Sus seguidores creían que pronosticaba cosas que iban a ocurrir. Luis Caputo, ministro de Economía, sigue hablando con Bessent sobre las condiciones del salvataje. Se sabe muy poco. Mientras tanto, el dólar sigue presionando sobre el techo de la banda y el riesgo país continúa deteriorándose. Surge una pregunta: ¿qué nivel de coordinación hay entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Tesoro norteamericano? ¿Habrá dos programas distintos, cada uno para un salvataje? Más allá del anuncio de Bessent, que no logró revertir el pesimismo del mercado, hubo otra noticia importante: el banco JP Morgan, que confecciona un índice de riesgo que se actualiza minuto a minuto, excluyó a la Argentina de ese índice. Significa que hay un grupo de inversores institucionales a los cuales no les interesa ir siguiendo cuál es la marcha de la economía argentina y la calidad de la Argentina como deudor, gran problema del cuál nos quiere sacar el Tesoro norteamericano al decir “de los bonos argentinos me hago cargo yo”. Todo tiene que ver con todo, diría Cristina Kirchner. En la elección de la provincia de Buenos Aires, donde está la “bestia negra” del kirchnerismo, impacta catastróficamente el caso Espert. Genera una inquietud en el mercado, en el Tesoro y en Bessent, que dice: “Nosotros vamos a ayudar pero queremos ver el resultado de las elecciones”. Es el signo de interrogación en el cuál se combina hoy la vida del mercado y la vida electoral. Giuliano da Empoli, uno de los cientistas políticos más llamativos en la escena internacional, que estuvo la semana pasada en Buenos Aires, acaba de escribir el libro La hora de los depredadores. Él dice que el caos ya no es más el arma de los insurgentes sino el sello del poder. Asegura que al caos lo genera el poderoso al romper las reglas. Es alguien que, según el autor, irrumpe en la escena como lo hace Dios, modificando lo conocido y alterando las reglas de juego, generando un efecto prodigioso. Eso sí, dañando también la vida institucional. Resulta habitual en democracias más débiles y dependientes de quien manda. La pregunta que se hace Da Empoli es sobre muchos líderes políticos, en el centro de los cuales está Trump. La pregunta que cabe en la Argentina es: ¿Milei vino a regenerar o es la última etapa de un proceso de declinación? ¿Es un sanador de la política o un depredador? Son incógnitas que formulamos a partir de episodios como el de Espert. Fuente: La Nación

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