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  • Comentario del libro de Omar Massoni por Diana Guercovich

    Gualeguay » Debate Pregon

    Fecha: 06/10/2025 08:26

    El pasado martes 30 de mes pasado, en el Club Social, se presentó el libro “Almas gemelas”- Rescate de un largo silencio, del sociólogo y fotógrafo Omar Massoni, oriundo de Gualeguay que residen en Francia. La presentación estuvo a cargo de la profesora en Letras Diana Guerscovich quien realizó un muy buen análisis de la obra. De ahí que transcribimos lo expresado. “Nos reúne esta noche la presentación de un producto cultural, resultado del tiempo, la experiencia y un amor trunco. Almas gemelas es estructuralmente una novela realista, histórica, testimonio ficcional de un trozo de la Historia argentina, el másoscuro de momento, y la historia personal de Octavio junto a Marianne. A buena cuenta, se nos presenta con un cachetazo cortito y al pie: «Logré escapar. Fue difícil, peligroso, invadido de miedo e incertidumbre». Las primeras dos oraciones bajo un título contundente: Exilio en París. Podríamos creer que será ante todo una novela testimonial, solemne, con escenas descriptivas de un espanto casi obsceno, pero no. Al contrario, una poética invade la prosa, se inmiscuye en ella de alguna manera, para alivianar la carga y no cegar a quien lee, haciéndole creer que solo allí habitó el espanto. Esta construcción poética de la narrativa, me recuerda a las Crónicas marcianas de Ray Bradbury, en su gentileza al escribir, al narrar escenas de heridas, aun hoy, abiertas. Esto puede deberse a un cierto tono romántico presente en la construcción ficcional: la confluencia descriptiva del paisaje y el estado anímico, la evidente ideología marxista y su búsqueda ideal hegeliana, pero, ante todo, la figura de Marianne. Mujer fuerte de convicciones, pujante. Aquí debemos detenernos. Porque Almas gemelas es una historia de amor. Sí, hay un contexto político funesto; sí, hay escenas terribles de este, porque enmarcan lo importante: el encuentro entre Octavio y Marianne. Dos símiles, casi predestinados a verse, tocarse, oírse, impregnarse uno del otro. Luego del turbulento inicio, la novela se vuelve tapiz de un entramado vivencial, plagado de coincidencias: la geografía mesopotámica, las aguas amarronadas del río, el negocio automotor familiar, el parecido estatus social, las zonas del mundo visitadas y descubrir un recorrido demasiado parecido. Casi reflejado uno en el otro, complemento propio al fin a mano. Un amor claro, fuerte y demasiado corto. Un amor guardado, hasta que una imagen, una de esas primeras fotografías, de ese primer encuentro, caiga otra vez en manos de Octavio, para ser esto: un homenaje al amor, trágico como toda novela romántica, y, sin embargo, perdurable, inmarcesible. No importa a qué Octavio estemos leyendo, sea el joven recién deslumbrado o aquel ya exiliado, Marianne significa una sola cosa: amor, amor puro y real. En resumidas cuentas, esta es una historia de amor, construida bajo el sino de la tragedia, pero eso no es lo importante o donde deberíamos centrar nuestra lectura; lo que importa es la construcción genuina de un vínculo, a tal punto de transformarse. Pasar de un borbotón de ideas, recuerdos, sentimiento y emociones bullentes, a una narrativa limpia, una ficción comprometida con la figura de Marianne (les invito a buscar los pasajes con su voz) y un testimonio de la historia personal, siempre unida a la mayúscula.” Diana Guerscovich

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