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» tn24
Fecha: 06/10/2025 01:45
Según el INDEC, el 17,1% de los adultos mayores mantiene una actividad laboral después de jubilarse. La necesidad económica, la desigualdad de género y la búsqueda de un rol activo explican el fenómeno. En la Argentina, jubilarse no siempre implica retirarse. De acuerdo con el último informe del INDEC sobre personas mayores, uno de cada seis jubilados continúa trabajando. La tendencia se concentra entre los 60 y 74 años y se desploma después de los 75. Entre las razones principales se destacan la insuficiencia de los haberes, la falta de cobertura previsional para un 10% de los adultos mayores y una marcada brecha de género: las mujeres perciben en promedio un 27% menos que los varones. Sin embargo, los especialistas señalan que no todo responde a la necesidad económica. Muchos eligen continuar por vocación o por placer: docentes, profesionales o emprendedores que encuentran en el trabajo una forma de mantenerse activos y con propósito. “Cuando el trabajo es una elección, puede tener efectos positivos en la salud física y emocional. Pero cuando se convierte en una obligación, genera angustia y desgaste”, explican desde el Centro de Cuidado Hirsch. Las historias de Ángela, Héctor y Norma reflejan esa dualidad: mientras algunos siguen trabajando por gusto, otros lo hacen simplemente para sobrevivir. Para el sociólogo Manuel Zunino, el fenómeno revela una crisis estructural del sistema previsional: “Trabajar en la vejez debería ser una opción, no una necesidad. Que uno de cada seis jubilados siga activo demuestra un contrato social roto: trabajar ya no garantiza una vida digna”. En la misma línea, el exministro de Trabajo bonaerense Marcelo Villegas advirtió sobre la urgencia de reformas laborales y previsionales que contemplen la mayor longevidad y el crecimiento de la población mayor. Con más del 25% de argentinos que superará los 60 años en 2050, el desafío es claro: garantizar que jubilarse vuelva a significar descansar.
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