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  • Marcado contraste en provincias del NEA entre mortalidad y esperanza de vida

    » Impactocorrientes

    Fecha: 05/10/2025 20:59

    Marcado contraste en provincias del NEA entre mortalidad y esperanza de vida El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó un nuevo “Dosier Estadístico de Personas Mayores” en conmemoración del 35º Día Internacional de las Personas de Edad, que ofrece un panorama actualizado sobre la situación demográfica de la población adulta en el país. Compartir en Facebook Compartir en Twitter Según el informe, la región del Nordeste Argentino (NEA) presenta las tasas de mortalidad específica más elevadas en el grupo etario de 65 a 74 años, destacándose entre las jurisdicciones con mayor incidencia. En este contexto, Corrientes figura entre las provincias con indicadores altos en ese rango de edad, aunque a su vez muestra resultados alentadores en la franja de mayores de 85 años. El estudio del INDEC resalta que la mortalidad no se distribuye de manera uniforme entre las provincias, sino que existen marcadas heterogeneidades regionales. En el caso del NEA, factores socioeconómicos, acceso desigual a servicios de salud, condiciones habitacionales y estilos de vida pueden incidir en estas diferencias. Corrientes, junto con Formosa y Misiones, integra el grupo de jurisdicciones con las tasas más altas de mortalidad entre los 65 y 74 años, pero paradójicamente exhibe una de las menores tasas en personas mayores de 85 años, lo que sugiere una particular combinación entre longevidad y vulnerabilidad temprana. De acuerdo con el documento, “las tasas de mortalidad específica de personas de 65 a 74 años más elevadas se concentraron en la región del NEA”. TRANSFORMACIONES DEMOGRÁFICAS Y CONTEXTO NACIONAL El dosier estadístico del INDEC pone de relieve que, desde mediados del siglo XX, la Argentina atraviesa un proceso de transformación demográfica caracterizado por una mayor presencia relativa de personas mayores de 60 años y un incremento sostenido del grupo de 75 años y más. Este cambio responde a la combinación de una disminución de la natalidad y una ampliación de la esperanza de vida, producto de la mejora en las condiciones de salud y de vida. “La caída de la natalidad y la extensión en la esperanza de vida están vinculadas a las mejoras en las condiciones de vida y de salud de la población”, señala el informe. La pandemia de COVID-19, sin embargo, produjo un impacto puntual que alteró la tendencia positiva, afectando tanto la mortalidad general como la expectativa de vida. No obstante, el INDEC advierte que “a partir de 2022 se han ido recuperando años de esperanza de vida y sigue el proceso de reducción de la brecha de años de sobrevida de las mujeres”. En los últimos cincuenta años, el peso relativo de las personas de 75 años y más dentro del conjunto de mayores aumentó de forma progresiva, consolidando una estructura poblacional envejecida. A nivel país, se observa una marcada diferencia de género: los varones mayores de 60 años suelen estar en pareja, mientras que las mujeres, por su mayor longevidad, tienen mayor probabilidad de enviudar. El estudio detalla que “una mayor proporción de mujeres de 75 años y más viven solas respecto de sus pares varones, o en hogares multigeneracionales, acompañadas por sus hijos y nietos”. CONDICIONES SOCIALES Y DESAFÍOS PARA LAS POLÍTICAS PÚBLICAS El informe del organismo estadístico también aborda las condiciones socioeconómicas de las personas mayores, señalando que los ingresos previsionales constituyen la principal fuente de recursos monetarios, aunque persisten diferencias de género en el acceso a ingresos laborales. “Hay dos veces más varones con ingresos laborales que mujeres”, precisa el documento. En 2024, la tasa de empleo de la población en edad jubilatoria fue del 17,1%, mientras que la tasa de actividad —que incluye tanto a ocupados como a desocupados— alcanzó casi el 34% entre las personas de 60 a 74 años. “La tasa de actividad de las personas mayores que viven en hogares de los quintiles 1 y 5 es mayor que la de sus pares de los otros quintiles”, explica el informe, señalando que en los sectores de menores ingresos la permanencia laboral responde a la necesidad económica, mientras que en los de mayores ingresos puede estar asociada al tipo de ocupaciones o a la continuidad profesional voluntaria. La cobertura previsional también presenta matices que reflejan las diferencias estructurales entre varones y mujeres. Durante el primer trimestre de 2025, una de cada diez personas en edad jubilatoria no contaba con cobertura previsional. Entre quienes sí la poseen, el 80,3% de los varones se jubilan a través de aportes, mientras que entre las mujeres ese valor desciende al 59,6%. Además, “casi el 16% de los varones con cobertura previsional reciben jubilación por moratoria, mientras que este valor es más del doble para las mujeres (36,6%)”.

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