05/10/2025 16:19
05/10/2025 16:19
05/10/2025 16:19
05/10/2025 16:18
05/10/2025 16:17
05/10/2025 16:16
05/10/2025 16:16
05/10/2025 16:15
05/10/2025 16:14
05/10/2025 16:13
» Diario Cordoba
Fecha: 05/10/2025 14:07
El violeta no es solo parte del símbolo de Podemos, es uno de los colores más representativos del movimiento feminista. Su uso se remonta al siglo XX asociado a la lucha por los derechos de las mujeres. Fue uno de los colores usados por las sufragistas en el Reino Unido y EEUU, junto con el blanco y el verde. Simboliza principios como dignidad, justicia, empoderamiento y transformación social, todo por lo que luchan los creyentes en la igualdad real entre hombre y mujeres. Pero hay a algunos que les molestan, que les parece que nos estamos pasando de dignidad y que quieren parar la transformación porque se sentían mejor en un tiempo previo. En algunos casos, la afrenta es abierta, no existe violencia machista, la prioridad es la función reproductora y familiar, o somos utilizadas como cobayas a las que se nos inocula el miedo al inmigrante violador de origen subsahariano, a poder ser. Somos objeto político de una estrategia para conseguir votos de hombres jóvenes, enfrentando a unos contra otras, o de mujeres atemorizadas por el discurso ‘inmigración igual a delincuencia machista’. Lo somos también cuando el Partido Popular en virtud de sus acuerdos con Vox nos deja caer en acciones que en un principio pueden parecer solo simbólicas pero que son imprescindibles para entender todo el espacio de lucha por la igualdad. Desaparecen minutos de silencio por las mujeres asesinadas, se abren observatorios de la violencia en general o los puntos violetas se transforman en espacios seguros, como si los primeros no lo fueran. No se están ensanchando derechos atendiendo a más personas en esos puntos, se está diluyendo el objetivo real, luchar contra la violencia machista o el acoso sexual que es un delito específico, caracterizado así con problemas y resoluciones propias que poco tienen que ver con las agresiones de violencia callejera o el consumo de drogas. Se minimizaron los testimonios de aquellas mujeres que denunciaron los fallos en el sistema de vigilancia de las pulseras antimaltrato del Ministerio de Igualdad, y la oposición tiró de bulos para atacar políticamente. Falta de transparencia y desinformación que a quién agrede es a las mujeres más vulnerables. Y últimamente en los debates parlamentarios se esparcen las palabras putas y prostíbulos con la misma facilidad con la que el alcalde de Madrid nos quiere retrotaer a seres sin uso de razón a las que nos tienen que explicar las consecuencias «no científicas» de practicar un aborto. Explíqueselo a los jóvenes que también conciben, también forman parte de crear un cigoto o un embrión. Y sobre todo, déjennos un poco en paz que bastante tenemos con la vida. *Politóloga
Ver noticia original