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» La Capital
Fecha: 04/10/2025 16:30
Hay una mamá que no sabe qué hacer porque su hijo empezó a consumir y la casa se le desmorona. Hay un papá que busca, de madrugada, a quién llamar cuando la desesperación lo supera. Hay una abuela que golpea puertas pidiendo ayuda para su nieta, y muchas veces la respuesta fue el silencio. Esto pasa, todos los días, en Argentina. Y ahí es donde el Estado tiene que estar. En un momento donde Nación recorta programas y deja a las familias libradas a su suerte, Rosario decidió lo contrario: hacerse cargo. Decidimos no mirar para otro lado. Porque sabemos que el consumo problemático no se resuelve con excusas, se enfrenta con compromiso, cuidado y acompañamiento real. Con esa convicción, en el Concejo Municipal aprobamos 31 iniciativas en apenas dos años, y creamos el Sistema de Prevención y Abordaje Integral de Consumos Problemáticos, con su Agencia como motor. Inmediatamente el intendente Pablo Javkin la puso en marcha porque entendimos que esta situación no se resuelve con parches ni con miradas parciales: mientras una sola familia tenga que deambular buscando respuestas, Rosario tendrá una herida abierta. La Agencia de Prevención y Abordaje de Consumos Problemáticos permitió dar respuestas concretas: 600 consultas atendidas en el Centro de Orientación en 2024; más de 500 llamados recibidos en la línea gratuita las 24 horas en sus primeros seis meses de existencia; nuevos dispositivos en barrios como La Sexta y el fortalecimiento de otros como La Estación; talleres en escuelas y clubes que alcanzaron a más de 2.500 jóvenes y docentes; capacitaciones para organizaciones sociales y fuerzas de seguridad; campañas en radios y otros medios de la ciudad. Son familias que encuentran un abrazo No son números en un informe: son nombres, son historias, son familias que encuentran un abrazo donde antes había puertas cerradas. Y eso es posible porque en Rosario el Estado y las organizaciones sociales trabajan codo a codo, construyendo una red que no deja caer a quienes más lo necesitan. Y dimos otro paso más: abordar la ludopatía, esa adicción silenciosa que atrapa a nuestras juventudes en las pantallas. Con la campaña “Apostar Nunca es un Juego”, abrimos un espacio para hablar de lo que muchos callan. Rosario eligió un camino distinto: el de un Estado que escucha, acompaña y responde. El de una ciudad que, incluso en los momentos más difíciles, eligió la resiliencia antes que la resignación. Detrás de cada número hay una historia. Y detrás de cada historia, tiene que haber una respuesta. Por eso en Rosario siempre habrá una puerta abierta, una red que sostenga y un Estado que no se borra. A 300 años de nuestra historia, esta ciudad vuelve a demostrar de qué está hecha: de coraje, de solidaridad. Porque Rosario nunca se rinde. Y porque ninguna familia debería sentirse sola en esta lucha.
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