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» Diario Cordoba
Fecha: 04/10/2025 03:01
Feria de Otoño de Madrid Ganadería: seis toros de Victoriano del Río (el sexto con el hierro de Toros de Cortés), de excelente presentación, con cuajo, buenas hechuras y muy bien armados. Salvo el primero, que quedó inédito, los restantes dieron un gran juego por la calidad y la profundidad de sus embestidas en distintos grados de intensidad, incluido el último, que manseó en los primeros tercios. Emilio de Justo: cogido por el primero, salió para matar a su segundo en sexto lugar de una estocada desprendida muy trasera (dos orejas). Salió a hombros. Borja Jiménez: media estocada desprendida (silencio en el que mató por De Justo); pinchazo y estocada caída delantera (ovación tras aviso); estocada trasera caía (ovación tras aviso). Tomás Rufo: estocada caída (algunos pitos); pinchazo y media estocada desprendida (algunos pitos). De Justo fue atendido en la enfermería de una contusión costal izquierda, pendiente de estudio radiológico y de pronóstico reservado Plaza: segundo festejo de la Feria de Otoño, con lleno en los tendidos (22.723 espectadores, según la empresa), en tarde buena temperatura. El diestro extremeño Emilio de Justo ha logrado hoy una muy barata salida a hombros de Las Ventas tras cortarle las dos orejas, sin méritos suficientes, al sexto toro de una completa corrida de Victoriano del Río cuya calidad y profunda bravura fue desaprovechada claramente por la terna de matadores. El derroche de esas dos orejas llegó una vez que De Justo se puso al público de cara al salir de la enfermería para matar al segundo de su lote, una vez que el primero le volteó feamente y le produjo una contusión costal que le mantuvo "en el hule" durante la mayor parte de la tarde. Pero con ese gesto de entereza y con la disposición (que no el acierto) que puso ante ese otro buen ejemplar de la divisa madrileña le bastó para que, un viernes de feria más, el extrañamente bonancible e impresionable publico madrileño pidiera para él, tras una estocada además defectuosa, esas dos injustificadas orejas que la presidencia no debió conceder con un mínimo de rigor. En realidad, un trofeo, el que concierne a la mayoría, hubiera bastado para valorar los contados momentos realmente estimables de De Justo ante un toro que manseó en los primeros tercios pero al que, aun así, cuajó, tras una larga de rodillas, unas hondas verónicas. Rompió luego a embestir el hondo cinqueño con una espectacular movilidad y un emotivo y largo recorrido ante la muleta, que ya se vio cuando De Justo le abrió el trasteo muy decidido con la mano derecha, pero sin la ayuda de la espada. Acto seguido, y siempre desde las afueras, el cacereño fue aprovechando, con un impostado relajo, las largas inercias del veleto ejemplar, aunque pocas veces con el necesario y exigido temple, ya que todas las tandas de pases, también con la zurda, estuvieron plagadas de enganchones. Dos horas antes, De Justo había sido prendido en los compases iniciales de su trasteo al primero, que le derribó tras una inesperada colada en un dubitativo tanteo y aun le prendió en el suelo, dejando así el festejo, de momento, en un mano a mano, ya que Borja Jiménez ni siquiera intentó torear a ese abreplaza que, hasta entonces, había mostrado buena condición. Pero la que sí quedó confirmada fue la excelente calidad de los que salieron después, desaprovechada de manera más o menos evidente por el mismo Jiménez y Tomás Rufo, a quien además cayeron en suerte dos "victorianos" de auténtica consagración en la primera plaza del mundo. El problema es que el toledano, que corrió turno para matar su lote en segundo y cuarto lugares, no puso convicción ni firmeza alguna ante tan enclasadas embestidas, lo mismo las de uno que las del otro, citando casi siempre en la pala del pitón y con el engaño muy retrasado, recurso defensivo insuficiente para cuajar y estar a la altura de una bravura tan profunda. Y, en su caso, el público lo notó. Jiménez, por su parte, "atacó" de más al tercero, forzando situaciones demasiado embarulladas que taparon, a ojos de la masa, la excelente condición del animal y especialmente por un pitón izquierdo ante el que apenas se puso el sevillano, que después, sin mucho sentido, no quiso sacarse a las afueras a un quinto de clara condición al que pasó sin ajuste y con pulso volandero en el que fue otro de los cinco desperdicios de buena y lujosa casta de esta segunda corrida de la feria de Otoño.
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