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  • El Mito Neoliberal y la Consolidación del Neoestatismo: Una Reinterpretación de la Política Económica Occidental (1979-2020) :: Asdigitalnews

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    Fecha: 03/10/2025 21:12

    Resumen Este artículo de investigación desafía la narrativa dominante que etiqueta las últimas cinco décadas de política económica occidental como la "era neoliberal". Se argumenta que el supuesto retiro del Estado a favor de los principios del libre mercado es un mito persistente y retóricamente útil. En lugar de una liberalización auténtica, lo que se ha desarrollado es un neoestatismo estratégico: una reestructuración sofisticada del papel del Estado para proteger, consolidar y expandir su poder. A partir de finales de la década de 1970, las políticas erróneamente calificadas de neoliberales (como la desregulación financiera, la privatización y las reformas fiscales) no buscaron la renuncia al control, sino la reafirmación de la autoridad estatal a través de mecanismos indirectos de gestión y supervisión. Analizando datos sobre el gasto público total y el gasto social como proporción del PIB, se evidencia que la intervención estatal lejos de disminuir, se mantuvo o se incrementó. La crisis financiera de 2008 y la pandemia de COVID-19 no representaron el "fin del neoliberalismo", sino la clara manifestación de su verdadera esencia neoestatista, donde los mercados operan bajo la vigilancia y el respaldo ineludible del poder estatal. Este análisis busca desmantelar el mito para centrar el debate económico en los verdaderos retos de la extralimitación y el control estatal. Introducción La política económica global desde finales de la década de 1970 se ha caracterizado por un consenso casi hegemónico que la describe como la "era del neoliberalismo". Esta narrativa postula una retirada del Estado keynesiano y una subsiguiente primacía de los principios del mercado sin restricciones, impulsados por políticas de desregulación, privatización y austeridad fiscal. Autores influyentes, como David Harvey (2005), han conceptualizado el neoliberalismo como un proyecto político-económico para restaurar el poder de clase, caracterizado por la liberación de las fuerzas del mercado. Sin embargo, este artículo sostiene que esta caracterización es, en esencia, un mito. Se propone que las últimas cinco décadas no han sido un periodo de liberalización genuina, sino una fase de sofisticada reafirmación del poder estatal, un fenómeno que denominamos neoestatismo. La década de 1970, con su flagrante estanflación y el colapso empírico de la Curva de Phillips—cuyas premisas teóricas de trade-off entre desempleo e inflación fueron refutadas de manera concluyente por los hechos (Sargent, 1999)—, marcó una crisis de legitimidad para el modelo keynesiano de gestión de la demanda. Esta crisis forzó a las élites políticas a una recalibración estratégica del rol gubernamental, no a su abandono. Las intervenciones que siguieron, aunque etiquetadas como neoliberales, constituyeron una transformación del método de control, pasando de la gestión directa a la regulación indirecta y a la expansión monetaria, sin ceder los principales resortes del poder económico. El objetivo de este trabajo es doble: primero, desmantelar la ilusión del neoliberalismo como un régimen de laissez-faire basándose en la evidencia histórica y en la persistencia del gasto público. Segundo, establecer el marco conceptual del neoestatismo como el paradigma dominante que subyace a estas políticas. A través de un análisis crítico de las reformas de la década de 1980 en adelante y la evolución del gasto público, argumentaremos que la denominada "era neoliberal" fue una estrategia de gestión de la percepción, cuyo propósito central era camuflar la consolidación y el fortalecimiento continuo del poder estatal. Marco Teórico: Del Mito Neoliberal a la Realidad Neoestatista El concepto de que las economías occidentales han sido moldeadas por el triunfo irrestricto de los principios del libre mercado desde los años 70 es, fundamentalmente, un mito. Este marco teórico se adhiere a la tesis crítica de que "el neoliberalismo nunca existió" en su forma pura de laissez-faire (Gamble, 2018). Este concepto, acuñado a menudo para señalar una supuesta retirada del Estado, sugiere un escenario donde los mercados finalmente han reinado. Sin embargo, la evidencia empírica y la relectura histórica señalan que los últimos cincuenta años no han sido de liberalización total, sino de un fortalecimiento estratégico del Estado. El crítico y economista político Quinn Slobodian (2018) ha ampliado la comprensión del neoliberalismo, argumentando que, para sus arquitectos, el proyecto no era un "fundamentalismo de mercado" anarquista, sino la construcción de un Estado fuerte que pudiera proteger la competencia y la propiedad privada de las fuerzas democráticas y de la soberanía popular. Para Slobodian, los pensadores de la Escuela de Ginebra y la Escuela de Friburgo, si bien críticos del Estado providencia, abogaban por un Estado "enmarcador" (Framing State) fuerte, capaz de establecer y hacer cumplir un orden legal y regulatorio que blindara las estructuras de mercado. Por lo tanto, el concepto de neoliberalismo como mito se sustenta en que la praxis política no reflejó una retirada, sino una reinvención del control. En lugar de un vacío de poder, lo que se desarrolló fue el neoestatismo. Este concepto, ampliado por autores como César Rendueles (2013) en el contexto de la crisis de la socialdemocracia, describe una estrategia en la que los gobiernos reestructuraron activamente su rol, no para reducirlo, sino para proteger y expandir su poder a través de la gestión indirecta y la rearticulación de las políticas monetarias y fiscales. Desde finales de la década de 1970, las políticas calificadas de "neoliberales" no fueron pergeñadas a fin de renunciar al control del Estado, sino para reafirmarlo. El cambio de foco hacia el control estricto de la inflación, redefinida como el enemigo público número uno, sirvió para desviar la culpa de las políticas monetarias expansivas y justificar el control enérgico del crecimiento salarial. Las privatizaciones emprendidas por Margaret Thatcher en el Reino Unido, lejos de ceder el control a un mercado desregulado, concentraron el poder económico en industrias fuertemente reguladas por el Estado, transformando monopolios públicos en monopolios privados bajo supervisión estatal. Las reformas fiscales de Ronald Reagan en Estados Unidos, lejos de desmantelar el Estado, cambiaron su base financiera más decididamente hacia la expansión monetaria y el endeudamiento, una forma de financiamiento que consolidó el control de las élites financieras ligadas al Estado. En ambos casos, el Estado no se achicó, sino que simplemente modificó su estrategia de intervención. La evidencia empírica confirma esta tesis. El Gráfico 1: Gobierno Spending as a share of GDP, 1979 to 2020 demuestra que, a pesar de las proclamas de austeridad y desregulación, el gasto público total no disminuyó a lo largo de las décadas, sino todo lo contrario.

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