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Fecha: 03/10/2025 02:33
Carlos Burgueño, periodista especializado en temas económicos, habló en el programa La Barra de Casal para analizar la compleja situación económica argentina y explicó que el comportamiento reciente de los argentinos frente al dólar no responde específicamente a Javier Milei ni a este gobierno, sino a un patrón histórico que se repite desde el “Rodrigazo”. La pérdida de confianza en la política económica, a lo largo de décadas, instaló el dólar como mecanismo de protección. Este refugio se da en todos los niveles: desde familias que ahorran pequeños montos de 20 o 50 dólares, hasta grandes operadores financieros. “No digo jugar, digo proteger”, subrayó, destacando que para la mayoría el dólar no es especulación sino resguardo frente a la incertidumbre. El analista identificó un punto de inflexión en la actual crisis cambiaria: el 30 de junio, cuando JP Morgan publicó un informe aconsejando salir del peso y refugiarse en dólares. Desde ese momento, según Burgueño, “nunca hubo una apuesta por el peso, sino todo lo contrario”. El gobierno intentó contener la fuga con las herramientas disponibles, aunque éstas eran limitadas. Burgueño distingue aquí dos causas de la crisis: una estructural y otra financiera. El periodista reconoce méritos en la política fiscal, especialmente en la búsqueda de equilibrio y superávit, pero advierte sobre un error de origen: la exclusión de tres sectores clave: construcción, comercio e industria. “No hay antecedente de un plan económico exitoso en Argentina dejando afuera a esos sectores”, afirmó. Según su visión, esa omisión explica por qué la economía no logra despegar. A nivel cambiario, Burgueño señaló un desacierto grave: entre marzo y julio, en plena liquidación de divisas del agro, el Banco Central y el Tesoro no compraron dólares. Pese a las advertencias de economistas ortodoxos —a quienes el gobierno descalificó como “mandriles”, “econochantas” o “fracasados”—, se desperdició una oportunidad clave para fortalecer reservas. Los operadores financieros, sin ideología pero atentos al mercado, aprovecharon esta debilidad. La crisis no es sólo económica. El entrevistado advirtió que desde junio también comenzó un proceso de desgaste político. El enfrentamiento con gobernadores como Pullaro, Cornejo y otros, sumado a una estrategia de “vamos por todo”, terminó debilitando al oficialismo. El Congreso se convirtió en un frente adverso: aprueba leyes que el Presidente veta, pero algunas vuelven y se convierten en derrotas parlamentarias que afectan el corazón del plan económico, el superávit fiscal. El periodista también se refirió a la efímera mejora que generó el apoyo simbólico de Estados Unidos. Un gesto del presidente norteamericano, promesas de financiamiento y la foto política lograron bajar el riesgo país y fortalecer bonos por apenas tres días. Según Burgueño, la incertidumbre electoral explica la volatilidad. Hasta el 26 de octubre, la economía no puede estabilizar a la política: “Es una gran incógnita lo que pasará en las elecciones”, advirtió e incluso deslizó información extraoficial sobre posibles anuncios tras los comicios, como una recompra de bonos del Tesoro estadounidense impulsada por Donald Trump, que podría mejorar el riesgo país y ratificar que “Argentina el año que viene no entra en default”.
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