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  • Crecen los casos de una enfermedad silenciosa que transmiten los perros y puede ser riesgoso besarlos

    » Clarin

    Fecha: 03/10/2025 01:14

    Existe una enfermedad endémica no muy divulgada en Argentina, la equinococosis quística, cuyos casos han venido creciendo en los últimos años por la falta de control y prevención. La amenaza para los seres humanos son los perros infectados, cuando estas mascotas no están desparasitadas y se da el contacto con ellos, ya sea a través de la saliva o del pelaje. Es una patología silenciosa, que puede no dar síntomas durante años, hasta que hace eclosión. El patógeno es un parásito que se aloja en el intestino de los perros, pero no los afecta. Con la heces eliminan los huevos del parásito y el ciclo de contagio se retroalimenta cuando en zonas rurales el ganado se infecta. Luego, en muchas oportunidades los perros son alimentados con vísceras de ganado infectado, como costumbre doméstica, o porque los mismos perros encuentran restos de ejemplares muertos. Así, se da un círculo vicioso del que es difícil salir. Una parte de la cadena de contagio se da en zonas rurales o semirurales, y otra se puede desarrollar también en zonas urbanas. Por ejemplo, por perros que han estado en el campo y son llevados a la ciudad. O en faenas de frigoríficos en pueblos o ciudades en los que restos de ganado infectado son alimento para los perros, ya sea en esos sitios industriales o luego, en basurales. Oportunidades de contagio no faltan. La enfermedad, comúnmente llamada hidatidosis, ha registrado un promedio de 470 casos anuales entre 2019 y 2023, pero en el último año reportado a nivel nacional la cifra trepó a 643, según datos oficiales. En algunos casos muy graves, la infección puede ser mortal. A la vez, el parásito genera fuertes pérdidas económicas, ya sea por el impacto en el ganado o por los gastos en salud de los pacientes. Susana Lloveras, jefa de la Sección Zoopatología Médica del Hospital Muñiz, advirtió en diálogo con Clarín que la hidatidosis “es una enfermedad complicada, en la que muchos casos demoran en manifestarse. Por lo general se contrae en la infancia y se manifiesta recién en la adultez, por quistes que se alojan principalmente en el hígado -N. de la R: el 80 por ciento de los casos- o en el pulmón -N. de la R: una manifestación habitual es la tos con eventual expulsión de líquido quístico-, aunque también pueden desarrollarse en otros órganos”. Los quistes crecen paulatinamente cada año que pasa y algunos pueden alcanzar un diámetro de entre 20 y 30 centímetros. El contacto con la saliva de los perros que han contraído el parásito es peligroso. Foto: Freepil La experta agregó que “los perros pueden tener los huevos del parásito en su pelaje o en su hocico. El ganado se contagia pastando. El ser humano también se puede contagiar al alimentarse con verduras de huerta que han estado en contacto con estos huevos del parásito, o con agua contaminada”. Las personas son el último eslabón de la cadena, ya que se infectan pero no contagian a nadie. Para Lloveras, el combate de esta enfermedad pasa por “cambiar conductas del ser humano, evitar la faena doméstica, evitar dar vísceras crudas a los perros. Otra forma es desparasitar periódicamente al perro. Y también la vacunación de los hospederos intermediarios, que son el ganado”. La vacuna se aplica principalmente en ovejas y cabras. Al inmunizarlas, se puede cortar el ciclo de transmisión y se reduce el riesgo de que los perros se infecten y contagien a su vez a los seres humanos. Según el Ministerio de Salud, la inmunización permite una protección superior al 82 por ciento con una dosis; 97 por ciento, con dos; y el 100 por ciento, con tres. Los síntomas en las personas suelen aparecer cuando los quistes se rompen o, por su tamaño, ejercen presión sobre los órganos. Una vez que se confirma el diagnóstico -a través de una ecografía-, la medicación indicada es el albendazol, que provee el Ministerio de Salud. Aunque para los quistes de gran tamaño la indicación es la cirugía. “Es un tratamiento que se extiende por un plazo de tres meses y no siempre los quistes se pueden eliminar por completo, por lo que hay que volver a tratar a los pacientes. Hay algunos tipos de hidatidosis, como la de hueso, que no se curan fácilmente”, agregó la especialista. Según datos del Ministerio de Salud, sólo el 13 por ciento de los pacientes completa el tratamiento. Desde Salud recomiendan medidas de prevención para evitar la enfermedad: no alimentar a los perros con achuras crudas, desparasitarlos cada 45 días; mantener a los perros lejos de los lugares donde se carnea; lavar con agua potable y a chorro fuerte frutas y verduras; evitar que los perros laman a los chicos en la boca; evitar que los niños se lleven tierra o arena a la boca; lavarse bien las manos después de tocar un perro, antes de comer y tantas veces como sea necesario; cercar las huertas para que no entren los perros; tratar de tener pocos perros, uno o dos por familia y que no anden sueltos. “Falta decisión política” Uno de los argentinos que más conoce sobre hidatidosis es el veterinario Oscar Jensen, que durante 25 años fue jefe del Programa de Hidatidosis del Ministerio de Salud de Chubut. Se mostró preocupado porque “la desparasitación de perros está en baja”. Se hace con un fármaco llamado praziquantel y la última licitación nacional registrada es de 2023, por un millón de comprimidos. Jensen respondió en las últimas horas las consultas de Clarín mientras se dirigía a la provincia de Catamarca a asistir a un grupo de productores que va a iniciar allí un plan de acción para vacunar 5.000 cabezas de ganado. Y contrastó esa realidad con lo que hace China: “Allá vacunan por año 50 millones de animales”. Estimó que para reducir el mayor riesgo en Argentina habría que vacunar unos 4 millones de ovejas y cabras. El ex funcionario recuerda que durante su gestión “nunca hubo voluntad política para combatir la hidatidosis. Nosotros llevábamos los proyectos y nos decían que sí, pero eran sólo palabras. A la hora del financiamiento, Salud decía que lo tenía que poner Ganadería y Ganadería decía que lo tenía que poner Salud. La realidad es que la hidatidosis hoy es una enfermedad totalmente controlable y los técnicos no tienen una sola excusa para no controlarla, pero falta decisión política”.

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