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» Diario Cordoba
Fecha: 01/10/2025 13:24
'Está lloviendo y te quiero' (Planeta), la primera novela de Antonio Mercero desde su éxito como parte del trío de escritores Carmen Mola, es una saga familiar. Puede que haya algún elemento de misterio, quizá incluso algún asesinato, pero no quiere que se tome a su nuevo libro por un 'thriller'. Ese tipo de escritura la deja para el seudónimo que comparte con Jorge Díaz y Agustín Martínez. De hecho cree que ellos, que también han emprendido aventuras literarias en solitario en el último año, "no se han alejado lo suficiente" de Carmen Mola, que era lo que los tres se habían propuesto. Él lo tenía claro: quería transitar nuevos territorios, y por eso, dice, es el que más se distanció de todo aquello. La novela negra, además de con el autor colectivo con el que ganaron en Planeta, ya la practicó solo en el pasado, en títulos como 'El caso de las japonesas muertas' (2018) o 'Pleamar' (2021). Y por eso ha parido esta saga de toda la vida, a la que pone el apellido "familiar" para evitarse problemas. No sea que alguien se piense "que es la primera de siete entregas". No van por ahí los tiros. La historia que ha querido contar esta vez empieza y termina en este libro. Esa historia es una de aventuras, romances, secretos sepultados durante generaciones y desgracias varias que vive una familia a lo largo de un siglo, el último siglo de historia de España. Una familia que es la suya, los Mercero. O que más bien, se inspira en ella. En la novela son los Yarza, "el que debe ser como mi quinto apellido", explica el autor durante la presentación a la prensa de este título que sale a la venta el 1 de octubre. Como los Mercero, los Yarza son originarios de Lasarte y el bisabuelo es el relojero del pueblo, igual que lo era el tatarabuelo del autor. Será uno de los ingenios fabricados por aquel hombre, un lustroso reloj de pared de la época, el elemento en torno al cual gire toda la trama. Arranca en la época actual, cuando la bisnieta de Domingo Yarza encuentra en Wallapop un reloj obra de su antepasado. Cuando este llega a sus manos, se descubre dentro de él una misteriosa nota en la que está escrito el verso que se ha utilizado como título del libro, desencadenando sucesos inesperados. A partir de ahí se iniciará ese viaje en el tiempo que recorrerá el País Vasco de principios del siglo XX, los ecos en España de la Primera Guerra Mudial, la Guerra Civil, la posguerra o el franquismo. Hasta hoy. Asegura Antonio Mercero que no ha querido escribir autoficción, ni tampoco una biografía de su familia. "Todo lo que tiene que ver con la trama es ficción, nada ha pasado de verdad. Lo que es real es el contexto histórico", explica. Pero sí que ha salpicado la historia de elementos reales de la vida de su familia que van más allá del bisabuelo/tatarabuelo relojero. El padre de su libro, Andoni Yarza, nace y se cría en Lasarte, estudia en Valladolid y es un cinéfilo empedernido que frecuenta los cineclubs antifranquistas del Madrid de los 70. Todo igual que Antonio Mercero padre, célebre director de películas como 'La guerra de papá' y de series de tanto éxito como 'Verano azul' o 'Farmacia de guardia'. Hasta la casa en la que Andoni vive con su mujer es la misma en la que lo hicieron los padres del autor. La novela es un homenaje a él: su título, de hecho, es el de un guión que Mercero padre nunca llegó a rodar. "Le pesó mucho no sacar adelante ese guión que hablaba de sus recuerdos de infancia y juventud en Gipuzkoa, en Lasarte y en San Sebastián", dice. Además de la cinefilia, de él están en su personaje "el sentido del humor y del juego", saber disfrutar del lado lúdico de la vida aunque las cosas no siempre fueran fáciles. "Usar el sentido del humor cuando las cosas van mal es esencial", sostiene Mercero hijo. Un reloj y un hipódromo También es real la historia del reloj, un reloj que existe de verdad y que a la hora de escribir estas líneas sigue a la venta en Wallapop (quizá el enlace todavía funcione si pinchan aquí). Mercero lo encontró en esa web, valía 3.000 euros y ponía (pone): "fabricado por Ramón Mercero a finales del siglo XIX en Lasarte-Oria". Y también: "El fabricante [...] fue abuelo del famoso director de cine Antonio Mercero". "Yo me quedé ahí, en un regateo un poco patético: pedí que me lo rebajaran a 2.500, no nos pusimos de acuerdo y fui lo suficientemente rata como para no comprarlo, pero le saqué partido", cuenta el escritor divertido. La historia se quedó alojada en algún rincón de su cabeza, y más tarde, cuando hablando con su editora Raquel Gisbert sobre cómo afrontar su novela post-Carmen Mola esta le dijo "busca una historia que puedas escribir con las tripas", se dio cuenta de que esta ya le removía algo. Incluso esbozó un título: 'El relojero de Lasarte'. Mercero publica este 1 de octubre 'Está lloviendo y te quiero'. / Javier Ocaña Pero hacía falta algo más, y eso se lo dio otro descubrimiento, otro hilo del que pudo tirar: la historia del hipódromo del pequeño puedo vasco. "Lasarte conoció un esplendor inesperado en la Primera Guerra Mundial, porque fue el terreno elegido para construir un hipódromo de carreras internacionales que diera salida a los purasangres belgas, franceses e ingleses, todos criados por millonarios de la época, que estaban parados por culpa de la Primera Guerra Mundial. Se decidió construir un hipódromo en un terreno neutral, cerca de la frontera de Francia, y el terreno resultó ser Lasarte", relata el autor. Lasarte es para Antonio Mercero una especie de "territorio mágico" que en apenas dos años pasó de ser una aldea a ser un lugar de reunión de reyes. Pero que al mismo tiempo estaba pegado a Oria, el otro núcleo del municipio, que ya empezaba a ser un foco industrial al que se conocía como la 'pequeña rusia' por ser "un nido de comunistas". Lasarte-Oria, una localidad muy pequeña, era el lugar perfecto para "hacer de caja de resonancia del país entero", para contar la Guerra Civil a partir de ahí. Luego, la posguerra y la represión franquista se relatarán desde Madrid, "el Madrid del comunismo clandestino, de las tertulias en los cineclubs y de las protestas estudiantiles". Una reflexión sobre el tiempo La novela, según su autor, es una reflexión sobre el tiempo, un tiempo "que no era lo mismo en 1916 que hoy en día, como no es lo mismo el sentido del futuro hoy que en la posguerra, cuando no sabías si ibas a tener un plato de comida en la mesa". También es un retrato del siglo XX español, y de las familias que lo habitaron, que "desde los años 30 hasta los años 80 estuvieron muy marcadas por el contexto histórico". De ahí sus silencios, sus rencores, sus enfrentamientos y traiciones. Entre los personajes de Mercero hay jóvenes militantes obreros de fuertes principios y no tanto; mujeres que, dentro de la misma familia, representan modelos opuestos, unas emancipadas y modernas y otras ajustadas a modelos tradicionales. Familias franquistas de las que salen hijos opositores al régimen, pero también torturadores a sus órdenes. Mirando a su trabajo con Carmen Mola, con los que ya está trabajando en una nueva novela que verá la luz en 2026, dice Mercero que cuando escriben a seis manos se guían por unas escaletas muy detalladas porque tienen que repartir el trabajo, y ya está en ellas lo que tiene que pasar escrito de una forma muy minuciosa. "La verdad es que a la hora de escribir resulta un tanto funcionarial. Falta ponerlo un poco bonito, pero ya está todo". Aquí no quería hacerlo igual. Como guionista que es, trabajó también con escaleta, pero de una forma mucho más relajada. "A lo mejor la escaleta decía: capítulo 13, Julia y Pío se conocen. Y ya está", cuenta. Menos relajado es lo de publicar solo después de hacerlo en trío, porque toda la responsabilidad, para lo bueno y para lo malo, recae en uno. "Llevo un par de días durmiendo mal porque me pongo nervioso cuando publico un libro. Y con Carmen Mola duermo como un cesto. Somos tres y, si va muy mal, nos tomamos unas copas y salimos adelante". ¿Le gustaría que la novela se llevara al cine? "Sí. La veo muy audiovisual". Y añade quien ha estado detrás de series como 'Hospital Central': "No me parece tan cara la reconstrucción de esta época, porque es 1916, de acuerdo, pero en una pequeña aldea. El mundo rural siempre es más sencillo. Y reconstruir el Madrid de los años 70 tampoco es tan complicado, quitar alguna antena parabólica y aparato de aire acondicionado. Por lo demás -concluye- se podría".
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