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» Elterritorio
Fecha: 01/10/2025 03:43
A los 15 años, el atleta de Bernardo de Irigoyen se animó a competir nuevamente en los Juegos Nacionales Evita tras un grave accidente que lo alejó de las pistas. Su historia, ejemplo. miércoles 01 de octubre de 2025 | 1:00hs. “Decidí que iba a volver con todo”, le confesó Máximo a El Territorio. Desde la punta más oriental del país, Máximo López encontró en el atletismo una pasión que lo impulsó a levantarse después de un accidente donde sufrió algunas fracturas que amenazó con detener su sueño. Hoy, con el apoyo de su familia y su profesor, corre nuevamente por Misiones y por todo lo que aprendió en el camino. “Tengo 15 años y soy de la localidad de Bernardo de Irigoyen”, se presentó con una sonrisa Máximo López, uno de los jóvenes atletas misioneros que llegaron a Mar del Plata para representar a la provincia en los Juegos Nacionales Evita. Chicas y chicos aprovecharon el sol de la tarde para conocer el mar. Su historia no es sólo la de un deportista que entrena y compite, es la de un chico que se levantó después de una caída y decidió volver a correr. Todo comenzó en 2019, cuando todavía era un niño. “Fue una ilusión, fue en los intercolegiales de atletismo, mi profe me vio y me probó. Empecé a sacar medalla tras medalla y en 2021 ya competía en los intercolegiales del secundario. Fui a los zonales, regionales y después al provincial”, recordó. Ese recorrido lo llevó por primera vez a los Evita en 2023, con apenas 13 años. “Era uno de los más chicos de Misiones. Los demás tenían 14 o 15, pero fue algo emocionante, me sentí muy orgulloso.” La pista atlética vivió un martes plagado de emociones. fotos: mariana Poplawski Sin embargo, la alegría se detuvo abruptamente el año pasado. Máxi sufrió un accidente de moto que lo dejó fuera de las pistas. “Tuve fractura en el pie izquierdo, me rompí cuatro dedos. Fue algo muy difícil, tuve que tener mucha recuperación, pero fui mejorando poco a poco”, contó. La pausa fue larga y dolorosa pero la determinación pudo más. “Decidí que iba a volver con todo. Así los días de lluvia y los días de frío no me importaban, igual entrenaba porque sabía que tenía un objetivo, llegar otra vez a los Juegos Evita”. El lugar donde entrena es humilde pero cargado de significado. “Entreno atrás de un colegio, en un campo. Hago pasadas y corridas en diferentes distancias. Es todo pasto, no es una pista profesional pero sirve para entrenar”, describió. Son unos 200 metros de terreno donde se mide a sí mismo cada lunes, miércoles y viernes, bajo la mirada de su entrenador Julián Dominguera, “uno de los jueces más viejos del atletismo”, comentó. A pesar de las dificultades, Maxi nunca perdió las ganas. Su familia fue el motor que lo sostuvo: “Mi papá y mis dos hermanos son mi motivación día a día para poder venir acá”. De hecho su padre, Luis López, fue también atleta, corredor de 100 metros llanos, y fue quien descubrió el talento de su hijo. “Me vio que tenía velocidad, le comentó a mi profe y ahí fue cuando empezó todo”, dijo. Hoy, ya recuperado, vuelve a correr con otra mirada. “Ahora sí, con más confianza, sabiendo que confío en mis entrenamientos, en lo que venía haciendo. Confío en que puedo”, afirmó. “Si uno se propone algo tiene que darlo todo. Con entrenamiento todo es posible. Hay que luchar por eso, tarde o temprano siempre llega”. Máximo compitió en los 80 metros llanos en la jornada de ayer y estuvo muy cerca del podio, demostrando todo el trabajo realizado durante los meses de preparación. Pero su participación no terminó allí, en los próximos días continuará en acción en las pruebas de posta 5x80, 8x200 y salto en largo, donde buscará dejar a Misiones en lo más alto y disfrutar nuevamente de la experiencia nacional que tanto esperaba, la de los Evita. Mientras disfruta de la experiencia, sus palabras resumen el espíritu de miles de jóvenes que viven el deporte como una forma de superarse. “Que todo lo que se propongan, lo hagan de verdad. Que trabajen por eso. Que si lo hacen de corazón, llega”, sentenció. Desde un pequeño pueblo misionero, entre pasto, tierra y mucho corazón, Máximo López vuelve a demostrar que la velocidad no solo está en las piernas sino en la fuerza del alma. Porque cuando el sueño es fuerte ni una fractura puede frenarlo.
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