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» Misionesopina
Fecha: 30/09/2025 16:55
En la rutina de conducir, la presión de los neumáticos aparece en muchos casos como un detalle menor, aunque según diversos especialistas consultados, desempeña un rol decisivo para la seguridad, el consumo de combustible y la vida útil del auto. Mantener las cubiertas correctamente infladas previene accidentes y aumenta la eficiencia del vehículo. Distintos análisis técnicos y encuestas sobre el comportamiento de los conductores confirman errores frecuentes, tanto para quienes transitan la ciudad como para quienes se embarcan en viajes extensos. No hay un valor universal para todos los autos. La presión ideal depende de variables como el modelo, el peso y la carga. Los manuales y etiquetas ubicadas en zonas estratégicas del vehículo —como la puerta del conductor, la guantera o la tapa del tanque de combustible— indican cuál es el parámetro adecuado. Usar cifras genéricas o recomendaciones no basadas en información oficial puede generar situaciones de riesgo, tal como coinciden distintas fuentes técnicas. Una consulta reciente reveló que solo tres de cada diez conductores conoce dónde consultar esos datos o identifica cuándo es necesario reemplazar un neumático desgastado. La falta de información precisa deriva en prácticas cotidianas incorrectas, que pueden derivar en consecuencias evitablemente negativas. El uso de unidades de medida varía según la geografía. En Argentina y la mayoría de los países latinoamericanos, los valores aparecen expresados en bar o en kg/cm², mientras que en Estados Unidos se emplea la escala psi (libras por pulgada cuadrada). Para transformación práctica, 1 bar equivale a 14,50 psi. Acceder a la unidad apropiada evita errores al momento de leer el manómetro o utilizar el inflador. Consultar el manual del vehículo permite inflar los neumáticos con los valores exactos recomendados (Imagen Ilustrativa Infobae) Al preparar un viaje por rutas, muchos expertos sugieren sumar entre 0,2 y 0,3 kg/cm² de presión respecto al uso diario en ciudad, especialmente cuando el auto lleva pasajeros y equipaje. Este ajuste mejora la estabilidad y reduce deformaciones producidas por el calor al circular durante largos períodos a mayor velocidad. Si el manual indica que el neumático requiere 2,2 kg/cm² para la circulación urbana, puede aumentarse a 2,4 o 2,5 kg/cm² para trayectos prolongados. Este margen favorece el control frente a eventuales maniobras de emergencia o frenadas imprevistas. La medición de la presión también requiere atención especial. Los técnicos alertan sobre la importancia de chequear la presión siempre con los neumáticos fríos, antes de iniciar marcha o luego de haber circulado una distancia mínima. Medir la presión en un automotor que ya recorrió varias cuadras altera el valor por efecto del calor. Revisar con frecuencia los neumáticos y emplear instrumentos adecuados previene inconvenientes. En ese sentido, los especialistas recomiendan utilizar manómetros propios y no depender únicamente de los infladores de estaciones de servicio, que suelen contar con dispositivos descalibrados. Seis errores comunes al inflar neumáticos A continuación, los principales errores detectados por los expertos y evidenciados en relevamientos sobre prácticas de conductores en la región: No revisar la presión con la frecuencia adecuadaMuchos usuarios solo controlan la presión ante una pinchadura o problemas visibles, y excluyen revisiones mensuales o previas a trayectos largos. Esta omisión genera desgaste desigual, reduce la adherencia y aumenta la probabilidad de accidentes. Chequear antes de viajes extensos y, como hábito, al menos una vez por mes, minimiza riesgos. Medir la presión con los neumáticos calientesUn error habitual consiste en medir la presión después de circular diez minutos o más. El calor inflado eleva el valor leído, lo que provoca que se desinfle el neumático de más o se mantenga una presión insuficiente al regresar a la temperatura original. Realizar el control en frío, o esperar a que el neumático baje a temperatura ambiente, mejora la exactitud de la medición. Confiar ciegamente en los manómetros de estaciones de servicioLos equipos de medición de uso público muchas veces no reciben calibración periódica. Utilizar siempre el inflador de la estación, sin comprobar su precisión, deja al vehículo expuesto a errores de presión. Invertir en un manómetro propio garantiza control confiable y evita inflados incorrectos. Ignorar la rueda de auxilioEl neumático de repuesto suele quedar relegado en el baúl, fuera de los chequeos periódicos. En caso de requerirlo tras un pinchazo o reventón, es frecuente que el auxilio esté sin aire o en condiciones inadecuadas. Incluir la rueda de auxilio en cada control regular simplifica las soluciones frente a emergencias y evita complicaciones adicionales. Desconocer el valor recomendadoUna minoría de los conductores accede a la información oficial sobre la presión adecuada. Este desconocimiento conduce a inflar las ruedas según sugerencias genéricas, consejos no especializados o por imitación. Las etiquetas y el manual resuelven la incertidumbre y permiten adaptarse a la carga y el tipo de trayecto. Usar valores generales y no los específicos del fabricanteEs común inflar siguiendo recomendaciones escuchadas entre allegados o aplicando el mismo criterio para neumáticos de diferentes vehículos. Sin consultar el manual o la etiqueta, se adoptan rangos de presión que pueden no corresponder con el diseño o el peso real del auto. Utilizar siempre los parámetros sugeridos por el fabricante asegura el correcto desempeño y alarga la vida útil de las cubiertas. El ajuste de la presión en la ciudad y en ruta requiere prestar atención al nivel de carga transportado y a la duración del viaje. Circulando en vías urbanas o recorridos cortos con temperaturas moderadas, la presión indicada por el fabricante suele resultar suficiente. Para viajes largos, la necesidad de sumar presión responde a la elevación de la temperatura de los neumáticos y al trabajo adicional que producen el peso y la velocidad sostenida. Especialistas recomiendan revisar la presión luego de cambios bruscos de temperatura ambiental. El calor intenso o las bajas extremas influyen en el nivel de aire y pueden modificar los valores establecidos días antes. Circular con neumáticos bajos de presión no solo acelera el desgaste, también multiplica la posibilidad de reventón y aumenta el consumo de combustible. La superficie de contacto se incrementa y el caucho se deforma al avanzar. Por el contrario, inflar por encima del valor recomendado disminuye el área de apoyo y genera desgaste central acelerado, lo que también merma la durabilidad del neumático. El proceso de medición no debe depender exclusivamente de la rutina previa a grandes viajes. Los controles preventivos mensuales y la atención extra ante condiciones climáticas extremas favorecen la detección temprana de fallas o pérdidas lentas de aire. Algunos técnicos sugieren, en caso de haber recorrido varios kilómetros antes del control y no poder esperar, sumar 0,2 kg/cm² al valor hallado con el neumático caliente, lo que compensa la alteración por temperatura y evita desinflar en exceso. El hábito de incluir el chequeo de la rueda de auxilio al mismo tiempo que las principales anticipa contratiempos, sobre todo en zonas alejadas de centros urbanos, donde acceder a infladores o recambios resulta menos frecuente. La extensión de la vida útil de los neumáticos depende también del estado general de la cubierta y de evitar pinchazos reparados de forma improvisada o el uso prolongado de ruedas que muestran signos de desgaste importante. Los especialistas insisten en la consulta a fuentes oficiales y al recambio planificado en base a kilometraje y desempeño observable. La seguridad vial y la eficiencia del vehículo encuentran en la presión adecuada de los neumáticos uno de sus pilares elementales. El conocimiento de las recomendaciones del fabricante, la aplicación regular de controles con instrumentos confiables y la atención a la unidad de medida utilizada en cada contexto aportan a una conducción más segura y económica. Fuente: Infobae
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