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  • Boca y River en su peor momento: ya no meten miedo, se les animan todos y los hinchas pierden la paciencia

    Parana » NSA

    Fecha: 30/09/2025 13:54

    Boca y River en su peor momento: ya no meten miedo, se les animan todos y los hinchas pierden la paciencia Los dos colosos del fútbol argentino ya no meten miedo. A pesar de su robustez económica, su convocatoria y el peso específico de la camiseta, a Boca y a River se le animan cualquiera. Defensa y Justicia y Riestra lo demostraron este fin de semana. No necesitaron la bíblica piedra de David, pero dejaron claro que enfrente no hay un Goliat azul y oro ni de banda roja. Apenas dos equipos terrenales, imperfectos, que encienden los nervios de sus hinchas porque no colman su expectativas ni están cerca de lograr sus objetivos. ¿Qué les pasa a Boca y a River? Esa es la pregunta que se hacen propios y extraños. Si se mira la tabla anual, cualquiera podría decir que existe cierto grado de exageración. También, que la vara está baja. La gente es exigente. Sobre todo, cuando se abre la billetera y no llegan los resultados esperados. Pero el análisis, claro, es más profundo. Boca, sin rumbo Si el primer semestre había sido lamentable, con la eliminación en la fase 2 de la Libertadores ante Alianza Lima en la Bombonera, la segunda parte del año no puede ser peor. Con Fernando Gago no se cumplió ningún objetivo y fue despedido tras perder el Superclásico en el Monumental. El interinato de Mariano Herrón terminó abruptamente con la derrota en los cuartos de final del Torneo Apertura ante Independiente. Lo que siguió fue un arranque esperanzador con Miguel Ángel Russo que se diluyó demasiado pronto. Boca solo ganó 3 de los 18 partidos disputados en los últimos tres meses. Fue durante un veranito de tres victorias consecutivas (Independiente Rivadavia, Banfield y Aldosivi). Sin embargo, dio vergüenza en el Mundial de Clubes ante los jugadores amateurs del Auckland City; alcanzó el peor registro en 120 años de historia con doce partidos sin victorias; quedó afuera de la Copa Argentina en los 16avos de final contra Atlético Tucumán; y este sábado, con la caída en Florencio Varela, no puede asegurar su boleto para la Libertadores 2026. No es inalcanzable, está claro. Incluso, todavía puede ser campeón. Pero, por ahora, no sobran argumentos futbolísticos. Más allá de la frágil salud de Russo, que ni siquiera pudo estar en el banco ante Defensa y Justicia, durante todo su ciclo no encontró el mejor funcionamiento. Hubo un ratito ante Central Córdoba, sobre todo el primer tiempo, pero se cayó en el complemento y de ganar 2 a 0 pasó a empatar 2 a 2. El Halcón le ganó a Boca y puso en duda la levantada del equipo de Russo. Foto: Fernando de la Orden En los últimos partidos, encontró el once, con algunos retoques. Así y todo, hay bajos niveles. En el arco no hay garantías con Agustín Marchesín. Adelante, no se halla Miguel Merentiel con la compañía de otro “9”, ya sea Edinson Cavani o Milton Giménez. El pase de Alan Velasco costó 10 millones de dólares y no está a la altura. Carlos Palacios tampoco. Ni siquiera Leandro Paredes logra sacar de su pozo a Boca. Sin dudas, le dio un salto de calidad. Es clave en la salida, el principal generador del juego y el dueño de la pelota parada. Se trata de un oasis en el medio del desierto xeneize. Su impotencia en la última pelota que jugó en el Tito Tomaghello fue un reflejo del momento que atraviesa Boca. Ni la calidad de Paredes le alcanza a Boca. Foto: Fernando de la Orden Juan Román Riquelme ya empezó a desgastar su imagen de ídolo. Quien supo ser uno de los futbolistas más trascendentes de la vida del club, hoy es apuntado por una gestión en la que pasan los técnicos y los jugadores y no se logran títulos. El presidente gastó 25 millones de dólares para reforzar al equipo de Gago y casi 10 millones en potenciar el conjunto de Russo. Tiene que jugar un solo campeonato y hoy está sexto en el Grupo A del Torneo Clausura y cuarto -en zona de Sudamericana- en la tabla anual. La Bombonera, que se jacta de alentar, ya no oculta su fastidio. Hubo silbidos, se cantó contra los jugadores y hasta la ligó «la Comisión», un claro mensaje a Riquelme. El domingo, contra Newell’s, volverá a ser un cabildo abierto. River, en un laberinto El regreso de Marcelo Gallardo era esperado por todos los hinchas, sobre todo después de que el ciclo de Martín Demichelis iba camino a chocarse contra un iceberg. Sin embargo, la segunda etapa del Muñeco, con la estatua latente en Figueroa Alcorta, está a la deriva y cerca de naufragar. «Ya probé todo», dice Gallardo. Foto: Maxi Failla River se encuentra atrapado en sí mismo. Y después de una semana negra en la que se quedó eliminado con Palmeiras y perdió de local contra Deportivo Riestra, el partido con Racing por la Copa Argentina es a todo o nada. Es que este River de Gallardo no para de sumar frustraciones. Desde que volvió el entrenador más ganador de la historia, el club de Núñez perdió todos los duelos claves, algo que era diametralmente opuesto en el primer ciclo del laureado entrenador y que fue uno de sus estandartes para acumular gloria. La semifinal con Atlético Mineiro de 2024 y los cuartos de final con Palmeiras este año en la Copa Libertadores; la Supercopa Internacional con Talleres; la eliminación con Platense en los playoffs del Apertura y no pasar la fase de grupos en el Mundial de Clubes. Y tras la derrota contra Riestra llegó a la cuarta caída consecutiva, algo que no sucedía desde 2010, en tiempos oscuros. Lo más – y único- destacable fueron las dos victorias a Boca, tanto en la Bombonera (con suplentes) como en el Monumental. Pero la inversión que hizo River desde la llegada del Muñeco fue para pensar en grande. Se desembolsaron más de 70 millones de dólares en tres mercados de pases y una importante masa salarial para los jugadores. Sin embargo, para Gallardo el plantel sigue «en construcción», dado el recambio ante la gran cantidad de salidas y llegadas. Pero, en algunos sectores, como en el mediocampo, continúa desequilibrado. Y en lo futbolístico, se perdió intensidad, una marca registrada del primer ciclo del Muñeco, y los de más jerarquía, en general, están achacados físicamente. A su vez, sufre como nunca en las pelotas paradas y a los rivales les cuesta poco hacerle goles. Además, no hay rebeldía y carácter. Por eso, ante cada golpe y en la adversidad, al equipo le cuesta mucho levantarse. Y el promedio de edad apenas se bajó, con las incorporaciones de algunos juveniles, como Lautaro Rivero, Santiago Lencina, Juan Cruz Meza, Agustín De La Cuesta y Giorgio Costantini. Gallardo probó de todo y no le sale. No encuentra el funcionamiento. Parece desorientado. Pero afirmó que no parará hasta conseguir lo que pretende, es decir un equipo que sea representativo y genere una identidad. Pero la gente está impaciente. El domingo, en el Monumental, los hinchas se manifestaron y apuntaron contra los jugadores, a los que despidió con una lluvia de silbidos tras la deshonrosa derrota con Riestra. Y por lo bajo ya se oyen cada vez más cuestionamientos al hombre de la estatua, que vive su peor momento en River y el jueves se juega mucho en la «final» con Racing.

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